Al galope de la pulverización del poder adquisitivo por efecto de la inflación, los sectores más postergados de la población aguantan como pueden su empobrecimiento sin pausa. Así lo perciben las organizaciones sociales que trabajan en el territorio. La necesidad va en ascenso y se acentúa un rasgo que empezó a hacerse visible en la pandemia: Trabajadores de la economía formal también se suman a la demanda de asistencia social que gestionan las organizaciones de base.

"Vemos mucha gente hoy en situación de calle, mucha gente cartoneando y de toda clase, gente grande, en bicicleta, de a pie. Se ve desde hace ya un tiempo personas mendigando en los comercios del barrio. Se nota más que antes, y eso que asistencia social hay, pero la inflación es un tren sin freno", dice Claudio Sejas, referente de la organización LIO Martín Frutos, desde la percepción que le otorga su trabajo cotidiano en la mesa coordinadora de esa agrupación barrial.

"Esperemos que la situación mejore o la gente tendrá que volver a pedir en la calle por sus derechos. Ojo, no hay bronca ni actitud o clima de saqueos como en 2001. Es distinto, hay más contención con las organizaciones, pero la plata no alcanza, se nota más que nunca, y es la herencia que nos dejó el macrismo", agregó. 

LIO coordina 25 comedores y merenderos de copa de leche en barrios de Rosario, Villa Gobernador Gálvez, el cordón industrial norte, Carcarañá, Cañada de Gómez y Santa Fe. De esas experiencias comentó a este diario que si bien hay asistencia social, la suba de precios constante erosiona la capacidad de compra. 

"Se hace difícil por la inflación, el aumento casi cotidano de los alimentos. Y Desarrollo Social de Nación ya no envía como antes la misma cantidad de mercadería que nos permitía manejar mejor la situación", indicó Sejas. 

Las organizaciones gestionan la ejecución del programa Potenciar Trabajo en los barrios. Organizan los talleres para la contraprestación del beneficio: huerta, carpintería, tapizado, textil, panificación, son las opciones que se desarrollan. Y además, los espacios de producción y oficios del Santa Fe Más (derivación del programa Nueva Oportunidad, del Ministerio de Desarrollo Social provincial). 

"Hay changas, los compañeros trabajan en los planes, pero la realidad se termina con la inflación, cuando van a la carnicería y lo que cobraron se les fue por un caño". Comentó como signos del tenor de la crisis ciertos cambios de hábito de consumo. 

"El que compraba pulpa o cerdo ahora se lleva medio kilo de pollo trozado, una bolsa con huesos. En el merendero de Baigorria los chicos cuando salen de la escuela pasan y preguntan si hay comida. Lo mismo la gente en el Fonavi de Grandoli y Esteban De Luca, cuando pasa por el taller del Santa Fe Más, nos ven con los jóvenes trabajando y preguntan, buscan una oportunidad", reveló Sejas.

El subsidio del programa Potenciar Trabajo representa alrededor de 20 mil pesos mensuales. Opera como un refuerzo del ingreso para el trabajador. Contra el lugar común del prejuicio, cada beneficiario o beneficiaria realiza una contraprestación, no es a cambio de nada, recalcan. Ahora cobrarán un bono extra por única vez de 11 mil pesos. 

Sejas puso el acento en la misión impostergable de que una política de Estado abra un horizonte real a la juventud en los barrios. "La generación de trabajo es compleja, y la escuela dejó de ser un espacio de transformación para ser apenas hoy un espacio de contención. En el taller hablamos con los pibes porque el narco está ahí nomás y tienta, pero saben que ir con ellos es una ruleta rusa, es morirse temprano. La juventud tiene ganas, quiere progresar", enfatizó.

Salario básico universal

El Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) es una de las organizaciones que más pugna por la implementación del Salario Básico Universal, un ingreso general de casi 15 mil pesos, lo que requiere hoy un individuo para la nutrición básica, y que el Estado así garantice que toda la población supere al menos la indigencia.

"Planteamos esa propuesta porque entendemos que si bien organizamos a los compañeros de la economía popular que cobran el Potenciar Trabajo, eso no alcanza. Hay todo un sector importante de la economía trabajadora, formales o informales, pero que no llegan a tener un salario que les alcance", expuso Victoria Clérici, referente en Rosario del MTE. 

"Percibimos la demanda en aumento. Por un lado tenemos cooperativas de trabajo que cobran el Potenciar Trabajo que no alcanza, no llega a 20 mil pesos. Quienes más golpeados se ven son las compañeras que trabajan en cuidados comunitarios. Son compañeras que tienen productividad pero es social. No hay ingreso directo en la rama comunitaria. La gente no te paga si le das de comer, es distinto al del cartonero. Esa cuestión hay que atender de manera urgente. Nuestras unidades productivas son precarias. La gente se ve en la necesidad de tener más horas de trabajo porque si no no les alcanza", describió. 

Para esta militante del campo popular, urge que el Estado decida un fortalecimiento de los ingresos para la clase trabajadora y jubilados. "Es preciso que fortalezca la economía popular con herramientas, espacios de trabajo, inclusión de cooperativas, vínculos con el sector privado", enumeró.

Planteamos tres realidades: el empleo que no habrá más por más que haya un crecmiento económico, luego un sector precario de la economía popular que trabaja pero sus medios de producción son precarios; y tercero un sector informal mucho más amplio que también trabaja pero que no llega a fin de mes y no tiene derechos. 

Debe haber un fortalecimiento de ingresos para toda la clase trabajadora y para jubilados y jubiladas y fortalecimiento de economía popular en cuanto a herramientas, espacios de trabjao, inclusión de cooperativas y relación con el sector privado. 

"Pero antes planteamos el SBU, es poner en agenda la distribución del ingreso, que hoy solo lo disputan sectores concentrados de la economía", reclamó Clérici.