El cine político jugó un rol esencial en la denuncia de los regímenes totalitarios e injusticias del sistema desde los ‘60 en adelante, tanto en Argentina como en América latina. Sin embargo, en estados democráticos resulta también importante la producción de este tipo de películas porque al incrementarse los derechos en distintas sociedades a través de legislaciones más modernas, también avanza el incumplimiento por parte de los gobiernos de turno. Este es uno de los sentidos del 7º Festival Internacional de Cine Político (Ficip), que se desarrollará entre hoy y el miércoles 31 de mayo en el Cine.ar Gaumont y en otras siete salas. A lo largo de una semana podrán verse 88 obras de treinta países: 48 largos, 12 mediometrajes y 26 cortos de Alemania, Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Cuba, Dinamarca, España, EE. UU., Francia, Grecia, Hungría, India, Irak, Italia, México, Palestina, Paraguay, Reino Unido, Rumania, Rusia, Suecia, Serbia, Siria, Suiza, Turquía, Uruguay y Venezuela. 

“En la 7ª edición de este festival, con un mundo al borde de una tercera guerra, aunque ya existe una guerra por goteo, hemos elegido como tema Migración y Economía. ¿Por qué estas dos temáticas juntas?  Porque consideramos que las migraciones no son otra cosa que el resultado de políticas económicas de hambre, en algunos casos, y en otros de guerras religiosas, tribales o territoriales, provocadas e inventadas por el imperio económico con el gran negocio de la venta de armas, con la intención de apropiarse de los recursos naturales, del petróleo, etcétera”, señalan desde la comisión directiva que organiza el Ficip, cuya directora artística y programadora es Clara Isasmendi. En rigor, el tema también es elegido en un momento justo en cuanto a lo que se refiere a política internacional por la decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre su nefasta política antimigratoria. El acto de apertura será hoy a las 19.30 en el Gaumont, con la proyección de Bilderberg, un documental sobre los orígenes, desarrollo y expansión de una de las organizaciones más elitistas y secretas del mundo: El Club Bilderberg. El guión corresponde a Daniel Estulin, quien trabajó como agente de contra espionaje del Servicio Federal de Seguridad (FSB), la agencia de inteligencia rusa. El director es el estadounidense Joan Cutrina. 

Entre los films de la Competencia Internacional de Largometrajes figura Cuba libre, de Jorge Luis Sánchez. Esta ficción está ambientada en el final de la guerra hispano–cubano-norteamericana en el siglo XIX. Los norteamericanos se comportan como un Ejército de ocupación tras la derrota de España en alianza con los mambises cubanos. El film muestra los acontecimientos en que convergen los tres ejércitos a través del comportamiento de dos niños cubanos, Samuel y Simón, que en 1898, viven intensamente el momento. Otro de los títulos en Competencia es el suizo Grozny blues, de Nicola Bellucci, seleccionado en dos prestigiosos festivales como el de Locarno y el Festival Visions du Réel, de Nyon. El film sigue la vida cotidiana de un puñado de personas en Grozny, capital de Chechenia, en guerra. Se ven activistas de derechos humanos, un grupo de jóvenes músicos, el propietario de un club de blues, tratando de encontrar su camino en una sociedad dividida por la represión, las costumbres arcaicas y la incapacidad de llegar a un acuerdo con la historia reciente. 

En la Competencia Oficial de Largometrajes Argentinos (COAL), el Ficip permite ver dos films ya estrenados en Buenos Aires, pero muy destacables. Uno es La larga noche de Francisco Sanctis, ópera prima de Francisco Márquez y Andrea Testa, que fue elegida Mejor Película de la Competencia Internacional del 18º Bafici y que participó en Un Certain Regard de Cannes 2016. Versión libre de la novela del escritor argentino Humberto Costantini, plantea un debate ético del protagonista, un hombre común que pasa sus días trabajando en una oficina en plena dictadura. Todo cambia cuando se entera por una compañera que a la noche van a ir a secuestrar a dos personas. La mujer le da los nombres y la dirección y la trama muestra el debate interno de este hombre: si es solidario y les avisa va a poner en riesgo su propia vida. Si no lo hace, cargará con el peso de su conciencia. La otra argentina, Los cuerpos dóciles, es muy diferente a la anterior pero también tiene en cuenta el planteo ético. El documental de Matías Scarvaci y Diego Gachassín sigue meticulosamente la labor del abogado Alfredo García Kalb en su trabajo de defender criminales y marginales. 

* Programación completa, sedes y horarios: www.ficip.com.ar