“Los votos se cuentan de a uno”, suelen decir no pocos dirigentes políticos. En cada elección también hay múltiples alusiones a la “igualdad” del voto universal, secreto y obligatorio sin diferencias sociales. Sin embargo, la representación de las provincias en la Cámara del pueblo (Diputados) no es igualitaria, porque existen distritos subrepresentados y otros sombreretes de acuerdo a su cantidad de habitantes.    

De las 127 bancas que se renuevan en Diputados en esta elección legislativa, 35 corresponden a la provincia de Buenos Aires. Apenas un poco más de un cuarto (27,5 por ciento) del total de los 127 escaños en juego para un territorio que representa el 37,01 por ciento del electorado nacional con 11,8 millones de electores. 

En cambio, en la Ciudad de Buenos Aires los 2,5 millones de porteños eligen 13 diputados (el 10,2 por ciento de las bancas en disputa) con un total de electores que representan menos del 8 por ciento del padrón nacional (7,95).

Los otros distritos más grandes del país, Córdoba y Santa Fe, eligen solo 9 diputados cada uno (7 por ciento de las bancas), a pesar que tienen más electores que la Ciudad de Buenos Aires. Córdoba con 2,7 millones (8,68 por ciento del padrón nacional) y Santa Fe con 2,6 millones (8,36 por ciento del padrón nacional). 

La misma situación de subrepresentación, de acuerdo a su crecimiento demográfico, sufren la mayoría del resto de las provincias. Las diputadas Myriam Bregman (FIT-PTS) y la radical porteña Carla Carrizo (Cambiemos) presentaron proyectos para corregir con distintos métodos la actual representación proporcional, establecida por el dictador Reynaldo Benito Bignone para las lecciones de 1982 en base al censo de 1980 y que nunca fue modificada.

El tema fue motivo de cierta discusión el año pasado en la Cámara baja, que no pasó a mayores porque la alianza oficialista Cambiemos clausuró rápidamente el debate y el resto de los bloques mayoritarios tampoco insistieron con la propuesta.