La música de la pianista Rocío Giménez López navega de maneras diversas, en varios proyectos y con el jazz como horizonte; ahora en la forma de un disco magnífico y en formato trío: Un Caos Lúcido (BlueArt Records) la reúne con Fermín Suárez (contrabajo) y Facundo Martí (batería), alrededor de composiciones propias que tendrán su presentación hoy a las 20 en el Teatro del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río), y en formato “Fila cero”: músicos y espectadores juntos en el escenario. “En calidad de solista es mi segundo trabajo de composiciones propias, si bien hay dos versiones de temas ajenos; es un disco cercano al primero, Deseos Múltiples (BlueArt, 2018), con composiciones en forma de canción y relacionadas a la tradición del jazz”, explica la pianista a Rosario/12.

-¿Por qué tocar con Suárez y Martí?

-La unión con ellos, como trío, para mí es muy linda, porque son músicos con los que vengo tocando desde hace un montón en otras formaciones y en distintas cosas. Pero nunca tocamos en formato trío, así que esto, para mí, fue una gran apertura, porque de alguna manera el piano trío tiene esa libertad y ese equilibrio perfecto, que permite un lenguaje muy especial entre las partes. Es todo un desafío ver qué sonido el grupo encuentra como propio, en una formación que es tan clásica e históricamente arraigada. Yo respeto el jazz piano trío porque es la formación por excelencia de cualquier pianista, y me encanta tocar con ellos porque aman la música de verdad, son muy comprometidos con lo que hacen y conocen mucha música; eso se escucha cuando tocás.

-¿Cómo es el proceso de composición, habida cuenta de saber que es para tocar con ellos?

-Muchas de las composiciones, incluso las versiones, son músicas que yo pienso en manos de los tres; y sobre todo en lo que ellos pueden abordar. Y si bien la composición está en mi imaginación, siempre hay alguna sorpresa que viene de parte de los otros dos músicos. Trato de pensar en sus gustos y de elegir las composiciones con las que sé que pueden estar más a gusto, tanto uno como otro, desde la batería y el contrabajo. A la hora de escribir me gusta pensar en eso, en quiénes son los que van a tocar, con qué suelen sentirse cómodos, y qué les pueden disparar las distintas propuestas.

-En este sentido, estás atenta a lo que pasa en la ejecución, ¿no?, en cuanto a ver cómo se pueden modelar de otra manera los arreglos.

-Es una cosa totalmente viva, a veces es una escritura que tiene determinadas cosas y hay que cambiarle la forma, sacar una melodía o inventar otra arriba. Todo es muy dinámico. En esta música es muy importante la improvisación y la impronta que cada músico pueda proponer. Ese proceso hace que a veces lo que estaba en el papel sea lo último que se toca.

-Algo inmanente al jazz.

-Exacto, es lo lindo del género, y cuantas más horas estás con un grupo de personas haciéndolo, más hondo podés ir en esa búsqueda.

Tapa del álbum de Giménez López.

-Lo relaciono con el título que elegiste: “Un Caos Lúcido”.

-Eso es tal cual, y a mí me resuena porque, si se quiere, soy bastante, no sé si desordenada, pero sé que hoy podemos tocar de una manera y al ensayo siguiente olvidar lo que hicimos y probar otra forma. Es un proceso bastante caótico (risas). Pero finalmente hay un entendimiento de lo que estamos haciendo, y una certeza de que lo que encontramos es lo que de alguna manera imaginamos.

-O sea, nada garantiza que en el show uno se reencuentre con el mismo disco.

-Puede pasar como puede que no (risas). Pero es lo lindo de esta música. De todas maneras, en Buenos Aires lo hicimos muy ordenadamente, así que esta vez quizás hagamos lo mismo.

“Un caos lúcido, un caos de ventanas abiertas” dice en su inicio el poema de Roberto Juarroz; “tiene muchas metáforas que para mí son musicalmente aplicables”, comenta Giménez López. Entre ellas, y a manera de ejemplo: “Una confusión de vértigos claros, donde la incandescencia se construye con el movimiento total de la ruptura” o “tocar las vértebras sin eje, los círculos sin centro, las particiones sin unidad”. Maneras perfectas, por abiertas, de acercarse a la música de Rocío Giménez López.

-¿Es la literatura la que te influye más?

-La literatura y el cine. Pero trato de nutrirme un poquito de todos lados. En todo este mar de cosas por el que transitamos siempre hay algo que te resuena más, y con lo de Juarroz fue instantáneo. Es algo que está ahí, en el campo de la sensibilidad, de las emociones, y cada uno lo traduce como puede en lo que hace.

-El recital será con el público en el escenario.

-Sí, es un “fila cero”. Yo lo sugerí porque lo había visto y había sido espectadora, el público está muy cerca del grupo y se corta la distancia entre el escenario y el auditorio.

-Por último, hay dos composiciones que no son tuyas y coincidentemente brasileras (“Cravo e canela” de Chico Buarque, y “O futebol” de Milton Nascimento).

-Es un poco por casualidad y un poco no. Me gusta mucho la música brasilera desde chica y estos temas los toco en el piano sola, de vez en cuando aparecen. Hay algo en la música original que no me pasa con todos los temas, y me parecía que ahí había algo que podía hacer o decir.