Actriz, guionista, dramaturga, directora de teatro y cine. A la extensa y multifacética descripción de Romina Tamburello hay que agregarle ahora: escritora premiada. La viuda del diablo es el nombre de su libro, que ganó la primera mención del concurso de novela de Ediciones Futurock y ya está a la venta en la página de la editorial, con envíos a todo el país. La historia comienza con un duelo, pero no hay lamentación, porque Romina sabe combinar ligereza con complejidad. "Laura viaja a Punta del Diablo a vender su último bien ganancial: un hostel de playa. La visita a la vida que su ex armó sin ella se convierte en un viaje al paraíso perdido, un paseo errante por los laberintos de la memoria, un duelo frente al mar". Tal el argumento que premió el jurado integrado por Claudia Piñeiro, Sergio Bizzio y Fabián Casas. “Leí La viuda del diablo de un tirón y me fascinó porque es engañosa: se presenta como una película de cine shampoo, de esas que te ayudan a pasar el sábado, pero esconde un corazón sofisticado, con personajes muy bien construidos, inestables y complejos", dijo Casas. 

En el video de la entrega de premios, justo cuando el poeta hace semejante elogio, ella está congelada. Demoró un rato en festejarlo porque se enteró tarde. Fue una premiación virtual, y las plataformas, se sabe, pueden ser traicioneras. "Ellos dicen quién es y había un delay y no me imaginaba que podíamos llegar a ganar", dice Romina, así, en plural. El primer premio del concurso fue para Ovejas, de Sebastián Ávila. "Cuando Fabián Casas empieza a decir lo del cine shampoo, me pareció como el mejor elogio, primero que la vinculen con el cine, que es también lo que yo hago, y segundo que digan esas cosas porque, cuando una escribe no se puede imaginar si le va a gustar al otro o no", cuenta con su hablar rápido. 

El relato parte de su propia vida. "La empecé a escribir hace muchos años, cuando estaba por vender el hostel... que le vendí a mi ex. Iba un poco de eso la novela. Cuando empezaron a pasar los años y no podía resolver lo de vender el hostel, bueno, me fui de viaje varias veces, compartí muchas cosas en ese lugar". Es decir que la novela se fue escribiendo mientras sucedía. "Cuando empezó la pandemia, yo tenía muchas cosas escritas, pero desordenadas y con la tutoría de Luz Vítolo, me senté un año entero a darle una última versión", sigue. 

--O sea que es una novela hija de la pandemia.

–En realidad no, no porque lleva ocho años. Es hija del proceso de poder ir a vender ese hostel. Pero sí lo que pasó con la pandemia fue que, antes, yo la iba abandonando o la iba dejando a un lado por los distintos proyectos que me aparecían, en Canal Encuentro, Vera, cosas para actuar. Entonces la novela siempre quedaba relegada, a un lugar de escribir por el simple placer de escribir. Y cuando sucedió lo de la pandemia, como estábamos todos encerrados, fue la excusa ideal para darle un cierre.

Lo que Romina menciona al pasar son Catalina, la mujer de la bandera, el documental que escribió y dirigió para Canal Encuentro, estrenado en 2021. Y la dirección, junto cpn Federico Actis, de Vera, un proyecto de largometraje de ficción argentino protagonizado por Inés Estévez, que tiene fecha de rodaje para marzo de este año. Fue ganador del Concurso Federal de Desarrollo de Proyectos Raymundo Gleyzer del INCAA y del Premio Espacio Santafesino para Desarrollo de Largometrajes que otorga el Gobierno de la Provincia de Santa Fe. También cuenta con el Interés del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales Argentino (INCAA) en la modalidad de Audiencia Media. Tamburello forma parte de la productora Pez junto con Federico Actis y Santiago King. 

Todo eso, y escribir La viuda del Diablo. Luz Vítolo, la tutora -autora de La lógica del daño- le llegó de la mano del Tarot, y del escritor Juan Esklar. Son amigos y hace algunos años, Romina le pidió que acompañara su escritura. La respuesta la dieron las cartas: iba a ser una mujer joven, que todavía no conocía. 

Y la frutilla del postre: recibir la primera mención en un concurso. "Cuando supe que, de 600 novelas, habían quedado 15 preclasificadas, ya era para mí un honor que lo estuvieran leyendo Claudia Piñeiro, Sergio Bissio y Fabián Casas", dice ahora. El número exacto de trabajos presentados fue 589. 

Los elogios y la edición vinieron después. "Es una historia a la que el lector entra suavemente, se relaja y encuentra un lugar tan cómodo y con tan preciosos personajes que ya no quiere salir", dijo Piñeiro, mientras Bizzio expresó: "El tono inmediato y aparentemente ligero esconde entre los pliegues una enorme dosis de dolor y soledad. Su lectura, sin embargo, es una experiencia feliz, como con toda literatura verdadera”. 

Lo verdadero no tiene por qué ser real en literatura, pero en este caso, la historia aludía a la biografía de la escritora. ¿Es por eso una literatura del yo? ¿Cómo construyó su narración? "La novela tiene un epígrafe que dice que toda historia tiene tres versiones, la tuya, la mía, la verdad, y nadie está mintiendo. Desde ahí empecé a escribir. No es una literatura del yo para nada, pero sí tiene muchas cosas mías, y muchas cosas que pasaron, muy ficcionalizadas, con el recuerdo mío después de muchos años. Entonces, es eso de que tragedia más tiempo, se convierte en comedia. Tuvo que pasar el tiempo... Hay personajes reales, por ejemplo mi amigo, el que me acompañó para vender el hostel, que es Esteban Trivisonno, está con su nombre y apellido". 

Romina ya abrió una carpeta en su computadora con el nombre "segunda novela". "Empecé a poner archivos que escribo desde hace unos años y que me gustaría que estuvieran, pero todo muy desordenado y sé que me va a llevar mucho tiempo", asegura. En paralelo, tiene que afrontar "proyectos más urgentes, que tienen que ver con el orden de lo laboral y no tanto el placer de escribir literatura". 

--¿Cómo haces para hacer tantas cosas?

--Ahora estoy teniendo una relación de amor romántico con el ocio. Me tomé todo enero de vacaciones y no quiero volver a trabajar (risas). Ahora, hablando en serio, creo que me gusta mucho trabajar con las personas que trabajo, porque ni siquiera esta novela te puedo decir que la escribí sola, fue como un trabajo en equipo de un montón de gente que está ahí, atajando. La tutoría de Luz Vítolo y un montón de otras cosas más. Compartir con la gente que estoy compartiendo hace que cada vez nos den más ganas de hacer más cosas juntas, y cada vez más ganas de laburar.