Triunfó el “nosotras” Higui liberada, la organización feminista lo hizo, el movimiento de lesbianas y mujeres no cejó en su proclama persistente: “organizadas ya te vamos a sacar”. La ocupación de las calles, el grito colectivo en el espacio público, una fuerza lesbofeminista que a partir de cada injusticia construye una libertad nueva. Higui estaba presa por lesbiana. La lucha por su excarcelación y a partir de ahora la pelea para obtener su absolución, constituye un ejemplo de que el sujeto político del feminismo no precede a sus reivindicaciones, sino que emerge en la coyuntura misma en que los movimientos de lesbianas y mujeres identifican la perpetración injusta de una violencia y producen su reclamo. Aun cuando en estos movimientos hay otr*s sujet*s que participan, quiero subrayar el valor del femenino y hacer visible la lesbianización. El valor del “nosotras”, no para rescatar una supuesta feminidad anclada en la naturaleza, sino para contribuir a una genealogía que pretenden escamotearnos: la de mujeres políticamente activas, en la calle, emprendedoras, agresivas, furiosas, concientes de que su ira no es producto de un capricho hormonal, sino de una conciencia política. En igual sentido, este hito histórico de libertad para Higui nos pone en un contexto de lesbianismo político, oportunidad de lesbianizar el movimiento feminista, situar la potencia de la disidencia sexual en el centro de emergencia de la producción política y no en el margen de tolerancia de la abyección. Como lo señaló valeria flores en el manifiesto potencia tortillera, se trataría de un tipo de protagonismo fundado en la habilidad para habitar un tiempo discontinuo, que tiene como soporte un “nosotras” que no indica un lugar de pertenencia sino un espacio al que se ingresa para construirlo. Reivindicamos ese espacio, su proceso permanente de construcción, la persistencia de los cuerpos en el espacio público como estrategia incansable ante cada avanzada de las instituciones y sus autoridades que buscan despotilizarnos: como los jueces que encarcelaron a Higui invalidando su acto de defensa personal, los médicos y los juristas que penalizan el aborto, los magistrados que no aplican la categoría femicidio… Por todo eso “nosotras” seguimos reuniéndonos, alzamos la voz, ocupamos las calles, hacemos “el encuentro” y disputamos nuestro lugar en la producción de libertades.