“Cuando el agua llega a la esquina de San Luis y Lamadrid, ya es tarde”, aseveró Jorge Sales, Director General de la Subsecretaría de Obras Públicas de la comuna capitalina. Salta 12 le consultó sobre los problemas que cada verano lluvioso atraviesan los vecinos de Villa Cristina y Villa Chartas, dos barrios situados al oeste de la ciudad y a pocas cuadras de Plaza 9 de Julio. El funcionario les dio la razón. Todos ellos consideran que las obras realizadas hasta la actualidad son insuficientes y poco útiles para resolver situaciones de larga data.

Sales explicó que se tramitan fondos ante el Ministerio de Obras Públicas de Nación para concretar un proyecto que solucionará definitivamente las recurrentes inundaciones en esa zona. El financiamiento se gestiona ante la Secretaría de Infraestructura y Políticas Hídricas, dentro de los programas Argentina Hace II y ENHOSA.

Una vez que se autorice la obra y se liberen los fondos, se colocarán más drenajes para el agua en arterias situadas por encima del nivel donde se encuentra la Cuenca San Luis. Esa pequeña depresión se extiende desde la actual Plaza Gurruchaga hasta calle La Rioja aproximadamente. El objetivo es que durante las precipitaciones abundantes, el líquido drene hacia los canales existentes sin que se acumule.

Además la comuna planea mejorar los canales secundarios que derivan el agua hacia el ducto principal, que corre por calles Alvear y Esteco. Por otro lado, ese canal primario será renovado en su totalidad y en hormigón, porque se trata de una construcción en ladrillo de más de cincuenta años. Estiman que toda la obra demandará alrededor de 18 meses.

¿Será suficiente?

Vecina de la esquina de San Luis y Lamadrid marcando hasta dónde subió el agua

Después de la primera lluvia torrencial del año (4 de enero), una vecina de la intersección de Lamadrid y San Luis, relató a Salta 12 como el agua subió rápidamente mientras se desarrollaba la tormenta. Se elevó más de medio metro y entró hasta el vestíbulo de su casa, a pesar que fue construida algunos escalones arriba de la vereda y cuenta con compuertas. “Aquí, las boca de tormenta son pequeñas, usted puede verlas”, dijo señalando la más próxima. “La intendenta vino a inaugurar a fin de año una reja en la calle, nos dijo que no volveríamos a tener problemas y se fue”, se quejó.

Imbornales en la jerga técnica, el enrejado que describió, teóricamente permite guiar el agua que corre por las calles hacia viejos canales secundarios. Una vez en ellos, circulan hasta el canal principal situado en calle Esteco. Por ahora, esa estrategia (colocar más salidas al agua) representa un cambio en la visión municipal.

Sin embargo, las obra también implican mantenimiento después de cada tormenta. Un vecino que vive pasando ese enrejado, sobre calle Lamadrid, entre San Luis y Pasaje Anta, se quejó porque después de la tormenta del 4 de enero, tuvo que colocar ramas de árboles y gomas viejas encima del drenaje nuevo. Las rejas se hundieron y se taparon con basura. Por varios días y representaron un grave riesgo para motos y automóviles.

Durante las dos primeras tormentas de año, los vecinos que viven por la zona que delimitan las calles Lamadrid y Laprida, y San Luis hasta La Rioja, se llevaron la peor parte. Incluso durante la tormenta después de fin de año, circuló un posteo en redes sociales con el video de una persona paseando en canoa por Laprida y Pasaje Anta.

La dueña de un pequeño kiosco sobre calle San Luis frente la Plaza Gurruchaga, contó a Salta 12 que el agua subió hasta su casa al comenzar Enero. Después de la tormenta de finales del mismo mes, dos vecinas con negocios sobre calle 10 de Octubre frente al mismo espacio verde, se quejaron que las bombas de la cisterna construida durante la gestión comunal de Gustavo Sáenz no funcionan. Opinaron que las rejas o imbornales colocados hace poco por la comuna alrededor de la Plaza parecen cumplir mejor la función de desagotar el líquido cuando se acumula.

“Antes tenía que esperar casi tres horas hasta que el agua baje. En las últimas dos lluvias bajó más rápido. Pero eso no pasó por las bombas de la cisterna de la plaza”, opinó una de ellas dueña de un gimnasio en calle 10 de Octubre. El recientemente asumido Sub Secretario de Obras Públicas, Juan Carlos Segura, aseguró a Salta 12 que revisaría personalmente el funcionamiento de las bombas y el estado de la cisterna ubicada en Plaza Gurruchaga.

El lago de Ángel Guido en Tres Cerritos

Hace falta una mirada integral de la topografía del valle de Lerma para comprender mejor los ciclos en su comportamiento hídrico. En el pasado urbano remoto, los primeros dameros diseñados por los colonizadores, hace ya más de cuatrocientos años, fueron distribuidos en una zona rodeada por tagaretes. Es decir, muy cerca del puñado de manzanas originales, había canales naturales por dónde circulaba el agua que corría buscando la pendiente norte-sur.

Buena parte de ese relato histórico les otorga un rol: los canales funcionaron como barreras naturales que dificultaron el acecho de habitantes originarios a la floreciente población foránea asentada. Sin embargo, el correr de los siglos da cuenta de otras funciones y problemas. Esos canales alimentaban numerosas lagunas diseminadas por el norte y el oeste. Hasta finales del siglo XIX el territorio que ellas ocupaban se visualizaba alejado de la trama urbana principal.

