Mientras continúan las pesquisas penales para determinar si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cometió un delito de obstrucción a la Justicia con sus supuestas presiones al ex director del FBI, James Comey, la determinación bipartidista de llegar hasta el final en el Congreso no resta apoyos republicanos al presidente.

Para los demócratas y muchos expertos legales en ambos partidos, el testimonio al Senado de Comey es devastador para el presidente Trump, que lo retrata como un mentiroso que trató de detener una investigación federal. Sin embargo, para Trump, muchos republicanos, sus seguidores y medios de comunicación conservadores, la situación es una exoneración. “A pesar de tantas declaraciones falsas y mentiras, total y completa vindicación”, el presidente twitteó temprano en la mañana después del testimonio de Comey. Por un lado, los demócratas arrecian el paso en su acusación a Trump de menoscabar la separación de poderes, según su líder Nancy Pelosi. Pero por otro, el portavoz Paul Ryan aseguró: “Si yo fuera demócrata, no promovería un impeachment (juicio político) contra el presidente”.

El comportamiento de los republicanos en el Comité de Inteligencia fue claro. El grupo de senadores que había promovido hasta ahora una investigación a fondo de la llamada trama rusa centró sus intervenciones en cuestionar al ex director del FBI. Roy Blunt (Missouri) arremetió contra él por filtrar su memoria a la prensa. A James Lankford (Oklahoma) no le pareció que Comey hubiera recibido presiones de Trump. 

Por su parte, expertos legales advierten que declarar a Trump vindicado es prematuro e ignora los verdaderos riesgos legales y políticos que Trump y sus asociados enfrentan en relación con el despido de Comey y la investigación en curso en Rusia. A su vez, afirmaron que las interpretaciones a favor del mandatario tampoco toman en cuenta nuevas preguntas que el testimonio de Comey planteó sobre las acciones de los miembros clave de la administración, incluyendo al Fiscal General Jeff Sessions, al yerno de Trump y al asesor principal, Jared Kushner, y al Jefe de Gabinete Reince Priebus.