Los viajes suelen ser ideales para entregarse a la sorpresa y los vientos de cambio. Después de una gira por San Pablo, el trío entrerriano Valbé recibió una inesperada invitación para grabar su tercer disco en el estudio Family Mob, donde se hicieron discos de importantes grupos brasileños como Ratos de Porão, y que tiene su propio estudio de tatuajes. “Todo el tiempo pensábamos que estaban locos, y lo seguimos pensando. Era un delirio, ¡se la re jugaron!”, se vuelve a sorprender el baterista Cristhian Faiad. “Ellos son súper metaleros, entonces el estudio estaba preparado para grabar rock, con equipos, baterías y sonoridades más bien duras”, describe Noelia Recalde, compositora, guitarrista y cantante.

“De hecho, el técnico que nos asignaron se especializaba en rock, y cuando fuimos a grabar la guitarra de nylon de Noe, el chabón nunca había grabado una. No le encontrábamos la vuelta, pero al final le hizo bien al disco, porque le terminó dando una sonoridad más fuerte. Teníamos ganas de hacer un poco de ruido”, confiesa Faiad, en una cafetería a metros del Obelisco. Se refiere a Terser (2016), reciente trabajo de este ascendente trío –que completa el bajista Damián Helmer– integrado por músicos nacidos en Gualeguaychú pero instalados en Buenos Aires hace más de diez años. “Allá no hay muchos gestores ni lugares para tocar, falta contención cultural”, entienden.

La voz versátil y segura de Recalde, los parches inquietos de Faiad y el bajo intenso de Helmer se ponen al servicio de canciones amables y atmosféricas que fluyen como el río Paraná, pero que estallan contra el asfalto. En Valbé conviven el funk de Red Hot Chili Peppers, la calma litoraleña del Negro Aguirre y el espiritualismo telúrico de Hayao Miyazaki. “Soy súper fan, vi todas sus películas y me ceba ese mundo de fantasía. Toca una temáticas muy profundas”, cuenta Recalde sobre el tema que lleva el nombre del director y animador japonés. “Las letras me llevan para cuestiones reflexivas, humanas… ¡son los 30!”, bromea sobre el tono metafísico que predomina en Preciso parar o Minerales.

Valbé transita el circuito urbano junto a bandas folk como Duratierra, de rock como Ciruelo o cantautores pop como Valentín González, pero no se sienten parte de ninguna escena definida. “En Gualeguaychú hay peñas y una fuerte cultura folklórica. A los 13 años tocaba chamamé y cumbia. Empezamos a escuchar música en un momento en el que la gente del rock hacía cosas relacionadas al folklore”, da algunas pistas Faiad, que tiene 40 y “llegó” al Cuchi Leguizamón después de pasar por Spinetta y Fito. Y Recalde cuenta que le “explotó el cerebro” cuando escuchó a Divididos versionar a Yupanqui. “Me da la sensación de que la cultura rockera y la folklórica están súper ligadas, pero siempre intentaron separarlas. No es casual que Valbé suene así, porque todos incursionamos en ambos mundos”, analiza el bajista.

* Jueves 22/6 a las 21 en La Tangente, Honduras 5317.