El Cedrela angustifolia, conocido como cedro coya, cedro del cerro o cedro andino, fue casi devastado entre las décadas del 80 y 90 para el uso de madera de gran calidad para fabricación de muebles o aberturas. Se trata de un árbol que puede llegar a medir 30 metros de altura y que habita exclusivamente en la ecorregión yungas. Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo ubica hoy como una especie en peligro de extinción. Sólo lo protege la Ley de Bosques.

En diálogo con Catamarca/12, el biólogo Gonzalo Martínez, contó parte de la historia de este árbol, uno de los más altos que habita en Catamarca. “Se trata de una especie que vive en la ecorregión de yungas, principalmente en las zonas de selva de montaña y algunos sectores de bosque montano, por lo que se desarrolla muy bien entre los 700 y 2800 sobre el nivel del mar, siempre y cuando las buenas condiciones de humedad y suelo lo acompañen”, explicó.

A nivel internacional al cedro coya se lo puede encontrar en los bosques andinos húmedos y siempre verdes del dominio amazónico, desde Venezuela hasta Argentina. Sigue lo que se conoce como “corredor de yungas", que concluye en zona más austral en Catamarca.

Martínez, resaltó que el cedro coya “tiene una historia muy importante, puesto que, al ser una especie maderable, codiciada por su madera de gran calidad, su explotación forestal ha sido sumamente excesiva a lo largo de varias décadas, dejándolo como una especie en peligro a nivel internacional, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza”.

En este contexto, refirió que Catamarca no fue la excepción en cuanto a la desmedida explotación forestal de esta especie entre las décadas de los 80’ y los 90’, principalmente. “Enormes cedros eran extraídos de la selva del departamento Paclín, generando un retroceso crítico en su población y dejándola al borde de la extinción en nuestro territorio provincial”, aseguró.

El biólogo recordó que en Salta, es una especia protegida. “En el año 1946, una familia de explotadores forestales llevó un gran cedro a una exposición en Buenos Aires para mostrar la gran calidad de la madera y su explotación, pero generó el efecto contrario en el entonces presidente Juan Domingo Perón, quien quedó fascinado con el gran árbol y lejos de querer continuar con su explotación organizó la creación del hoy es el Parque Nacional El Rey, área protegida nacional que conserva éstos árboles”.

En las yungas de Catamarca.

Colosos

En cedro coya forma parte de lo que se conoce como dosel de la selva o estrato superior, ya que junto al laurel del cerro y al horco molle forman la capa más alta de la selva de montaña.

“Todos son árboles que mantienen un equilibrio fundamental en el ecosistema. La extracción y la tala solo genera más desequilibrio ambiental, algo que en el 2022 no podemos seguir permitiendo. Para poder conservar estos ambientes se necesita algo más que la ley de bosques, se necesitan de áreas naturales protegidas verdaderas, con la estructura correspondiente y con planes de enriquecimiento y forestación de áreas degradadas”, opinó Martínez.

“Aún quedan algunos cedros gigantes en la selva catamarqueña y por suerte muchos juveniles que de a poco van ganando espacio nuevamente, luego del gran retroceso que el ser humano en su ambición desmedida había generado. Hoy en día, solo están protegidos por la Ley de Bosques Nativos, pero no es suficiente”, concluyó.