Si tenés 20 años, no conseguís trabajo y tu vida sentimental está empantanada, no te aflijas: abrazar un enigma y perseguir la verdad entre calles, veredas y googleos es un motor excelente y excitante. El misterio es el mensaje en Search Party (en I.Sat desde el 6/6, tras su paso hace semanas por TBS), la neoyorquísima serie sobre un grupo de amigos millennials, o casi, conducidos en su pesquisa amateur por la pecosa Dory (Alia Shawkat), que advierten que encontrar una respuesta es encontrar un rumbo. Y que investigar está bueno en sí: no trabajan para la Policía, no parecen perseguir un ideal noble de Justicia y ni siquiera eran amigos de la víctima, una compañera de estudios a la que apenas conocían de cara y que un buen día desapareció.

Con clima más de película independiente que de serie, con un enigma que se despliega en cada episodio (diez de 22 minutos), con una red de sospechosos en permanente ampliación, con momentos de humor incómodo, con juveniles miradas agridulces de época y con un casting riguroso, rico en vestuarios y peinados hipster, Search Party ya tiene segunda temporada en camino.

Es que esta serie logra rápido todo lo que se propone: meternos en clima, sentir el suspenso anónimo de la gran ciudad, involucrarnos con la búsqueda. Pronto también estamos en esa brigada amateur que desconfía de todo el mundo, de la familia de la víctima, de los sujetos que están en la otra mesa en la cafetería, del novio, de los mega-negocios inmobiliarios de Manhattan…

Este grupo de amigos neoyorquinos, a diferencia de otros clásicos grupos de amigos neoyorquinos (Sex and the City o... de pie para el ingreso de las banderas ceremoniales de Friends y Seinfeld) no tienen aquellas deliciosas formas de motivación errática, sino un objetivo muy claro: jugar a ser detectives. Sólo que la estudiante rubia desapareció de verdad y su cara está en papelitos pegados en carteleras, paredones y postes de toda Nueva York. La pregunta no es dónde está la chica, sino… ¿se puede vivir sin un motor de búsqueda?