Durante la mañana de ayer una joven de 22 años denunció que dos sujetos la interceptaron en la parada de colectivo, la subieron a un vehículo e intentaron llevársela. El hecho es similar al acusado el viernes de la semana pasada, cuando otro hombre tomó a una mujer de 47 años, quien también esperaba abordar el transporte público, y la violó en un descampado de la zona norte de la ciudad de Catamarca.

Ambos hechos de violencia sucedieron entre las 5.30 y las 6 de la mañana cuando las víctimas se disponían para ir a trabajar y estaban solas.

Según confirmaron desde la Policía de la provincia, la joven se presentó en sede policial y relató que mientras esperaba el colectivo en la parada de Avenida de Choya esquina calle Costa Rica para ir a su lugar de trabajo, un automóvil se detuvo delante de ella. En ese momento, un hombre mayor de edad se bajó del vehículo, la sujetó de la parte trasera de la cabeza (agarrándola entre el pelo y la capucha de la campera) y la metió violentamente en la parte de atrás, mientras él se subía delante.

Desde ese lugar, la sujetaba para que baje la cabeza y así emprendieron la marcha. Ella comenzó a forcejear y pudo escapar del automóvil a las 2 cuadras aproximadamente, quedando en el interior del vehículo su mochila que contenía documentación personal y 4 mil pesos.

El episodio que vivió la joven, fue similar al sucedido el viernes cuando otra mujer, relató que fue robada y luego golpeada y abusada sexualmente en un terreno baldío cercano a a la misma Avenida Choya. Tras la agresión el hombre huyó y ella fue socorrida por otras mujeres que estaban apostadas en la parada de colectivos.

En este caso, el sujeto identificado como Aaron Yuseel Sierras de 30 años fue indagado el lunes e imputado por el delito de abuso sexual con acceso carnal, calificado por el uso de armas y robo, en concurso real y en calidad de autor.

Sierra, ya contaba con antecedentes penales por delitos contra la propiedad y permanece detenido.

Entre octubre y febrero de este año, se denunció una seguidilla de ataques sexuales que eran cometidos en inmediaciones de los boliches bailables de la ciudad Capital, ubicados también en la zona norte. En estos casos las víctimas eran captadas dentro de los mismos locales.