¿Cuántas veces, señorita tortón, fue que usted esgrimió sus dotes bailarines para cachenguear y conquistar? Belén Shibre y Valentina Brishantina, ninfas flameantes que bailan con BIFE, Sudor Marica, y en la fiesta Jolie, son especialistas en anti-clases y desmitifican danza a caderazos. Estas bailarinas intergalácticas se conocieron así, en plena pista donde se cruzaban y se admiraban. Hasta que unidas por esta pasión del goce bailantero, se pusieron y junto a un tercer miembro colombiano crearon la compañía Ballet Alien Internacional. Y de ahí no pararon. Son convocadas para cuanto evento se digne de volverse fiestón. Y es más, Belén Shibre sube la apuesta y estrena taller Entrenamiento Queer, “espacio donde sacamos nuestra potencia en manada” a puro ritmo caribeño. ¿Quién dijo que las tortas no podíamos sacudir bien las cachas? 

¿Por qué eligieron el nombre Ballet Alien Internacional?

Valentina: Lo de lo alien es porque nos sentimos de otro planeta. Nos queremos poner en bolas y mover el culo todo el día, pero como no podemos lo vamos a hacer sobre el escenario. Ballet es porque juega con lo serio y nosotras no creemos que lo nuestro sea algo tan serio, en el sentido formal de la academia donde abunda la competencia y una disciplina de sufrimiento. No. Todo el mundo puede vibrar con la música, es parte de nuestra humanidad, o alienidad. ¿Internacional? Porque estaba Juanito que era de Colombia que ahora está allá. Igual estamos planeando gira. Y las siglas suenan como “bye” en inglés, y nosotras le decimos BAI a la estupidez, a estar bajón.

Exacto, chau a todo.

V: Con Ballet Alien Internacional denunciamos que la danza es muy hetero, como todo en la vida. Siempre mujer y hombre, donde se te ocurra está el binarismo. También en cómo se enseña. Por ejemplo, la depilación. Fui a una clase de pole dance con las axilas peludas, bah, toda peluda. Y no podían creer que tuviera pelo. Un escándalo. La danza se expone y se enseña de forma muy hetero. Por eso, la brillantina en nuestros shows es tan importante. Nos ponemos por todo el cuerpo, es nuestra nueva piel, algo más allá de lo humano. No nos tenemos que depilar. Alcanza con ser alien, ser de otro planeta que no tenga estas normas limitantes de la danza y de la imagen.

Belén: Tratamos de superar nuestros límites corporales cotidianos. Ya sea con la brillantina, con algún aplique, con zapas de luces, maquillaje alien, pelucas. Buscarle la vuelta para que sea divertido. Es un proyecto que sale de la risa, del placer. 

¿Qué quiere decir anti-clase de baile?

B: Es una propuesta escénica que hacemos con el público. Flasheemos perreo. Fijate, mira a los costados, agarra a la persona que tengas al lado, ahora tirate en el boliche, la gente tal vez no se anima a tirarse al piso, pero sí tiene ganas. Y ahí aparecemos nosotras para decir: hacelo. Lo mostramos primero, y de pronto vemos que la gente lo hace y decís qué bueno, guau. 

V: Claro, nos preguntamos ¿cómo hacemos para enseñar a perrear? Les mostraos algo, pueden tomarlo o dejarlo. 

B: Armamos dinámicas con la gente. Ella empieza a hablar, yo a bailar, elegimos música y empezamos una dinámica de pareja de perreo haciendo tal cosa. Lo vamos mostrando. La gente lo hace. Pero también empieza a hacer otras cosas, gente de la nada que se abre de piernas, una que levanta a otra, y así. Y se generaron cosas complejas, distintas. Ya está es anti-clase. Se dan cosas que no esperamos, que no enseñamos. 

¿Cómo se traslada esta propuesta de anti-clase al espacio de Entrenamiento Queer?

B: Hace mucho tiempo tengo una relación con la danza caribeña. Transité una vida hetero, pero soy torta feliz hace seis años. Siempre hubo cosas en el ambiente de la danza que me hacían ruido. No me sentía representada ni en los estereotipos del cuerpo, ni en la formas. El reggaetón era y es re machista, así como la lógica de las coreografías. Me enamoro de una chica y empiezo a transitar esta parte de mi identidad torta. Y quise producir reggaetón, salsa, dance hall, lo que yo bailaba pero en clave torta. O en clave de lo que me representara. Quería que la identidad torta, marica, trava, trans esté en la danza. Quiero hacerlo desde los ritmos caribeños porque tienen esta cosa muy alegre de compartir, de colectivo. Siempre rescato la felicidad. Por eso, hay que bajarlo en clave queer, hay que agarrar ese espacio. 

Si pudieran dar un par de tips para empezar a descontracturar la heteronormatividad en el baile, ¿cuáles serían?

B: Animarse. Dejar la cabeza de lado y poner el cuerpo. Disfrutar del cuerpo, de la sexualidad, del baile propio. De mirarse al espejo y decir me disfruto. El resto sale. l

Próxima anti-clase: miércoles 28 después de la medianoche en la Fiesta Jolie. Entrenamiento queer: los lunes de 19 a 20.30 en Casa Fraga Bife Haus.