A Nicole Levy y Ezequiel Curcio, estudiantes de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), no solo los une la carrera y haber elegido la misma orientación a la hora de especializarse, sino también valores como la tenacidad y la persistencia.

En 2020 se inscribieron en el proceso de selección interno de la Facultad para participar del Concurso Interamericano de Derechos Humanos, un certamen organizado por la American University-Washington College of Law, pero quedaron suplentes. Lejos de desanimarse, al año siguiente volvieron al ruedo y fueron seleccionados para trabajar bajo la tutoría académica de Francisco Balbín.

El concurso se basó en un caso hipotético escrito por expertos en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos que reflejó un tema legal actual en la región: “Cambio climático y derechos humanos: impactos, responsabilidades y oportunidades”.

Los estudiantes debieron cumplir el rol de representantes de las víctimas o agentes del Estado demandado en los escritos presentados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Debieron investigar, entre otros hechos, la muerte de miembros de una comunidad nativa. Una de las premisas establecía: “En 2004 Ramón López, de 10 años de edad, originario y habitante de Murujuy, fue diagnosticado con un tumor maligno y falleció al año siguiente. Su mamá, Maricruz Silva, confirmó que los hospitales y centros de salud tenían reportes de tumores de tráquea, bronquios y pulmón en índices que solo se presentaban allí y en menores de edad de familias que no tenían ninguna historia de este tipo de cáncer”.

El equipo desarrolló argumentos jurídicos sustentando la posición de las víctimas de violaciones de derechos humanos en temáticas variadas como derecho a la salud, medio ambiente y pueblos originarios y logró el premio mayor, un reconocimiento que no se obtenía desde los años noventa.

En su escrito, los futuros abogados establecieron que "el derecho a la salud depende del acceso al agua potable, alimentación adecuada y ambiente sano. La OMS calificó la contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles como cancerígena. Asimismo, los residentes de zonas de sacrificio, por ser áreas altamente contaminadas, sufren consecuencias devastadoras en su salud. Aun más, el cambio climático aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias y enfermedades transmitidas por el agua”.

”Fue una oportunidad única para tener una experiencia práctica acerca de cómo funciona el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ya que el modelo está basado en el funcionamiento del sistema real”, señaló Curcio, próximo a recibirse de abogado con orientación en Derecho Internacional Público y en Derecho Empresarial, en diálogo con el Suplemento Universidad.

Por su parte, Levy, que sigue Derecho Internacional Público y Derecho Penal, aseguró a este suplemento: “Tanto a Ezequiel como a mí nos sirvió para confirmar nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos y seguir en este camino que tiene como objetivo lograr una sociedad más igualitaria y justa”.

En la competencia participaron 38 universidades de Argentina, Bélgica, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Singapur y Venezuela.