Cada elección que pasa, cada afiebrado cierre de listas de candidatos que opera; parecen asestarle un golpe más a los partidos políticos. Que hoy pesa más una cara o un slogan que la pertenencia a una fuerza política no es ninguna novedad, pero constatarlo cada dos años de un tiempo a esta parte, no deja de ser sorprendente.

Algo de eso hubo en este cierre de listas para concejales para la ciudad de Rosario que tendrá, por ejemplo, a radicales en el Frente Renovador, a radicales peleando por un lugar dentro del Frente Progresista y a otros radicales que intentarán revivir el orgullo partidario de ir a una elección sólo con el sello de la UCR.

Es curioso lo que viene pasando porque el socialismo de a poco se va convenciendo de que cada vez más radicales se pasarán a la alianza con el PRO, por lo tanto le fue obturando los lugares en sus listas. Pero resulta que el crecimiento del partido de Mauricio Macri hace que haya cada vez menos espacios para los antiguos socios radicales. Una paradoja que pone a los de la UCR en una encerrona que a veces los hace saltar hacia otros lados, como es el caso de Daniela León y Martín Rosúa. Ambos sin lugar en ninguno de los dos frentes en pugna.

Esto no quiere decir que los peronistas se mantengan todos adentro de la estructura del PJ. Por el contrario, esta fuerza política tiene a dos ex jefes partidarios provinciales en el PRO y a un senador nacional ex gobernador de Santa Fe. En su momento, el peronismo no kirchnerista migró hacia el macrismo sin disimulo, sólo que muchos lo hicieron a título personal. En cambio, los radicales necesitaron montar la convención de Gualeguaychú para darle una pátina orgánica a la movida.

 

Alberto Gentilcore

 

En la Argentina no hay coaliciones, hay conveniencias. El partido que lidera los frentes es el que manda y reparte los cargos. Y no sólo eso, sino que elige quién va en cada lugar. Sólo hay que recordar la fórmula del 2007 para la gobernación: estaba claro que Hermes Binner era el candidato, pero los radicales querían acompañarlo con Carlos Fascendini. Pero Binner la quería a Griselda Tessio y así fue como terminó conformado el binomio. Fascendini tuvo que esperar hasta la actual gobernación de Miguel Lifschitz para ocupar ese cargo. Otro tanto pasó con el ministro de Trabajo Julio Genesini. Los radicales querían seguir en el cargo con otro nombre, pero el socialismo les advirtió que era ese nombre o ponían en el lugar a uno de los suyos. Así funciona. Por eso, si el PS le concedió la cabeza de lista a Pablo Javkin, de la Coalición Cívica, los otros lugares expectantes serían decididos por el partido gobernante en la ciudad. Incluso, el tercer lugar de la nómina para concejales no fue otorgado al PDP sino a Lisandro Zeno, que fue elegido por Lifschitz para esa candidatura. No son los partidos, son los nombres.

Por eso también, en las dos listas de precandiatos a concejales del PRO no hay radicales en los puestos expectantes. Ni Ana Laura Martínez es secundada por radicales, ni tampoco Roy López Molina. Un ejemplo claro de cómo aquí también se achicaron los frentes. Un elemento que habrá que tener en cuenta a la hora de disputarse los cargos ejecutivos en el 2019. La necesidad de contar con hombres y mujeres de la UCR se fue reduciendo para socialistas y macristas por igual, lo cual pone en peligro a estas sociedades políticas en varios niveles. Quizá el carácter más frentista se sostenga en los pequeños pueblos donde los partidos más nuevos necesitan de las viejas estructuras, pero no mucho más.

Hay en estas elecciones de medio término un elemento que no suele ser parte de la consideración de la gente y a veces ni siquiera de agudos observadores políticos. Y ese factor determinante es el dinero para financiar las campañas. Un elemento que decidió la suerte de muchos a la hora de lanzarse a la contienda. El cálculo mínimo de una buena campaña a concejal en Rosario es de dos millones de pesos. Una cifra a la que pocos pueden alcanzar y que será ampliamente superada por los candidatos de los frentes que gobiernan. Arriba (Diputados) y abajo (Concejales) el socialismo y el PRO le meterán muchos recursos a sus postulantes. Por eso Macri se animó a encabezar la lista nacional en Santa Fe con un desconocido absoluto como Albor Cantard. "Con la plata que van a poner podrían haber encabezado con cualquier Natalia‑Natalia", decía esta semana un ácido y experimentado dirigente político que le toca ver de afuera esta disputa. Además de la plata, los estrategas creen que en todos los distritos el verdadero candidato es Macri. Es decir, consideran que la gente sólo votará Macri Sí / Macri No.

A esta altura hay una o dos cosas claras. El PRO tendrá en Rosario la interna más fogosa porque ahí la intención de Ana Martínez es borrarlo a López Molina de la carrera hacia la intendencia en 2019. Hay además dos vertientes claras, hasta algunos problemas personales de alta intensidad entre la diputada nacional y el diputado provincial Federico Angelini que sostiene a López Molina en esta pelea. Ambas listas tuvieron reuniones en la Casa Rosada para intentar bajar la intensidad de la disputa pero el escenario es bien complicado.

El segundo choque de intensidad se dará dentro del Frente Progresista que no pudo contener a Sebastián Chale. El actual concejal radical frentista amagó hasta con ir por afuera pero terminó decidiendo que el del FP era el espacio donde debía dar el debate. Eso sí, enfrentará a un enorme aparato publicitario con lo que deberá ingeniárselas para no pasar desapercibido e intentar colarse en un lugar expectante de cara a las generales de octubre.

En el peronismo es quizás donde la disputa interna tendrá menor intensidad. Ahí nadie cuenta con recursos extraordinarios (el PJ no gobierna ni la nación, ni la provincia, ni la ciudad) y los actores ya han debatido entre sí en los comicios de 2015. Roberto Sukerman y Fernando Rosúa son los candidatos que más se destacan, seguidos por Sebastian Artola que intenta una patriada de cara a agosto. El único elemento novedoso lo constituyen los gremios, grandes financiadores de las últimas campañas, que decidieron esta vez invertir en ellos mismos en una nómina que encabezará Antonio Ratner, de los municipales.