Un libro muy especial, realizado en Salvador de Bahía, Brasil, escrito por más de 200 colaboradores en Facebook con posterior montaje como biografía coral de Luis Afonso e Sérgio Siqueira, finalmente revela curiosidades de esa irrepetible década que tantos comparan con Woodstock. 

Iniciada justamente por el retorno, en 1970, de Gilberto Gil y Caetano Veloso, dando origen al término “Tropicalismo”. Está organizado en capítulos como “Geografía de la curtición”, “Santuarios de locos y alternativos”, “Tierra Prometida del artistaje”, “Danzando sobre la plaza”, “Personajes Amadianos (Jorge Amado) en las calles de Salvador”, “ ICBA Territorio libre del arte”. El libro enumera el surgimiento de admirables figuras de Brasil, sin excluir la presencia de visitantes internacionales que encontraron refugio en ese verdadero paraíso terrenal. 

La ciudad, rodeada de islas entonces semiabandonadas como Itaparica o pequeñas aldeas de pescadores y pueblos cercanos donde ninguna desnudez sería castigada, alberga a Roman Polanski, Jack Nicholson, Brigitte Bardot, Robert de Niro, Mick Jagger, Keith Richards, Mercedes Sosa, Gato Barbieri (que la compara con “una especie de Roma negra más desaforada que la original”). Además, por nombrar algunos, los legendarios Vinicius de Moraes, Dorival Caymmi, Glauber Rocha, Tom Zé, Chico Buarque, Maria Bethania, Gal Costa, Ney Matogrosso, son evocados por sus “posteadores” o “coautores” entre los que se encuentra el colaborador de Soy Fernando Noy, quien tuviera el privilegio de pasar toda esa década huyendo de la brutal represión en Argentina. 

Sin embargo, “Por increíble que parezca, en plena dictadura militar brasileña, surge este momento de mayor creatividad en el campo artístico”, escribe en la contratapa el pintor y bailarín Guido Lima. Contratapa en la que Noy, dentro de una serie de comentarios generalizados, también informa: “Estaba en la Escalera del Pecado, parte del Putódromo general, donde se reunían multitudes lgtb de Brasil y el mundo entero. Recuerdo aquella primera vez en que bajé con una estrella de mar anudada por tanzas sobre mi sexo y la cola cubierta con una cortina de volados que al bajar, por el ritmo de la danza, cayó. Hubo un gran silencio por vez primera en pleno carnaval”. Inmediatamente detenido por una horda de Policías Militares uniformados, Noy (a quien llamaban “Barbarella” por su larga cabellera desteñida al sol, justo en el momento que se estrenaba la película protagonizada por Jane Fonda) fue preso. Un grupo de personajes en plena fiesta corrió a rescatarlo logrando su liberación mediante una pollera blanca que provisoriamente le habían llevado. Al regresar, el carnaval reanudó su marcha y durante varios años Noy terminó transformándose en uno de los personajes más recordados y actual leyenda de esos tiempos. 

Conmueve saber que, cierta noche, pasando por las inmediaciones de una boite, acompañada por su amante, la aún desconocida por ellos simpatiquísima “gringa” apasionada por un nativo que resultara ser su último amor, escuchó músicos tocando en un burdel. Entró y entusiasmada quiso cantar. Tomó el micrófono para interpretar “Sumertime” dejando a todos maravillados. Por supuesto, era la mismísima Janis Joplin.

Un intenso panel de anécdotas desopilantes, psicodélicas, casi increíbles. Todo el mundo extasiado en cuerpo y alma. Las drogas alucinógenas de cualquier tipo, incluso todavía desconocidas por los represores, circulando en la casi increíble orgía sublime, profana e interminable con su vértigo de total libertad narrado por sus protagonistas que, sobrevivientes del éxtasis, no excluyen tantos otros personajes ahora seguramente bailando en otro plano del más alto astral.

El libro se transforma en un legado de placeres y mística alucinante, con incluso OVNIS aterrizando en las dunas de la siempre mágica ciudad de Todos los Santos  haciendo real un grito de Amor y Paz, consigna de esa época irrepetible pero ahora perpetuada por esta entrega. 

“La lucha no ha sido en vano, contrariando al Régimen dictatorial”, escribe en el poema-prólogo Morares Moreira, músico integrante del celebérrimo grupo Os Novos Bahianos. Fotos, collages, dibujos, precisa diagramación, documentan vidas casi imposibles de creer reunidas bajo el lema hecho carne viva: Amor y Paz o como escribe Eduardo Logullo “Canto, sudor y cerveza”. Si voce vai a Bahía, procurelo. 

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