La desapariciones, torturas y asesinatos son la faceta más terrorífica del impacto de la última dictadura militar sobre la clase trabajadora, pero no la única. La desidia y la negligencia de los interventores de empresas y servicios también se han cobrado vidas. En lo profundo del barro, el corto documental estrenado recientemente por el colectivo de divulgación Historia Obrera, recupera la memoria de una tragedia laboral ocurrida en 1981 dentro de una central termoeléctrica del puerto de Mar del Plata y homenajea a sus tres víctimas fatales.

Aquel 4 de diciembre, a los obreros de la Central 9 de Julio les llamó la atención la particular intensidad de un olor al que ya estaban acostumbrados. Era el olor de los canales, un suministro subterráneo de agua de mar que alimentaba los sistemas de refrigeración de los equipos. Sobre la boca de uno de los filtros de los conductos, trabajaba Ángel Omar Busnelli, un medio oficial de 25 años, que cayó desvanecido hasta el fondo del zanjón vacío. Murió instantáneamente.

Dos de sus compañeros, que vieron la secuencia, descendieron los ocho metros que separaban al cuerpo de Busnelli de la superficie e, inexplicablemente para el operario que los miraba actuar desde arriba, también se desvanecieron. Eran Eduardo Oscar Montes, ayudante de 21 años, y José Gerez, capataz, de 49.

La solicitada que las autoridades dependientes del gobierno dictatorial publicaron en los medios locales era confusa y evasiva. “Por causas que se desconocen, el señor Busnelli se precipitó en el orificio”, decía. Lo cierto es que lo que mató a los tres obreros fue el “gas pantano”, un biogás tóxico que se fermenta en los lodazales y que era removido habitualmente de los canales por una empresa de mantenimiento local que la administración de ese momento había decidido no contratar.

En lo profundo del barro, restituye la historia de esta tragedia laboral a través las voces de compañeros y familiares de las víctimas y expone “lo poco que le importaba la vida de los trabajadores” a quienes comandaron la última dictadura, según Juan Ladeuix, doctor en Historia y miembro del colectivo de divulgación Historia Obrera.

Esta crónica testimonial se suma a una extensa y variada oferta de material de difusión acerca de la historia sindical y obrera en nuestro país que la organización viene produciendo desde hace casi tres años. Formada por académicos y artistas, Historia Obrera es, en palabras de Ladeuix, “un artefacto que nos permite intervenir en lo que consideramos la historia pública: la forma en que los sujetos y los actores sociales construyen sus historias”. A través de películas, música, cortos, libros, podcasts y artículos, el proyecto ofrece narrativas complejas que responden a la “necesidad de trabajadores y trabajadoras de recuperar la historia de la clase obrera en general y de sus sindicatos en particular”, informó el también docente de Historia Social en la Universidad Nacional de Mar de la Plata (UNMdP).

A partir de un trabajo de archivo que el colectivo empezó en agosto de 2021 en el Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata, varios delegados se acercaron a relatar el acontecimiento, hasta ahora recordado únicamente por una placa colocada en una de las paredes del edificio.

“Es una historia mínima de lo que significó la dictadura para los trabajadores”, comentó Ladeuix y recordó que en ese momento “bajaron mucho las normas de seguridad y no había ningún tipo de inversión”. Las autoridades interventoras habían sometido a un proceso de parcialización y provincialización a la central y “tenían la idea de privatizarla”, sugirió el investigador. El documental fue presentado en julio último, en el marco de un homenaje a Busnelli, Montes y Gerez, durante el cual se señalizó la central como Sitio de Memoria Histórica y se entregó un reconocimiento a los familiares.