Parafraseando a Benedetti, vale la pena decir que el mar es un azar y que siempre es una tentación echar una botella al mar, porque también, inesperadamente, te puedes encontrar un martes preciso del año 2022 en la ciudad Santiago del Estero, mirar el reloj a las 20, y enfilar para la calle Hércules Ochiuzzi al 300, donde se encuentra el teatro Hércules.

Así le sucedió al maestro Carlos Bello, quien llegó desde Neuquén a visitar estos pagos y de golpe se encontró en aquel salón oscuro, donde la única iluminación que lo acompañaba era la que recaía sobre él y su guitarra, rodeado de una escucha atenta que esperaba saber de los misterios que tenía para compartir. Conocimos su investigación sobre las singulares y múltiples afinaciones del canto de las mujeres en la cordillera, y también del grito de adiós de unos pájaros que se despedían tras un incendio en la costa en el Paraná.

De estar estando, arribó Carlos Marrodan con su guitarra y su canto para meterse monte adentro. Tras sus arreglos, se fueron abriendo picadas armónicas y rítmicas, que se volvieron canto con Patricia Herrera. Vino luego Carolina Haick con el maestro Horacio Lavaisse, que más que un dúo fueron la unidad que avivó el río con un M´ bae pa’ doña Froilana. Siguieron las composiciones arborescentes de Sabrina Gallegos, el vuelo interplanetario de Lucía Sarmiento, los íntimos boleros reversionados por Paulina Marrodan, la espesura del paisaje pintado por el dúo de Rodrigo Cramaro y Andrés Simón, y como una lanza, la poderosa voz de Pablo Ernesto Jr., el maravilloso piano de Víctor Simón.

El espacio musical del que hablo -y al que te invito- tiene una dinámica propia, y aunque me detenga en algunos nombres para ilustrar un poco la historia del escenario, debo decirte que no existen presencias estelares y teloneros; hay, en todo caso, una ronda que se dibuja con el protagonismo de la canción. Se van tendiendo las canciones como manos. Cada cual sube y suma al fogón su puñadito de tres. Se trate de un artista de larga trayectoria, o de alguien que recién está comenzando con el instrumento, el espacio será siempre el mismo. ¿Quién va detrás de quién? ¿quién abre? ¿quién cierra? Son preguntas que no tienen respuestas, porque no hay trazadas jerarquías. Todo fluye como el agua en el devenir del encuentro.

El listado de los artistas es una incógnita, siempre estarás con el vértigo de quien tiene la hoja en blanco y de golpe, cuando menos te lo esperas, podrás ser vos él o la que dibuja o escribe trazos en el encuentro. Hay que entregarse a la sorpresa que devela la noche, dejar que las canciones vayan armando la constelación ante tus ojos. Crepitará en el centro una canción desnuda, todo habitado por la cercanía y el silencio.

Gonzalo “Chicho” Lucena propuso el nombre hace unos meses y después le fuimos entretejiendo las palabras, porque el Mishky Mayu es dueño de una correntada modesta que a veces desborda pero que nunca deja de ser un resuello bravo. Frente a la contaminación que lo castiga, los ojos insomnes de sus peces custodian la resistencia cada día. Sigue abrazando con su manto la ciudad que mucho tiempo le dio la espalda y se sabe recostar en el monte mientras la Mayu Maman amamanta las semillas de un nuevo tiempo.

El río va lento y atento. Sabe que lo invocamos amorosamente un martes a la noche, de cuando en vez, cuando la cartelera general dice que no hay a dónde ir a parar. A contramano del tiempo, abre sus compuertas la canción, como un refugio ante la semana que está recién mostrando los dientes.

Hasta ahora pasaron por el escenario más de cuarenta artistas con un repertorio totalmente heterogéneo, de todas las edades y con propuestas de distintos géneros pero con búsquedas y pretensiones propias.

La voz del río es una creciente que levanta una bandera colectiva y que asume los riesgos que aquello implica como una fortaleza. Las puertas siempre están abiertas así que, por lo pronto, te ofrezco hacerle una trampita a las distancias y al tiempo y que puedas darte una vuelta por el canal de YouTube que ya tiene en Full HD varios panes del agua para escuchar.

Ahora, cuando llegues por aquí fortuitamente caminando, tendrás toda la familiaridad de lo inesperado aguardándote, solo tienes que pasar, tomar asiento y darte un inolvidable chapuzón en la correntada de canciones.

El próximo encuentro de La voz del río será el martes 6 de septiembre.