En el país de las maravillas, Vicent Van Gogh es el poeta de los colores, el hechicero de las retinas desde el aura de un puñado de lienzos excepcionales. Imagine Van Gogh, primera muestra inmersiva dedicada al pintor holandés concebida por Annabelle Mauger y desarrollada por Julien Baron --quienes utilizan el concepto de Imagen Total, acuñado en 1977 por el fotógrafo y cineasta francés Albert Plécy-- ya lleva vendidas 147.000 entradas anticipadas. Se trata de un récord mundial, que superó a la que había sido la mejor preventa: Vancouver, con 75.000 entradas. 

Por la alta demanda, Daniel Grinbak, el productor que la trajo al país, decidió extenderla hasta el 1° de mayo. La exposición –que se inaugurará este miércoles-- ocupa unos 700 metros y reúne 200 obras que se articulan a través de 3.000 imágenes simultáneas de gran tamaño; un itinerario por las pinturas que produjo durante los últimos dos años de vida, entre 1888, cuando se instaló en Arlés, al sur de Francia, hasta su muerte en 1890, en Auvers-sur-Oise. 

Al entrar al Pabellón Frers del predio de La Rural, la sensación envolvente, con obras en movimiento, proyectadas desde las paredes hasta el suelo, alienta un pensamiento: Van Gogh pintaba como un loco (o como un niño) que podía arrancarle a la oscuridad esa conmovedora noche estrellada.

Lengua pictórica

Las pinturas de Van Gogh suenan y se mueven lentamente, como si hubiera un conjuro entre colores y melodías, con la música de Mozart, Bach, Delibes, Saint-Saëns y Erik Satie sincronizadas con las imágenes. Curiosamente no se escucha a quien fue su músico favorito: Richard Wagner. No hay centro ni periferia; cada visitante trazará su propio recorrido y caminará con la impresión de que La noche estrellada tiene tentáculos que se adhieren a los zapatos. ¿O será el piso damero que se mueve? ¿O las raíces imaginarias del ciprés, que se escapan del marco del cuadro? 

Entre las obras que se podrán disfrutar se destacan clásicos como La noche estrellada, Lirios, Campo de trigo con cipreses, Los Olivos, El dormitorio de Arlés, Almendro en Flor, El sembrador y varios de sus autorretratos. Las pinturas originales que integran la muestra forman parte de prestigiosas colecciones de museos como el Museo Van Gogh de Ámsterdam, el MoMa y el Met de Nueva York, el Museo de Orsay de Paris y la Galería Nacional de Arte de Londres.

Las emociones vibran según la intensidad de los colores; Van Gogh habla a través de sus pinceles y los visitantes con las pupilas dilatadas intentan, torpemente, traducir esa lengua pictórica. No se puede soslayar, ahora que el fervor vangoghiano está en alza, las difíciles condiciones económicas en las que vivió en contraste con su posteridad inoxidable y los precios astronómicos de su obra en la actualidad. 

Una amarga leyenda ilustra esta cuestión compleja. Cuando no pudo pagar una deuda, llamó a la puerta del acreedor y le ofreció una carretilla con sus pinturas. El acreedor no se dejó impresionar y lo despidió. La mujer del acreedor le dijo entonces a su marido: “¡Al menos podrías haberte quedado con la carretilla”.

En una carta a su hermana Wilhelmina, el artista holandés escribió: “Aquí vivimos actualmente en un universo pictórico en el que todo es indescriptiblemente horrible y miserable. Las exposiciones, las tiendas de cuadros, todo, todo está acaparado por personas que interceptan todo el dinero. Y no vayas a creer que son imaginaciones mías. Se paga dinero, mucho dinero, por algunas obras una vez que el pintor está muerto. Y siempre se deja al margen a los pintores vivos, esgrimiendo el contundente elemento de la obra de los que ya no están”. 

En otra carta a su hermano Theo --una figura central por el apoyo que le dio de manera continua y desinteresada, además de haber sido su mecenas-- decía: “Y no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Algún día llegará, no obstante, donde se verá que esto vale más que el precio de la pintura y de mi vida, demasiado pobre, a fin de cuentas”.

Camino hacia la modernidad

¿Por qué Imagine Van Gogh se centra en los dos últimos años de la vida del pintor? Para Anabelle Mauger, especialista en artes visuales y una de las organizadoras de esta muestra inmersiva, en la Provenza fue donde finalmente el pintor abrazó el sol y permitió que iluminara sus interpretaciones de la naturaleza, los retratos e incluso las naturalezas muertas. 

“Su paleta de colores explosiona, sus trazos se vuelven vigorosos y su composición audaz. Desde esta perspectiva, el período Auvers-sur-Oise puede verse como una continuación, abriendo el camino hacia la modernidad y los inicios de la abstracción contemporánea”, explica Mauger y agrega que la música “facilita la conexión entre el espectador y la imagen” y que a través del ritmo “se añade una impronta sonora a la narración visual y se refuerza el contexto emocional”.

Al igual que muchos de sus contemporáneos impresionistas, sentía pasión por las estampas japonesas, muy populares en su época. “El estilo elegante y conciso de Hokusai, por ejemplo, encuentra su equivalente en el uso del color de Van Gogh. Como otros artistas de la época, se tomó en serio el elemento decorativo, yendo más allá de la imitación de la naturaleza para captar su lado vivo. 

