En El Cairo Cine Público las películas conviven de manera diversa, entre ciclos, estrenos y funciones gratuitas. En la programación actual destaca el 18º Encuentro de Cine Europeo, organizado junto a la Delegación de la Unión Europea en Argentina, con apoyo de las diferentes Embajadas e Institutos Culturales de los Estados Miembro de la Unión Europea, acreditados en Argentina.

La actividad tuvo su primera función el jueves pasado, con la proyección de Bad Poems (Hungría, 2018) del realizador Gábor Reisz. Siempre en el horario de las 20.30 y con un valor de entrada de sólo 50 pesos, continuará hasta el domingo próximo con la siguiente selección de títulos: Lola vers la mer (Bélgica, 2019, de Laurent Micheli; el jueves), The Father (Bulgaria/Grecia, 2019, de Petar Valchanov y Kristina Grozeva; el viernes), Tigers (Suecia, 2020, de Ronnie Sandahl; el sábado), Sanremo (Eslovenia/Italia, 2020, de Miroslav Mandic; el domingo).

“El Encuentro ya cuenta 18 ediciones en Argentina, pero para Rosario en realidad es la décima. Si bien la primera tuvo lugar en El Cairo, cuando ya tenía un par de años como espacio público, la intención de traer esta muestra venía de antes, a través de Cine Club Rosario y de la tarea de Alfredo Scaglia, un gran amigo, fallecido el año pasado. Scaglia ha dejado una gran marca en muchos de nosotros. Cuando yo empecé a estudiar cine, allá por el ’98, era asistente habitual de Cine Club y Alfredo fue un amigo y una gran referencia. La idea fue suya, él venía trabajando en esta necesidad de traer la muestra a Rosario, pero que no podía concretar. A partir de allí, de conocernos y de amar el cine, fue posible organizar la muestra en El Cairo y volverlo la sede de Santa Fe para este Encuentro”, explica Ariel Vicente, programador de El Cairo Cine Público.

La sueca Tigers, el próximo sábado.

Desde una caracterización general, la presente edición que visita la pantalla de El Cairo lo hace “a partir de una serie de películas seleccionadas por la Unión Europea, que por lo general no llegan a ser estrenadas en Argentina o en los países donde se exhibe esta muestra. Para esta oportunidad, elegimos como eje a los países menos convencionales en cuanto a llegada de material. De hecho, la muestra inauguró con una película húngara; justamente, mostrar estos otros cines y los distintos relatos también es uno de los ejes de Cine El Cairo. Si bien los cinéfilos estamos acostumbrados a ver cine europeo, éste por lo general proviene de los mismos países: Francia, España, Alemania, Inglaterra, Italia; la muestra de este año incluye otras cinematografías, y a través de títulos que no van a tener estreno por fuera de este marco”, prosigue Vicente.

Cine El Cairo continúa como un espacio incomparable, y esto es algo, según su programador, que “se relaciona con su misma historia, porque El Cairo surge de un gran compromiso ciudadano. Para mí es muy importante su origen como espacio público, a partir de toda una acción por parte de los usuarios, que lucharon para que no se destruyera ni se vendiera el lugar. Hubo una gran jugada a nivel ciudadano a través de la Asociación Amigos de El Cairo. También a través de la tarea desempeñada desde las distintas banderas políticas, a partir de la expropiación del edificio hasta la implementación y continuidad del mismo. Es un fenómeno muy particular. Además, el perfil de la sala es de una oferta múltiple, destinada a muchos tipos de espectadores. Es cierto que en Argentina no hay muchos espacios similares. En El Cairo vas a ver novedades, estrenos, pero también recorridos que por lo general rompen con lo tradicional de la oferta cinematográfica, como el ciclo que actualmente estamos ofreciendo los jueves, y que en esta ocasión llamamos ‘Rojo’, de una gran diversidad de películas, anudadas sólo por el color (las dos próximas películas de este ciclo, que va los jueves a las 22.30, son Moulin Rouge, de Baz Luhrmann; y Simplemente sangre, de Joel y Ethan Coen)”.

Sanremo es una coproducción eslovena-italiana.

Otro aspecto que Vicente destaca es “la gran fidelización de los espectadores, un poco debido a esta misma historia, por el compromiso asumido por parte de los usuarios del cine; pero también, cada vez que pasó algo, sea por la pandemia o cuando se hicieron algunos arreglos que demandaron varios meses –como en 2017, cuando se cambió el sistema de climatización– no hubo reclamos. Y al momento de abrir la sala la gente volvió. Ahora notamos que hay una mayor afluencia de público, también porque ya estamos más acostumbrados a convivir con el Covid. El año pasado fue una prueba, un año muy complejo tanto desde la producción cinematográfica como desde la exhibición. Se pudo hacer lo que se pudo con los protocolos, y las funciones se limitaron mucho, pero este año se está volviendo al movimiento habitual. El Cairo es un fenómeno para seguir defendiendo”.

La tarea sostenida, que sitúa a El Cairo como el lugar de referencia que es, se debe a “un trabajo de mucha gente, a un equipo que está muy comprometido. Sería impensable El Cairo sin todos los que alguna vez pasaron por él; muchos continuaron en otros proyectos pero dejaron su marca. Así como también gracias a la relación que hemos construido con los Amigos de El Cairo, con la prensa especializada y con el público”, concluye.