"Quiero anticipar que no soy candidato en una elección indirecta. Los grandes nombres del PSDB son el presidente Fernando Henrique Cardoso y Tasso Jereissati." De esta manera, el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, el hombre fuerte del Partido de la Social Democracia Brasileña, que impulsó el impeachment contra Dilma Rousseff, puso en marcha el proceso de desplazamiento del golpista Michel Temer, a 10 días de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) defina si lo procesa o no y, por lo tanto, active las alternativas de su sucesión.

El PSDB, que en los 90, de la mano de Cardoso, aplicó un plan neoliberal, y fue una pieza fundamental en el proceso de impeachment a Rousseff, junto con el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ahora detenido por corrupción, comenzó con la danza de nombres para suceder a Temer. 

Aécio Neves, el excandidato presidencial derrotado por Dilma, tampoco aparece entre los posibles candidatos a completar el período presidencial en curso, ya que debió renunciar a la presidencia del partido la semana pasada, tras la difusión de las escuchas en que aparecía exigiendo un soborno de 600 mil dólares y amenazando de muerte al pagador, para que no se convierta en otro delator premiado.

Luego de soltarle la mano a Temer y con un pedido de detención pendiente contra el presidente del partido, el expresidente Cardoso y el histórico senador Jereissati aparecen como los únicos fusibles del PSDB. Sin embargo, como Cardoso pidió hace pocos días que a él no lo miraran, ya que tiene 85 años, Jereissati — exgobernador del estado de Ceará e integrante de una de las familias históricamente más ricas de Brasil— aparece como número puesto, en caso de que l asucesión se decidiera por votación indirecta (con la actual composición del Parlamento).

Jereissati, tras una reunión con el ex presidente Cardoso, se limitó a señalar: "Antes del 6 de junio (día en que la Justicia decidirá la suerte de una causa sobre los fondos de la última campaña electoral, que consagró la fórmula Rousseff-Temer) no es prudente hacer nada".  La misma actitud, tomó el senador José Agripino Maia, líder del conservador Demócratas, el partido heredero de quienes daban apoyo civil a la dictadura militar: "Vamos a dar estabilidad hasta el 6 de junio". 

Otros parlamentarios agregan a la lista de potenciales candidatos a la sucesión al jurista Nelson Jobim,  a la jefa del Tribunal Superior, Carmen Antunes, y al ministro de Economía, Henrique Meirelles, para quien lo importante "es mantener la base parlamentaria para llevar adelante las reformas laboral y previsional".

El objetivo de los partidos golpistas apunta a desconocer el reclamo de los partidos de oposición y de las multitudinarias movilizaciones ciudadanas, que reclaman "Diretas já". 

Según el diario Folha de Sao Paulo y el columnista del diario O Globo Merval Pereira, las negociaciones podrían confluir en una suerte de indulto a Temer para preparar una sucesión ordenada y evitar ser detenido por el escándalo de las escuchas de sus diálogos con el empresario del frigorífico JBS, Joesley Baptista. Además, los medios brasileños aseguran que la supervivencia de Temer se debe a la falta de consenso para elegir su sucesor vía Congreso.

Desde el Partido de los Trabajadores aseguraron que no participarán de la hipótesis de una elección indirecta. "Sería traicionar nuestra historia. El expresidente Lula no autorizó a nadie ni lleva adelante negociaciones para que el PT participe de la elección indirecta de un nuevo presidente, algo incapaz de hacer con este Congreso totalmente desmoralizado", sentenció Gilberto Carvalho, exsecretario general de la presidencia.