La Argentina se encuentra en una situación compleja para lograr una inserción internacional autónoma que mejore sus posibilidades de desarrollo sustentable e inclusivo y de calidad de vida. El contexto internacional novedoso, turbulento e incierto implica desafíos fuertes pero también oportunidades.

América latina está en disputa entre Estados Unidos y China, con la conflictividad que supone no poder tener un equilibrio estratégico beneficioso. Hay una presión constante por parte de Estados Unidos, que busca un retiro de las posiciones de China en una región que considera propia. En todo caso, la potencia del norte permite a los países latinoamericanos tener relaciones comerciales privadas de venta de commodities, pero no acuerdos de Estado, políticas estratégicas de infraestructura, energía y comunicación.

Asistimos a una mutación de la globalización, donde se observa la resistencia de algunos países que controlaban el orden mundial anterior a la multipolaridad. Estas naciones buscan limitar los cambios en la globalización que impulsan China, India y otros países emergentes.

Ante este contexto, son necesarias políticas que permitan revertir el rumbo hacia la especialización, financiarización, especulación y empobrecimiento generado por la herencia neoliberal más reciente en Argentina. Pensar la política exterior requiere construir agendas en niveles múltiples, que combinen pragmatismo y posibilidad, pero que no abandonen las aspiraciones más profundas y estructurales de los pueblos, que buscan cuestionar las asimetrías tanto a nivel regional como mundial. Y, a la vez, garantizar un equilibrio entre moderación y audacia.

Bloque regional autónomo

En un mundo de grandes países en bloques conflictivos, la región requiere tener una voz y una orientación hacia un capitalismo de Estado sustentable que no deje imponer sus criterios a las grandes corporaciones. Hay que lograr una presencia e identidad en ese mundo que solo nos reconoce como países por separado. En definitiva, pasar a ser un polo en un mundo multipolar. Se requiere apostar a un bloque regional.

La posibilidad de configurar ese bloque se potencia por la presidencia protempore de la CELAC por parte de la Argentina y por la nueva ola progresista que se ha generado en los últimos años buscando otros modelos de desarrollo más sustentables y justos. Aquí se destaca el liderazgo progresista de AMLO en México, que busca vincularse con el sur de la región, la probable asunción de Lula como presidente de Brasil y de Petro en Colombia y los nuevos liderazgos emergentes de esta ola como los de Boric en Chile, Arce en Bolivia, Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras. Tener una voz y agenda propia es necesario porque se trata de desplazar a la OEA como ámbito de intermediación de la agenda política comercial y militar de Estados Unidos para América Latina.

Se necesitan políticas en conjunto que modifiquen el statu quo y amplíen el campo de lo posible. Este objetivo requiere tener alianzas estratégicas que en lo global puedan traducirse en empoderamientos a través de inversiones en infraestructura, tecnología, comunicaciones y finanzas, como la Ruta de la Seda y entrar a las BRIC’s y a su Banco de Desarrollo, lo que podría ampliar el vínculo de Argentina y la región con Asia. 

La Franja y la Ruta podrían permitir coordinar políticas en vistas de mejorar las relaciones comerciales, desplegar inversiones directas y generar las condiciones de un avance financiero del yuan para superar la restricción externa y el bimonetarismo de los países periféricos, frente a la tentación de la derecha del socialprogresismo de seguir la ruta del dólar, y de la extrema derecha hacia la dolarización.

Tensiones

La orientación de la política exterior argentina muestra tensiones y contradicciones con el rumbo señalado anteriormente. No parecería coherente con aquellos vectores el bloqueo que se hace de parte de algunos sectores del propio Gobierno a la producción de energía con inversión externa china, como la construcción de la central de Atucha III.

Tampoco es razonable aceptar las operaciones que se hacen contra Aerolíneas Argentinas sin respuesta por parte de los funcionarios del área. O las críticas de la Jefa del Comando Sur hacia el Observatorio espacial compartido entre Argentina con China en Chubut, siendo que la Unión Europea tiene también uno en Mendoza. O las operaciones contra los puertos logísticos que se intentan hacer en Ushuaia en conexión con la Antártida, e incluso la falta de avances de las represas hidroeléctricas del sur.

No alineamiento activo

El no alineamiento activo remite a una vieja tradición de política internacional de los países del Tercer Mundo, que en la Conferencia de Bandung de 1955 se posicionaron como "no alineados" para mantener grados de autonomía frente a la alternativa capitalismo-socialismo de la Guerra Fría. Esta posición fue retomada con posterioridad por el Grupo de los 77, que integra Argentina entre otros, y actualmente conforman el denominado Grupo 77 + China.

