Para Jorge Sad Levi, la memoria es el eje de la creación, la actualización continua de lo que se asienta como patrimonio colectivo. Desde ese lugar, que a la par de una concepción artística refleja su compromiso ciudadano, el compositor impulsa el Festival Nuevas Músicas por la Memoria, un esfuerzo con especial acento en una programación internacional, estéticamente pluralista y con perspectiva de género, que este año llega a su octava edición. Con el apoyo de la Dirección de Cultura del Municipio de Morón y el Espacio Multicultural Casa Saldías de Morón Centro Norte, y la colaboración de Alina Gullco y Andrea Escobar, este año el encuentro en torno a la experimentación sonora se prolongará por dos jornadas en las que presentará obras instrumentales, electroacústicas, mixtas y vídeomúsicas de compositores y compositoras de la Argentina, Chile, España, Francia y México. Los conciertos tendrán lugar en Morón: viernes 24 en el Teatro Gregorio Laferrere (Almirante Guillermo Brown 980) y sábado 25 en Casa Saldías (Adolfo Saldías 273).

Juliana Moreno y Andrea Escobar en flautas, Mariana Brondino y Alejandro Soraires en saxos y Martín Devoto en violoncello serán los intérpretes de ambos programas, que incluirán además aditivos electrónicos. En la primera jornada se podrá escuchar el estreno mundial de Oroimen, para violoncello y electrónica en vivo, de la vasca Zurine Gerenabarrena, además de obras del compositor francoargentino Daniel Teruggi, el cordobés Gonzalo Biffarella, las argentinas Carolina Carrizo y Virginia Mantinian y los chilenos Nicolás Kliwadenko y Cristian Morales Ossio.

La primera noche será también la oportunidad del estreno de Lo nuevo es la memoria radiante del pasado, la versión audiovisual realizada por Pablo Magne sobre una pieza acusmática del mismo Sad Levi. La obra ya tuvo varias presentaciones online -entre otros lugares, en México y el País Vasco-, y por primera vez se podrá ver y escuchar en vivo en la Argentina. “Es una obra que tiene que ver con todo esto, claro, porque en general la memoria en mi música es el lugar hacia el que tiendo. Palabras como recordar y acordar, entre otras ligadas la raíz latina ‘de corazón’, forman un campo de sentido muy poderoso y mi trabajo como compositor es fundamentalmente ese: recordar, lograr recordar, pasar a través de las ideas y las estéticas hegemónicas para reconstruir una memoria”, dice Sad Levi a Página/12. Otro estreno de Sad Levi, en este caso absoluto, tendrá lugar en la segunda jornada del Festival, en Casa Saldías. Se trata de Praxema, para flauta y electrónica, que compartirá programa con páginas del mejicano Eduardo Palacio, el español Juan José Raposo, el francés Yuko Katori, los francoargentinos María Cristina Kasem y Mario Mary y la argentina Natalia Garavaglia.

“Lo primero que me surge pensar, a punto de comenzar una nueva edición del Festival, es el esfuerzo enorme para lograr que una manifestación de estas características vuelva a existir, recupere su lugar y su sentido”, dice Sad Levi y enseguida evoca a Sísifo, el impío hijo de Eolo condenado empujar cuesta arriba una y otra vez una piedra que, a punto de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo. “Este año, Daniel Redak, director de Cultura de Morón, hizo lugar a la propuesta y así encontramos espacios para dar forma a una programación que se caracteriza por un énfasis importante en la música mixta, un género que está bastante raleado en las programaciones oficiales. También hicimos hincapié en la participación femenina, tanto en las intérpretes cuanto en las compositoras, no por el mero hecho de cumplir con leyes, sino por un genuino interés por escuchar obras de artistas realmente interesantes, con mucho para decir”, agrega el compositor.

Hablando de memoria, Sad Levi recuerda que desde sus primeras épocas el Festival demostró que se pude hacer una política cultural en el ámbito de la música contemporánea. “Pensamos siempre en un encuentro que vaya más allá de la amistad o la cercanía que los organizadores o funcionarios tengan con los músicos programados”, enfatiza Sad Levi. “A lo largo de estos años, entre otras cosas, hicimos más de 150 obras de compositores argentinos, muchos de ellos jóvenes, varios egresados del Ginastera (el Conservatorio Alberto Ginastera, de Morón), como Damián Gorandi, Wanda Cravetes, Ezequiel Ezquenazi, Nico Rodríguez, Matías Sánchez. Compositores que hoy andan por el mundo y que se formaron componiendo para el Festival en épocas en las que estudiaban en el Conservatorio bajo mi guía”, continua el compositor, que desde su fundación, en 2011, es director artístico de Nuevas Músicas por la Memoria.

“En todo este tiempo, llevamos esta idea de memoria y música contemporánea también a Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires y además hicimos, con el Cuarteto de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, un homenaje a Gerardo Gandini que pudimos mostrar en distintos escenarios. Por supuesto que para todo esto, sensibles a que la pluralidad es indispensable, invitamos también a compositores que no comulgaban ideológicamente con la propuesta. Aunque, naturalmente, recibimos algunos ataques, quedó demostrado que el Festival tiene sentido, porque todo nuestro esfuerzo se orienta a defender la idea madre, que tiene que ver con la reciprocidad entre música contemporánea y memoria, dos conceptos que se necesitan, se buscan y se complementan”.