La comunidad educativa de la escuela de Enseñanza Media   Nº2 Che Guevara organizó una radio abierta en el cruce de las avenidas Directorio y Lacarra para denunciar que por una falla en el sistema eléctrico el edificio tiene 380 voltios en lugar de 220.

Los manifestantes aprovecharon cada corte de semáforo para visibilizar su reclamo y exigieron una revisión pormenorizada de toda la instalación eléctrica del establecimiento y un plan de obras para resolver el problema “de manera urgente”. “Viene gente de Infraestructura todo el tiempo a sacar fotos pero nunca con una herramienta en la mano”, advirtió a este diario Pablo Fernández Alberti, docente de la institución, quien informó que está en riesgo el comienzo de clases después del feriado de hoy.

No es la primera vez que la escuela Nº 2 alerta sobre los innumerables problemas edilicios que aquejan al establecimiento, que ya estuvo diez días sin calefacción y cinco sin electricidad. Los docentes denunciaron, además, que los cielos rasos “se les caen en la cabeza”, que hay cables electrificados descubiertos y goteras sobre los bancos de los alumnos.

Por si fuera poco, la Che Guevara sufrió tres robos –el último, en febrero– pero el Ministerio de Educación nunca repuso el equipamiento que se llevaron los delincuentes, a pesar de que en las últimas reuniones los docentes reiteraron su reclamo. “Los vidrios que se rompieron en el robo los pusimos los docentes”, contó, con tristeza, Alberti.

Jorge Adaro, secretario general de Ademys, por su parte, inscribió la situación en un contexto más amplio de “desidia”. “Insistimos que no es un problema de eficiencia. Entendemos que es parte de una política de abandono de la escuela pública”, denunció Adaro ante PáginaI12, y advirtió que podría mencionar “dos millones de ejemplos de cómo el gobierno va abandonando sistemáticamente sus responsabilidades” respecto de la educación pública.

El dirigente gremial puntualizó que en las últimas reuniones con los funcionarios porteños, estos eludieron sus responsabilidades y culparon a los chicos por el paupérrimo estado de las instalaciones. “Finalmente responsabilizan a los estudiantes y a la comunidad por el deterioro de las escuelas y vienen planteando que hay que tener una política contra el vandalismo. Transfieren la responsabilidad”, denunció Adaro.