Una pastelería en Notting Hill              5 puntos

Love Sarah, Reino UNido, 2020.

Dirección: Eliza Schroeder.

Guión: Mahalia Rimmer, Jake Brunger y Eliza Schroeder.

Duración: 97 minutos.

Intérpretes: Celia Imrie, Shelley Conn, Shannon Tarbet, Rupert Penry-Jones, Bill Paterson.

Estreno: en salas únicamente.

No: Una pastelería en Notting Hill, de Eliza Schroeder, no tiene ningún tipo de vínculo con la famosa comedia romántica Un lugar llamado Notting Hill (1999), protagonizada por Julia Roberts y Hugh Grant, más allá de que sus acciones tengan lugar en el mismo (y ahora popular) barrio londinense. De hecho, en aquella al menos el nombre del barrio constituía el título original de la misma, mientras que en esta su inclusión solo consta en el utilizado para su estreno local. Es cierto que el aire de bohemia cool del distrito, similar al que -gentrificación mediante- puede advertirse en algunas zonas del Palermo porteño (Palermo 2.0), le aporta atmósfera y colorido a la película. Sin embargo, esa puntillosa geolocalización no representa ningún tipo de aporte dramático a una historia que, modificando algunos detalles estéticos, podría ocurrir en cualquier otra parte.

A pesar del carácter espurio de su presencia en el título, la mención a Notting Hill puede ser vista como una alusión de clase muy específica. Un indicador de que los protagonistas de lo que se está por contar no serán obreros ni hablarán el cockney de los suburbios, pero tampoco serán ni ricos ni famosos. Se trata en cambio de personajes de clase media alta, de buen pasar, emprendedores y, sobre todo, de carácter noble a pesar de no pertenecer a la nobleza británica. La película comienza con la muerte de Sarah, una mujer de mediana edad, justo cuando se dirigía a poner en marcha el proyecto de instalar la confitería mencionada junto a su mejor amiga. Ese mismo día, la madre de Sarah, de quien estaba distanciada, le escribe a su hija una carta de reconciliación que ahora carece de sentido. Ambas mujeres, junto a la hija de la muerta, deciden honrar su memoria abriendo el local tal como ella hubiera querido.

Comedia dramática de rigor, Una pastelería en Notting Hill es una historia de vínculos dañados a los que el amor consigue devolverles la salud. Pero la cosa no será sin esfuerzo. Como los girasoles, esas flores amarillas cuyo carácter fototrópico les permite moverse en busca de la luz solar, Una pastelería en Notting Hill no se regodea en la oscuridad de sus primeras escenas. Por el contrario, sus acciones se orientan de manera constante en dirección al lado más luminoso de la vida, sin temor a volverse un poco empalagosa, como las delicias que se exhiben en las vidrieras de la confitería en la que transcurre la historia. Por esa senda la película hace equilibrio entre una gracia y una ternura que por momentos se perciben genuinas, y una tendencia por lo manido, pero que nunca llega a volverse exasperante. De tal forma, la película no puede evitar dejar en evidencia su abierta necesidad de erigirse en una fábula bienintencionada con moraleja, opacando un poco la simpatía final que se pueda desarrollar hacia sus personajes.