Otelo La primera pregunta que lanza Martín Flores Cárdenas, que dirige esta moderna versión del clásico shakespeariano, es un indicio: “¿Por qué siempre escuché hablar de la tragedia de Otelo y no de la de Desdémona”? Esta adaptación de un clásico con más de 400 años se posa sobre un hito actual: el #NiUnaMenos, lejos de la consigna vacua, precisa una relectura de la cultura patriarcal desde sus cimientos. Con banda en vivo, notables actuaciones, una puesta que sobresale por su trabajo pulido y aceitado, mucho humor y la necesaria connotación sexual de una historia que así lo pide, Otelo toma el marco del teatro oficial –en el Complejo Teatral de Buenos Aires– para sembrar sus preguntas. (Jueves a domingos a las 20.30 en Teatro Regio, de $70 a $140)

El ciclo Mendelbaum (100% musical) Podría decirse que es otra historia del off local sobre una familia disfuncional, pero sería injusto: lo de Sebastián Kirszner, que pone conocimientos propios sobre típicas rencillas de una familia judía al servicio de un musical desopilante y repleto de gags, es una llamada a la clase media argentina, un grito repleto de humor que actualiza los mandatos: no olvidarás tu historia. Como hizo con Rats, el musical, Kirszner retoma una de sus obsesiones: la relectura de 2001, las crisis cíclicas y la capacidad del argentino de tropezar con la misma piedra. No por localista deja de ser universal esta obra que es sobre los Mendelbaum pero no habla de los Mendelbaum. Habla de nosotros. (Hasta el 3/12, viernes a las 22.30 y sábados a las 20.30 en La Pausa Teatral, de $150 a $180)

Mi hijo solo camina un poco más lento Es una de las piezas más impactantes de los últimos dos años pero sigue siendo un secreto que se desperdiga lento, de boca en boca. Esta obra croata, de Ivor Martini, dirigida y puesta en escena a partir del festival Europa América de 2014 por Guillermo Cacace, impacta por su texto crudo y una puesta despojada. Anclada en la historia del cumpleaños número 25 de Branko, que ha quedado en silla de ruedas por una enfermedad no mencionada, la obra recorre las emociones y silencios del grupo familiar. “Vos no vas a caminar más pero yo sí”, se lamenta una madre. Una mirada aguda, pero nunca ácida, sobre las relaciones humanas del siglo XXI. (Hasta el 18/12, sábados y domingos a las 11.30 y a las 14 en Apacheta Sala Estudio, $220)

Adicto En tiempos empastados y felices, donde todo –desde un dolor de rodillas a una crisis existencial– se trata con pastillas, el dramaturgo norteamericano Dennis Weisbrot se pregunta en Adicto, pieza autorreferencial por la actualidad, por el devenir de la psiquis humana y sus tratamientos médicos. Un hombre amanece en un hospital público tras una sobredosis y es obligado a someterse a un tratamiento. “Los adictos son como elefantes en estampida y sus familiares corren detrás, limpiando la mierda que dejan”, señala Weisbrot, que recompone su propia biografía en esta historia entre un paciente, su familia (madre e hija) y un psiquiatra, dirigida por la joven Cecilia Marani. (Sábado 26/11 a las 19 en La Tertulia, de $150 a $180)