“Siempre me quedé con ganas de escribir sobre la burguesía empresarial argentina”, reconoce Bernardo Carey. “Mis socios comerciales, Betty Gambartes y Diego Vila, me han hecho una propuesta que tiene vasos comunicantes. Yo junto material, cosas informativas, historias, y después aparecen los personajes, la escritura y los diálogos. Estoy en la etapa previa de la escritura. Sé que va a ser una celebración, pero todavía no lo tengo claro. No sé si es un velorio, una boda o un cumpleaños”. Carey, que fue vicepresidente de Argentores, cuenta que ahora se va a dedicar a trabajar con la biblioteca de la entidad. “Yo siempre he sido libresco y librero, no solo por haber trabajado quince años de librero en Librerías Santa Fe, sino porque estudié Bibliotecología con la señora (Josefa) Sabor y Augusto Cortázar en el 57 y 58 -recuerda-. La biblioteca está catalogada, pero todavía no están valorizados los títulos que hay: es lo mismo NN que Roberto Arlt. Quizá haga un trabajo espantoso de valorización. La biblioteca se llama José de Maturana y nadie sabe quién fue José de Maturana. Quiero recuperar a los fundadores de Argentores, entre los que estuvieron Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari y Ulises Petit de Murat. Hay unos 25 mil volúmenes y además tenemos todos los libretos con anotaciones a mano.”