Ayer a las 22 AMC estrenó la tercera temporada de Fear The Walking Dead (hoy repite al mismo horario). Serie que ha logrado algo impensado y muy difíl: instalar su propia historia y personajes sin estar a la sombra de su hermano mayor. En estos nuevos dieciséis episodios el apocalipsis zombie ya es un hecho por lo que el objetivo es la lenta reconstrucción de las microsociedades en algún lugar en la frontera entre México y los Estados Unidos. ¿Qué es lo que hace a este género tan atractivo? “Ha creado toda su especie. Creo que tiene que ver con la ansiedad de estos tiempos. Los miedos que disparan la plaga de “los walkers” muestra una cara desesperada del ser humano. Las enfermedades, el clima, el camino, se vuelve a un terreno de acción muy primal porque sólo se trata de sobrevivir. En cierto modo es catártico. No hay marcha atrás. Alguien que hace dos días era tu vecino o tu papá ahora resulta que es un zombie. Eso te tiene que plantear alguna que otra pregunta”, le había dicho a este diario su productor ejecutivo, Dave Erickson.

En Happy Valley (que hoy a las 23 estrena su segunda temporada por Directv –canal 201–) la protagonista también se enfrenta a un desastre familiar.  El mundo de la agente Catherine Cawood (Sarah Lancashire) se altera tras el suicidio de su hija y hacerse cargo de su nieto. Un policial británico fiel a su estirpe punzante, dolorosa y completamente verosímil. En esta nueva historia, la propia Cawood quedará involucrada con un raid de asesinatos y deberá probar su inocencia.