La idea del no alineamiento activo es traída a la actualidad por Marcos Ominami en las recomendaciones del Grupo de Puebla para evitar que la región caiga dentro de un nuevo esquema de la Guerra Fría. En el conflicto actual entre Rusia y Ucrania, lo racional es apostar a la paz, ya que cualquier error de cálculo puede dar lugar a una escalada con riesgos de desenlace nuclear. De allí que la vía de resolución es diplomática y no militar. 

La continuidad de las sanciones y el suministro de armas sofisticadas generan graves consecuencias económicas no solo sobre la Federación Rusa, también sobre Europa y los mismos Estados Unidos. La deriva hacia un alineamiento que encuadre a la región nuevamente en la agenda norteamericana y de la NATO no es conveniente.

Debates I

También las diferencias sobre la autonomía que requiere un modelo sustentable e inclusivo se vinculan con las políticas que regulan los puertos sobre el Paraná, que están privatizados en un conflicto que ya tiene 30 años de vida. La Hidrovía es el conjunto de puertos gestionados por empresas privadas por donde pasa la mayor parte de la riqueza de la exportación agropecuaria. Sin embargo, en el presupuesto Nacional no se incorpora el Canal Magdalena para salir al mar sin ir por Montevideo o Nueva Palmira. Además, se ha ido perdiendo la oportunidad de hacer de Vicentin una empresa pública para introducir al Estado en el corazón de la producción agroalimentaria con control de precios y una referencia con participación de pequeños y medianos productores.

Asimismo, la empresa pública no estatal, con autonomía y participación pública, como INVAP, ARSAT e YPF, es parte sustantiva del modelo alternativo al de la Inversión Extranjera Directa sin restricciones al que apunta el equipo económico del ministro Martín Guzmán. 

El capitalismo de Estado, con empresas públicas en lugares estratégicos como energía atómica, electromovilidad y su cadena de valor, minería, biotecnología, INTA e INTI, son parte de un modelo novedoso, junto con un sector de la economía popular que se guía por criterios no capitalistas de asalariado pero remiten a un mercado. Es imprescindible cambiar el paradigma del subsidio por el paradigma del trabajo. El empleo formal debe abarcar las nuevas formas de la economía popular.

También es indispensable empoderar regiones interprovinciales como el Norte Grande y el Parlamento Patagónico, que aseguren un modelo de acumulación propio y no dependan exclusivamente de la coparticipación de Buenos Aires y vinculaciones radiales con el gobierno de turno.

La autonomía política también es recuperable en una visión y acción estratégica, como en el proyecto para crear el "Fondo Nacional para la Cancelación de la Deuda con el Fondo Monetario Internacional", que apunta a formar un fideicomiso con el aporte del 20 por ciento de los bienes de ciudadanos argentinos en el exterior no declarados, porción que deberá ser abonada en dólares.

También sobre la iniciativa de ganancias extraordinarias propuesto por el Ejecutivo, y todas aquellas iniciativas de la sociedad civil y movimientos sociales que apunten a aumentar los ingresos y dignidad de los empleos y a modificar la curva de una redistribución regresiva. Asimismo, las propuestas para evitar la dependencia del modelo de exportación de commodities con bajos salarios y altas ganancias corporativas y de accionistas.

Frente a las consecuencias negativas de la guerra de Ucrania y las posibilidades de que la Argentina aproveche oportunidades, ya que es productor de alimentos y potencialmente y a breve plazo de energía y minería, se produjo la reciente visita presidencial a España, Alemania y Francia. Se pretende conseguir en Alemania o Francia los contratos de compra de gas a largo plazo que permitan financiar un nuevo gasoducto, una planta de licuefacción y un puerto, a través de los cuales exportar ese combustible. El Gobierno apunta a garantizar la libre disponibilidad de divisas y la estabilidad jurídica y tributaria a las empresas que participen en ese emprendimiento. En esta búsqueda de un lugar en el primer mundo, el presidente confesó sin reparos que "los chinos son grandes inversores, pero, a diferencia de los europeos, carecen de afinidad cultural con América Latina".

Estas oscilaciones en política exterior no son coherentes con el interés común de configuración de un bloque regional que tenga inversiones de infraestructura sin condicionamientos como los acuerdos de la Ruta de la Seda o con el ofrecimiento del Ministro de Economía de Brasil de incorporar a la Argentina al Banco de las BRIC's. Está en juego el modelo productivo y la inserción internacional en el bloque occidental.