Plano antiguo de 1891 con la vieja Laguna de Chartas

El historiador Miguel Ángel Cáseres, opinó que con el correr de los años queda claro que “la desidia de los políticos de turno repercute hasta el presente”. Vecino y autor de numerosos libros como “Barrios, villas y calles de Salta”, explicó a Salta 12 que durante las primeras décadas del siglo pasado, se disecaron varias lagunas debido a problemas de salud pública. “Calle San Juan era el viejo cauce del Río Primero, generador de todas las lagunas del Oeste”.

El pensamiento higienista del siglo pasado recomendaba rellenar lagunas y cursos de agua para urbanizar. Con el tiempo se fragmentaron viejas fincas y chacras que concentraban la producción agrícola y ganadera que abastecía la ciudad de Salta. Una de las lagunas mejor representadas y que forma parte del patrimonio visual que resguarda el Cabildo Histórico, aparece en el plano del primer Plan Regulador de Salta diseñado por Ángel Guido, que data de 1936. 

No fue llevado a la práctica porque planteaba dividir en dos la Plaza 9 de Julio para que la atravesara una ancha avenida y otras obras (como un casino) que no formaban parte del espíritu que el intendente de entonces, Ceferino Velarde, pretendía imprimir a la ciudad.

Plano de Ángel Guido de 1936

Sin embargo, si Miguel Isa durante su gestión al frente de la comuna (2003-2015), lo hubiese estudiado con atención, posiblemente habría advertido el problema que representaba solucionar la inundación recurrente que aún en este siglo padecen vecinos de los barrios Tres Cerritos, Ferroviario, Postal y Villa Belgrano cada vez que parece que se cae el cielo.

Si el lector atento se enfoca solamente en el lago, deberá prestar atención a la distancia que media entre la vía del tren y el vértice del Cerro 20 de Febrero. Es el área del paredón imaginado en el mapa de Guido, para contener al espejo de agua que para 1936 todavía existía. 

Sobre un plano actual de la ciudad, correspondería aproximadamente a la distancia que media entre la esquina de calles Deán Funes y Aniceto La Torre, hasta la intersección de Avenida del Bicentenario con Avenida Uruguay. El límite Este del lago se puede interpretar hoy por una de las curva de nivel en esa zona de la ciudad (cota 1200) y que atraviesa la actual calle Los Mandarinos en Tres Cerritos. Especulando con la forma que toma esa misma cota sobre un software de cartografía, el límite Norte del Lago llegaría hasta cerca de la segunda rotonda de Tres Cerritos y bajaría por calles Las Paltas, Los Yuchanes y Las Araucarias, ya en Barrio Ferroviario.

Después de la tormenta del 26 de Enero pasado, vecinos de calle Los Nogales se quejaban en un canal de noticias local, que el Canal de Los Manzanos había cedido en varias partes y comprometía sus casas.

Pintada de los vecinos en el cartel de obra durante la construcción del canal de Los Manzanos

El Plan de Desagüe Fluvial del BID

La futura obra que proyecta la comuna para terminar con los problemas de inundación en la Cuenca San Luis, se desprenden de un diagnóstico integral elaborado para toda la trama urbana capitalina. Fue encargado por la anterior administración frente al Municipio Salta, encabezada por Gustavo Sáenz. Detalla minuciosamente todos los problemas existentes en cada una de las cuencas hídricas distribuidas a lo largo y ancho de la ciudad. Fue realizado por dos consultoras (Serman & Asociados y Solid MD) y el anterior jefe comunal lo presentó formalmente en Noviembre de 2018 como “Plan Maestro de Drenaje Pluvial con Proyecto Ejecutivo”. Fue financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (préstamo 2851/OC).

Javier Ramos Vernieri de la consultora Solid, que participó en ese estudio, opinó sobre el manejo actual de la Cuenca San Luis. El experto explicó a Salta 12 que las tendencias actuales de manejo de hídrico en espacios urbanos pretenden que el agua se comporte lo más naturalmente posible. En el caso de la cuenca de Plaza Gurruchaga, lo esperable sería retener el agua acumulada por lluvias el mayor tiempo posible, para luego liberarla paulatinamente por canales secundarios.

Sin embargo, opinó que la cisterna construida en 2017 “fue una buena idea conceptual muy mal implementada”. Su crítica se sustentó en que la obra no tuvo correlato con el volumen real del líquido que se acumula en ese espacio durante la época estival. “Esa cisterna necesitaba diez veces más almacenamiento: diseñaron un espacio para 2500 metros cúbicos, cuando necesitaban alrededor de 25.000”. Salta 12 consultó en la Sub Secretaría de Obras Públicas si se modificaría el tamaño de la cisterna. La respuesta fue un no rotundo.

Vernieri incluso explicó que por la cantidad de agua que debe recibir la cisterna, resulta incongruente una única reja de ingreso. “Es como hacer un salón gigante para fiestas con una puerta de acceso. Como permite que ingrese una persona a la vez, hasta que ingresan todos, se acabó la fiesta. Por lo tanto, por una reja no pueden ingresar todos los metros cúbicos que captura esa cuenca urbana en un momento pico. Debido al pavimento, los puntos más bajos concentran el agua en quince minutos. Como tampoco estudiaron la topografía en detalle provocaron que los vecinos que antes no se inundaban, ahora se inunden”, opinó finalmente.