En plena pandemia, Tonga estaba ordenando su casa y encontró una fotocopia de un libro escrito por Pipo Lernoud sobre Tanguito y La Cueva. Lo había comprado por dos mangos en 2009, en una FLIA. "A la noche, hablando con Franchi, nos dimos cuenta de que era el cumpleaños de Tanguito ese mismo día", cuenta el compositor y cantante de Niños Envueltos. "Dos días después vamos a Almagro, a la casa de Paul y Naka, que se acababan de mudar, y nos cuentan que un vecino les dijo que ahí antes vivía 'un rockero, un tal Pipo Lernoud'. ¡Y yo me quedé sorprendido!", recuerda Tonga.

La conexión mágica terminó de cerrar cuando decidieron grabar el disco nuevo de Niños Envueltos, La palabra inútil (2021), en esa misma casa, que Paul, el baterista, y Naka, el bajista, ambientaron también como estudio de grabación. Allí grabaron primero el single Dentro del volcán y, cuando compartieron fotos de la sesión en redes sociales, Lernoud los llenó de likes.

► La casa del rock inocente

Ahí entraron en diálogo con el poeta y escritor, que fue amigo desde la primera hora de Tanguito, Moris, Litto Nebbia, Javier Martínez y tantos más. "Esa casa la inauguró Miguel Abuelo y pasó todo el rock nacional", les contó Pipo. Y en la sala donde grabaron el disco, incluso, él escribió el libro sobre Tanguito. "Me alegro un montón que siga el rock nacional en esa casa", le dijo también. Y, de alguna manera, la banda del Abasto recupera cierto germen del primer rock argentino: la irreverencia creativa, la autogestión todoterreno y cierta ingenuidad.

O también cierta sensación de que todo está por escribirse y que la música, el decir, es lo central, más allá de alguna escena o los designios de la industria musical. "Lo hacemos por necesidad y por gusto", simplifica Tonga, con su tono siempre calmo. "Nuestro principal objetivo es seguir tocando", apunta el guitarrista Franchi.

"Al no estar en ninguna movida o escena, tenemos un público muy variado, de diferentes edades y estilos. Viene gente de distintos ámbitos, como de la poesía, y eso es divertido", amplía Yuli, corista, cantante y percusionista de la banda que completan Eloy (teclado y sintetizador) y Nico (trompeta). Según dicen, los sigue gente a la que le gusta el rock barrial, la cumbia y el punk. "Mi mayor influencia es Juan Carlos Denis, el guitarrista de Los del Bohio, el creador de la cumbia santafesina", sube la apuesta Franchi.

► Durmientes que despiertan

En el nuevo disco, que fue producido por Tomás Stagnaro y Paul Thielen y tuvo presentación la semana pasada en La Tangente, reúnen nueve temas amables pero no complacientes, que apelan a la melancolía en canciones acústicas como No es un crimen o La moda, o coquetean con el pop en La edad de oro, Dos y, claro, la picante Pop del expediente. Pero la canción estelar del disco tal vez sea Los durmientes, con colaboración del agridulce cantautor español Nacho Vegas.

Lo vieron tocar por primera vez en 2007 en Argentina y se hicieron fans. En otra gira, lo siguieron en shows por Buenos Aires y Montevideo. En 2010 hicieron un cover suyo y se lo compartieron por Twitter. Y el español flipó. "Y en 2019, cuando vino a tocar a Groove, la invitó a cantar a Yuli", celebra Tonga. El próximo paso fue invitarlo a grabar una canción, y se copó al toque. "Nos encanta cómo se maneja en la industria musical. Que un artista de España con relativo éxito nos diga que sí... no le puede servir más que para disfrutar el momento. Hoy en general las colaboraciones se hacen más pensando en cuántos oyentes van a generar", comparan.

--En sus canciones hay una mezcla justa entre oscuridad, ternura, ironía y pesimismo, pero nunca es literal, ¿de dónde viene?

Tonga: Las canciones son intentos para conocer el mundo o tratar de entender lo que no entiendo. Aparecen a veces cuando no estoy del todo bien y tratan sobre temáticas más bien existencialistas. El disco fue escrito en pandemia, y en todas estas canciones aparece un pesimismo que a veces uno no quiere tener. Las letras apelan más a una cuestión emotiva, que tiene que ver con lo que te pasa con esas palabras, con esa canción. Me gusta mucho buscar la fuerza de las imágenes y los juegos de palabras. Y que las letras puedan tener distintas interpretaciones.

Franchi: Me pasa tocando en vivo que me caen fichas de determinados versos de canciones. Y eso es por la cantidad de significados que tienen las letras, porque juegan con la ambigüedad.

--¿Y el título del disco, La palabra inútil, va en esa dirección?

Tonga: Tiene que ver con que la canción no debe ser hecha para una cuestión utilitarista. Las mejores cosas en la vida en realidad no sirven para nada. O sea, sirven para el estado de ánimo. Si bien es cierto que las canciones me cambiaron la vida, para cambiar el estado de cosas del mundo está la lucha de clases. La pelea dentro del arte está en el mismo arte.

Yuli: Y estas letras no le interesan al mercado de la música ni a Spotify.