Por otra parte, la orientación internacional que impulsa el Gobierno considera que el vínculo con el FMI y la UE serán la salvación, sin reconocer que la UE no es independiente de la agenda de Estados Unidos y que, a su vez, está subordinada a la OTAN a cambio de suministro energético, militarización y guerra permanente contra Rusia y su régimen. Esta posición es contraria con la vocación de paz de Argentina, de varios países de América Latina, de Asia y del sur global que apuntan a la seguridad global.

Debates II

La promesa electoral inicial del Frente de Todos se contradice tanto con el modelo de desarrollo que se está gestando, como con la inserción internacional, que apunta a una suerte de neoalineamiento al bloque Occidental, con predominio de lazos con la UE y apoyo de las grandes corporaciones locales, de un sector rentístico y concentrado.

Si no se advierte esto a tiempo, junto con la necesidad de un debate interno en el seno del Frente en el sentido del cuestionamiento a la lógica de crecer para luego distribuir, o que pone salarios por debajo de la pobreza, incrementa los gastos de servicios públicos que alientan la inflación, recorte de derechos (por ejemplo, la moratoria jubilatoria) y que alienta la inflación vía devaluaciones periódicas, habrá apatía, corridas de los votantes hacia los extremos, como ya se expresara en las PASO, y licuación de la base electoral del Frente de Todos.

Parte de la posibilidad de un mundo distinto tiene que ver con la recuperación de capacidad de regulación de los Estados en función del bien común, de la justicia social, ambiental e intergeneracional; de no solo proteger seguridades y derechos jurídicos en términos individuales, sino también los sociales.

En un mundo que pierde soberanía alimentaria a causa de la guerra en Ucrania, en donde suben los precios de los granos y la carne, Argentina no puede desaprovechar la capacidad de producción de alimentos porque un grupo muy chico, de formadores de precios, se opone a cualquier control, y porque una parte de la clase política les teme y no quiere confrontar con estos.

Hay problemas de justicia distributiva que hay que abordar, lo mismo con los paraísos fiscales y la evasión. Es una irresponsabilidad no pensar que el capital tiene una función social, que debe servir para generar empleos, mejorar la tecnología y la calidad de vida de una sociedad. Se debe resolver de otra forma la tensión entre los stake holders y los share holders

La riqueza colectiva no es para que cuatro empresas se queden con rentabilidades excesivas a expensas de la comida de los argentinos y del futuro del país, sino para tener nuevas regulaciones que fijen ganancias razonables, instituciones que fomenten la producción de pequeños y medianos agricultores, de protección climática, y para que no chantajeen al conjunto con el control de las divisas y encima pretendan la dolarización de la moneda.

Sin la recuperación de resortes de control estatal sobre la economía será imposible pensar una agenda propia que exprese autonomía en el plano internacional. La pandemia ha puesto en evidencia algo que en América latina tenemos como experiencia: el Estado es central para garantizar bienestar, salud, para impulsar la economía y para redistribuir recursos

Es en el plano interno en donde se definen las relaciones de fuerza que dan rumbo a los proyectos de desarrollo económico y de inserción internacional que se condensan en el Estado. Por lo tanto, la autonomía tiene que tener un sólido contenido, para poder construir estrategias flexibles pero certeras.

La Argentina y su gobierno todavía están a tiempo de reconducir un rumbo estratégico que suponga tanto una inserción internacional autónoma en la multipolaridad como un modelo de desarrollo sustentable e inclusivo, sobre todo cuando esto requiere de un debate interno para acordar ese rumbo y de innovación para un modelo diferente. 

En este sentido, poder divisar mejor un rumbo estratégico, hacia dónde vamos, ayudaría a definir los intereses de los argentinos en esta transformación global que se está produciendo. Frente a la decepción en crecimiento, el elemento personal y emocional es el que organiza la relación de los votantes con la vida política. Solo reacciones eufóricas nos hacen esperar un cambio. No hay ninguna esperanza en un mundo nuevo. Cuando no hay esperanza de un cambio real a través de los medios políticos nacen la ira y el odio. Es una de las manifestaciones del individualismo contemporáneo. Sobre todo, frente al relato de los medios que reproduce los intereses de las grandes corporaciones, de un Poder Judicial estamental y de los países dominantes que buscan defender un orden desigual.

*Director del Área Estado y Políticas Públicas de la FLACSO Argentina.