En su columna de opinión de La Mañana, Fernando Borroni lanzó un indignado comentario sobre los dichos de Patricia Bullrich respecto a que el gobierno debe ir "casa por casa" para buscar a los "no vacunados".

La columna de Fernando Borroni

Los dichos de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, sobre que el gobierno debe ir a buscar a los no vacunados y avanzar además sobre la obligatoriedad de las vacunas, con lo que uno está de acuerdo, hablan no sólo de su doble discurso, sino de su amoralidad, de su incoherencia, pero sobre todo de la manipulación social y política que mujeres como Bullrich ejercen sobre la sociedad.

Han dicho cosas antes y ahora dicen lo antagónico.

Por un instante, les propongo dejar de mirar a Bullrich y posemos la mirada sobre los que reciben sus mensajes: ¿cómo se manipulan las emociones de una sociedad? ¿Cómo se manosea su sentir, de viciar su accionar?

La atomización que ejercen los medios y sus empleados bien pagos, como Bullrich, van determinando una coyuntura.

Al comienzo de la pandemia era necesario, para los intereses de un sector de la economía y la política argentina, constituir al sujeto antivacunas, anticuarentena. Taladraron la cabeza contra las vacunas y las medidas de cuidado.

Ahora necesitan otra cosa y para eso deben destruir su propio relato y construir uno nuevo. No se trata sólo de cambiar discursos y ya. Hay que detenerse a pensar en qué objetivo tienen cuando tienen un discurso u otro

El objetivo es construir un sujeto social, un actor político que discuta, que mire, que construya una sociedad en pos de esos intereses mezquinos de unos pocos.

El objetivo es estupidizar a la sociedad. “Atentan contra nuestra libertad”, gritaban antes. Decían que el gobienro iba a ser autoritario, que querían manejar la vida de todos y todas.

Ahora gritan que hay que ir a buscar a las casas a las personas para que se vacunen.

José Pablo Feinmann decía: “Usted no es usted, sino un ente ocnstituido por los medios de comunicación”.

Por tanto, quizás debamos dejar de analizar sólo al actor y al mensajero, y empezar a preocuparnos más por el objetivo del mensaje.

Los Bullrich, Macri, Carrió y Casero, son instrumentos. Así debemos verlos. Son instrumentos nefastos, de tortura, para manipular y confundir.

El mentiroso, a menudo, desaparece de la historia.

La mentira, a menudo, escribe la historia.

La lucha debe ser contra la mentira y en ese camino denunciar a los mentirosos.

El verdadero objetivo debe ser la lucha de la verdad por encima de la mentira.