La perspectiva inusual adoptada en Almendros en flor (1890) sumerge al espectador en un espacio flotante donde las flores, observadas desde abajo, se destacan sobre el cielo azul”, analizan los organizadores en uno de los paneles de información. “Mas allá del tratamiento estético, se podría decir que el artista encontró en el ukiyo-e japonés una forma de escapar a las convenciones del gran arte, permitiéndole reivindicar un enfoque más popular. Esto se debió en gran medida al compromiso social y político del pintor, que se codeaba con los humildes y los pobres de la sociedad”.

Imagine Van Gogh se propone como una experiencia; nada ni nadie impide que alguien quiera sentarse en el suelo, acostarse, bailar o tomar fotos. En la muestra se utilizan técnicas de avanzadas de multiproyección y audio envolvente; 52 proyectores de video de alta definición iluminan veinte pantallas, pero nunca están a la vista porque la tecnología no está en primer plano, sino que es una herramienta “casi invisible” para experimentar cómo mirar los lienzos y aproximarse al detalle de la pincelada de Van Gogh.

La exposición, que llega por primera vez a Sudamérica, es producida por Encore Productions y presentada en Buenos Aires por S2BN y DF Group. Daniel Grinbak, el responsable argentino, confirma que hubo récord mundial de venta anticipada y fundamenta las razones de tanto entusiasmo. “Yo creo que hay un cóctel: nunca hubo muestras inmersivas de esta dimensión en Argentina, y Van Gogh, dentro de los pintores, es muy taquillero. La muestra viene con mucho boca a boca de gente que la vio en otros lugares. La dinámica inmersiva hace que sea muy transversal generacionalmente: le puede gustar a una persona mayor y a los chicos, o sea que abarca a un público muy grande”.

La naturaleza de las flores

Impresiona ver El dormitorio en Arlés; es como si cada visitante estuviera espiando su intimidad austera, sencilla. En su carta a su hermano Theo le comentaba: “Esta vez, simplemente, mi habitación; aquí el color debe hacer la tarea y, dando a través de su simplificación un estilo más grande a las cosas, sugerir el ‘descanso’, o el sueño en general. En fin, la vista del cuadro debe descansar la mente, o más bien la imaginación”. En cierto modo, la proyección de ese dormitorio también es como un descanso en la experiencia inmersiva. No ocurre lo mismo con los girasoles o lirios, como si la naturaleza tuviera un nervio, una excitación propia que impide el reposo o algo parecido a una sensación de quietud. 

Cómo no repetir lo que dijo el crítico de arte y anarquista francés Octave Mirbeau, el primer propietario de Lirios: "¡Qué bien ha entendido la exquisita naturaleza de las flores”. Hay varias pinturas con el motivo del segador. Las estampas del campo ejercían su encanto en él. “¡Qué otra cosa podemos hacer […] salvo mirar los campos de trigo! Su historia es la nuestra, porque nosotros, que vivimos del pan, ¿no somos también, en gran parte, un poco de trigo?”.

“Van Gogh es un pintor expresionista. No busca mostrar el mundo tal como es, sino expresarlo”, advierte Mauger. “Quisimos resaltar los detalles de sus lienzos, como La noche estrellada, que se magnifica mediante una división precisa del cuadro, acentuando sus movimientos y el aislamiento de sus estrellas. También quería resaltar la perspectiva aislando, por ejemplo, cada elemento de su dormitorio en Arlés. El resultado se convierte en una ficción encantadora que estalla en la superficie de proyección”, plantea Mauger sobre esta muestra inmersiva que realizó junto con Julien Baron. 

El trabajo conjunto empezó en 2011 cuando adaptaron la exposición de Van Gogh para el Art Science Museum de Singapur. En el camino, como si ellos también emprendieran un viaje por la experiencia de curar a Van Gogh, en 2017 estrenaron una versión mejorada en la Halle de La Villete de París. El boca a boca se diseminó por el mundo. Imagine Van Gogh salió de gira (una gira que continúa) por Montreal (2019), seguida de Québec y Winnipeg en 2020, y Vancouver y Boston (2021).

Declarada de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación, Tristán Bauer cuenta a Página/12 que es “un profundo admirador” de Van Gogh, que ha recorrido casi todos los museos donde está la obra del genio holandés. “No sólo importa su obra, sino también su vida y las cartas que le escribió a su hermano Theo. Ver sus pinturas desde esta perspectiva también me resulta un nuevo desafío. Tal vez soy un espectador tradicional al que le gusta contemplar los originales en el museo. Pero sin duda estas nuevas experiencias son muy interesantes”.

Una niña que baila, da giros y celebra la sucesión de cuadros de Van Gogh con una alegría contagiosa, resume lo que está viviendo en su recorrido: “¡Mami, es como estar adentro de la pintura!”.

*La Rural, Av. Santa Fe 4363. La entrada general para adultos cuesta 3.000 pesos; la general para menores de 12 años, 2.000 pesos. Hay un pack familiar (2 mayores y 2 menores de 12 años) por 8.000 pesos. Los menores de 3 años no abonan entrada. Más información acá.