El Guadal Editora presenta Escenas y ensayos. Críticas socio-teatrales catamarqueñas, de Gonzalo Reartes el próximo viernes 12 de agosto en la Sala Ezequiel Soria. La presentación estará a cargo del educador y comunicador popular Sebastián Pinetta.

Contar una historia es, además de decirla, pensar en quien escucha y ve los gestos del narrador, oye su respiración entre las palabras, siente la proximidad del cuerpo del otro, observa todo el conjunto de acciones que son puestas en juego para pintar una acción o una secuencia de acciones.

Hay un cuento de Borges, ‘La búsqueda de Averroes’, que tiene en su interior una pequeña historia referida por un viajero, que los oyentes reciben con precaución porque la puede estar inventado mientras la va diciendo, para salir del atolladero en el que lo han metido quienes le solicitaron que refiriera una maravilla. Cuenta que en una ciudad del extremo oriente vio a unas personas, en una casa cuyo fin no logra entrever, que referían una historia haciendo la pantomima de los hechos de esa historia. Los interlocutores del narrador de esa maravilla no entienden de qué está hablando. Uno, con aprobación general, argumenta que para contar una historia solo hace falta una persona y no un grupo de ellas que mime la historia original. Ignoraban lo que era el teatro, no entendían el hecho de una historia con acciones, con movimientos, en una casa destinada para eso solamente.

¿Qué nos lleva a querer oír y ver historias? Quizás el gusto por recibir de otros un relato del mundo en el que vivimos, quizás porque percibimos en esas historias pensadas, escritas, actuadas, sufridas y gozadas por otros, en esas construcciones de un lenguaje distinto, vemos jirones de nuestra existencia y las vemos, insistimos en verlas, para capear un poco la soledad.

Cuando Gonzalo Reartes escribe ‘Escenas y ensayos’ está dando cuenta de sus encuentros con esas historias, con los discursos dramáticos, con las primeras emociones que lo embargaron cuando vio por primera vez esa referencia de una historia actuada, con cuerpos que ponían el cuerpo a otras personas, a otros hechos. Él está escribiendo una historia, sí, pero una historia crítica de esas puestas en escenas, ya muy distinta a esa que quiere decir Averroes: Reartes ya sabe qué es eso del teatro. Nos daremos con reflexiones que buscan, dentro de su propio pensamiento, alguna respuesta a esos interrogantes que se le plantean cuando asiste a ver una obra.

Es, también, una historia. Verdaderamente, su historia con el teatro, su corta historia con el teatro. Fue a ver las obras y a partir de esa acción es que escribe. Sus emociones iniciales dejan lugar a la reflexión sobre el lenguaje, sobre la propuesta, sobre las conexiones que se pueden establecer, que él puede establecer, entre lo que ve y lo que sabe, lo que ha pensado. Dentro de esa historia, que tiene su orden cronológico, está, a la par, una historia de las obras teatrales de los últimos tiempos, no todas, que convive, además de la reflexión social sobre las obras, con una incipiente historia del pensamiento sobre el texto escenificado. Y esto es lo que debe llamar la atención y sobre lo que se debe poner énfasis el lector: Gonzalo Reartes está haciendo camino en la reflexión sobre el teatro, más allá o más acá de las características históricas que mencionamos más arriba. El análisis, en un principio como fruto de la emoción, del impacto, producido por una obra, se va tornando, a medida de que el sentimiento se aquieta, en un minucioso recorrido por los significados que van floreciendo ante la lectura atenta de Reartes. Él va descubriendo, para y ante quienes leemos, una serie de sentidos que se conectan con el pensamiento filosófico, los saberes populares, en una trama que convoca a hacernos preguntas más que a sentir que hemos dado con las respuestas o con enunciados prescriptivos acerca de los sentidos de una obra.

El autor se muestra a sí mismo, en los discursos que componen el libro ‘Escenas y ensayos’, como un curioso del conocimiento. Esto es, alguien que se adentra con sus herramientas, con sus saberes, en el frondoso hábitat del teatro y va dando cuenta de los diversos elementos que constituyen una obra, de su lenguaje, de sus entrecruzamientos de lenguajes, para mostrarnos, pasado por el tamiz de la lengua y de su saber filosófico, un universo de conexiones, una red neuronal de significados.

El libro se nos muestra como un aporte necesario y lúcido por su escritura igualmente lúcida, por sus disecciones del hecho teatral, por sus hallazgos de sentido, pero, sobre todo, por lo riguroso de su manufactura: podemos adivinar la concienzuda búsqueda y el meticuloso desarmado para volver a armar las obras con el fin de darnos la substancia semántica de la escenificación. Gonzalo Reartes nos cuenta la historia de las historias puestas en escena. Es, como diría el personaje del cuento de Borges, el “hablista” que nos relata, él solo, una historia que involucra muchas más personas que quien está contando, pero, en realidad, lo que sucede aquí es que lo que se nos muestra en una historia, sí, pero la historia de una reflexión, la diacronía de un pensamiento que nos va a contar una sincronía, un estado del teatro catamarqueño. Y esto se da porque el libro propone un recorrido por autores, ya grupales ya individuales, que hacen a la escena teatral de la provincia. Así, vamos sabiendo de la labor artística de Manuel Maccarini y Los Pejertos, Marité Pompei y Los Guardapalabras, Hugo Velardez y Uturungo Teatro Físico, Carla Acosta y La Precariedad Teatro, Carolina Maidana y La Compañía Cuerpoescénico, Emiliano Gómez y Grupo Ansiedad, Sebastián Sánchez y Territorios Teatrales, Gabriela Borgna y Cía. Argentina de Teatro Menor, Leandra Rodríguez y Compañía e, Alberto Moreno y la Corredera, e Idangel Betancourt y la Comedia Municipal. Y eso es lo que lo convierte a ‘Escenas y ensayos’ en una obra que marca un comienzo, una forma de mirar distinto a las obras que se producen en la provincia. El camino está iniciado. Esperamos que pronto se sucedan más caminantes.

*Docente y escritor.