Festejamos como el mejor gol de nuestra vida la excarcelación extraordinaria de Higui y ahora con los dientes apretados vamos por la absolución. Si bien la frase que precede parece salida de una declaración post partido y de vestuario es el sentimiento que unió en un enorme hilo invisible a muchxs que desde que nos enteramos de la historia de esta arquera, de la injusticia del encierro no paramos en accionar por su libertad.

Higui es arquera, jugadora de fútbol lesbiana y vive en el conurbano. Pasó las cuatro décadas y lo que más le gusta en el mundo es transpirar la camiseta y rodar por la tierra o abrir los brazos todo lo que se puede para atrapar la pelota. Un puesto extraño el de arquera. Un puesto de valientxs. Difícil en el fútbol de mujeres aún. Solitaria sabiendo que en un segundo puede pasar de heroína absoluta a responsable de la derrota si le meten un gol en el minuto noventa. Muchas agallas y personalidad. Todxs en ese puesto, dicen, deben tener un poco de locura, destacarse por sobre el resto. Ella siempre admiró e imitó a René Higuita, leyenda del fútbol colombiano, que se ocupó de hacerle llegar fuerza en los momentos duros y alegría por esta libertad recién lograda. Higuita sabe que Eva Analía de Jesús es de lxs suyxs. Sabe de qué lado de la mecha está. Ojalá podamos verlxs juntxs en una cancha en breve. Será para demostrar que el fútbol no reconoce límites ni fronteras. Ni de género ni de orientaciones sexuales ni de etnias ni de color. Juntas tirando El escorpión, la jugada que los hace famosos. Y podremos decir que el mundo es un poco más justo.

Mientras tanto el derecho al juego, a hacer pie en el deporte que más nos gusta es lo que nos empodera, nos libera, nos ayuda a ser más nosotras. Las pibas en los barrios saben que les corresponde la lucha por el tiempo libre, los cuerpos y el reparto de tareas en casa. Saben que también les es propio juntarse con amigas reírse y ocupar la cancha porque es nuestra forma de pararnos en la vida. Pasar de la tristeza profunda por la pérdida de una compañera indispensable Vero Marzano a la alegría inmensa de saber que unidas y organizadas somos invencibles. Somos futbolistas como Higui y nos queremos vivas libres y felices. Abran cancha porque no hay fuerza en el mundo que nos pueda parar y porque siempre el mejor partido está por jugarse.