Desde París

 Misión doble para el presidente francés Emmanuel Macron: una de mediador en la crisis que opone a Rusia y a Occidente sobre una supuesta invasión rusa de Ucrania y otra de perfil más nacional. Macron se juega con esta mediación su credibilidad antes de oficializar su candidatura a las elecciones presidenciales de abril de 2022. Mientras Estados Unidos sopla sobre las brasas de una guerra y acusa a Rusia de disponerse a invadir en un corto plazo Ucrania, los europeos, en particular Francia, sin dejar de tomarse en serio la amenaza, buscan una solución que el mismo Macron definió como "una respuesta colectivamente útil para Rusia y para el resto de Europa. El jefe de Estado francés precisó que esa respuesta "busca evitar una guerra entre Rusia y Ucrania" y también "construir los elementos de confianza, de estabilidad y de visibilidad para todo el mundo".

La primera etapa de esa misión consistió en un viaje a Rusia que Macron emprendió este lunes para luego desplazarse el martes a Kiev. El mandatario se entrevistó con el presidente ruso Vladimir Putin y mantuvo en Moscú un extenso diálogo de 4 horas al cabo del cual Putin saludó " los esfuerzos de las autoridades francesas para resolver los temas de la seguridad en Europa ", en especial el que "atañe la crisis en Ucrania". La imagen que circula en el mundo sobre este encuentro se puede prestar a interpretaciones risueñas. Macron y Putin aparecen sentados cada uno en la punta de una mesa larguísima. La distancia entre ambos es enorme y puede ser interpretada como un gesto intencional de Putin. Sin embargo, la puesta en escena se debe a "distancia" que la pandemia impone. Nada dice que de este encuentro saldrá una solución. 

La tensión ha ido creciendo con el correr de los días. Reino Unido desplazó 350 soldados suplementarios a Polonia, Alemania hará lo mismo y Washington reforzó con 3.500 soldados suplementarios sus fuerzas en la región para "respaldar" a la OTAN, la Alianza Atlántica. Occidente, a su vez, acusa a Moscú de haber desplegado más de 100 mil hombres en la frontera entre Rusia y Ucrania. Moscú niega tener intenciones de invadir Ucrania pero sigue exigiendo que Occidente le dé garantías para su seguridad, sobre todo el compromiso de que Ucrania no integre la OTAN.

De Moscú a Kiev

Luego de esta estadía en Moscú, Macron se desplaza este martes a Kiev, donde tratará el tema de la crisis con el presidente ucraniano Velodimir Zelenski. Los encuentros no se limitan a este viaje sino que continúan siguiendo el modelo que el mismo Macron instaló en 2019 cuando intercedió en una crisis similar entre Rusia, Ucrania, Europa y Estados Unidos. En 2019, Macron plasmó una negociación en Normandía que lleva el nombre de "formato de Normandía" entre Ucrania, Rusia, Alemania y Francia. Los asesores de estos países prolongarán las negociaciones en los próximos días. La mediación francesa se hacía inevitable, tanto por la peligrosidad de la situación, el encono conflictivo de Estados Unidos y el hecho concreto de que es Francia quien preside actualmente la presidencia rotativa de la Unión Europea. 

La batalla retórica y diplomática se despliega en todos los frentes. Cada parte acusa a la otra de no respetar acuerdos, de tener intenciones bélicas, de buscar conquistar zonas de influencia o, como lo hace Rusia con toda la razón cuando se refiere a Occidente, de poner en peligro su seguridad tentando a Ucrania y otros países del Este de Europa a ingresar a las filas de la Alianza Atlántica. Hasta ahora, las propuestas hechas por Occidente fueron consideradas por Rusia como "positivas" pero "secundarias". En 2014, Rusia anexó una parte de Ucrania, la península de Crimea. Desde ese entonces, separatistas pro rusos están en guerra con el ejército ucraniano en el Este del país. Este conflicto invisible ya ha provocado más de 13 mil muertos. 

Tres frentes abiertos

En 2019, cuando se llevó a cabo la reunión según el "formato de Normandía", se instauró un proceso de solución política que no prosperó del todo. Hoy, hay tres frentes abiertos, uno más intenso que el otro: el retórico con Estados Unidos a la cabeza alentando a una movilización contra Rusia para evitar una invasión rusa de Ucrania. Washington evoca constantemente una invasión "inminente" y agita desde hace varias semanas un lúgubre dispositivo de desinformación: el militar con el despliegue por todas las partes de tropas en las zonas sensibles: y el diplomático con un nutrido corredor de negociaciones.

Macron se juega varias cartas con ese viaje, empezando por su propio crédito personal en un momento clave como es el que precede a su postulación a la reelección de abril de este año. Entre 2017 y 2022, el jefe del Estado francés mantuvo relaciones fluidas con Putin. Sin embargo, los resultados de ese diálogo entre París y Moscú no siempre fueron limpios. Putin le jugó un par de cartas envenenadas sin que ello enturbiara la relación. La fase actual de la guerra se juega con dos actores poco comunes: un joven presidente y el astuto dirigente de una súper potencia mundial al que Occidente no cesa de despreciar y exigir lo que no le exige a los proto dictadores que tiene como socios a través del mundo.

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