La investigación del crimen de un médico de Quilmes que noviembre de 2020 fue hallado muerto a golpes en su casa dio un giro en los últimos días al quedar imputado el hijo de la víctima, quien desde el inicio sembró sospechas sobre la pareja de su padre y ahora será indagado ante la presunción de que pudo arrojarlo por las escaleras y matarlo para apoderarse de 200.000 dólares de una caja de seguridad, informaron fuentes judiciales.

En base a los elementos analizados desde fines de marzo por la fiscal Ximena Santoro de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 de Quilmes, la segunda que tomó el caso porque la primera fue recusada por el hijo de la víctima, Vicente Manuel Campolo (50) será indagado el lunes por el delito de "homicidio agravado" en perjuicio de su padre, el médico Vicente José "Tito" Campolo (78).

Si bien se trata de un delito que prevé la pena de prisión perpetua, el acusado llegará a declarar en libertad, ya que el juez de Garantías de Quilmes Juan Anglese revocó en la causa su condición de particular damnificado y aceptó el llamado a indagatoria, aunque rechazó el pedido de arresto formulado por la fiscal.

"Valiéndose de una copia del juego de llaves de la casa de su progenitor (...) y con absoluto conocimiento de las rutinas y costumbre de su padre y la pareja de éste", ingresó a la vivienda "con claras intenciones de darle muerte", manifestó Santoro en el llamado a indagatoria de Capolo hijo, al que accedió Télam.

Y, agregó: "Lo lanzó por la barandilla de madera que balconea al primer tramo ascendente de las escaleras, donde aprovechando el estado de indefensión de su progenitor y con claras intenciones de muerte, le propinó al menos dos golpes en el cráneo, probablemente utilizando para ello un elemento contundente con al menos un filo, similar a un hacha".

De acuerdo a la reconstrucción judicial, el hecho ocurrió entre las 3.45 y las 9 del viernes 20 de noviembre de 2020 en la vivienda situada en Jujuy al 800, de Quilmes.

Si bien la muerte de Campolo ocurrió durante las primeras horas de ese viernes, recién al mediodía su pareja, Andrea Monteagudo --ya fallecida--, halló el cuerpo, ya que, según declaró entonces, dormían en habitaciones distintas y, como ella siempre lo hacía profundamente, no llegó a escuchar ruidos ni ladridos de su mascota.

Ese testimonio, sumado a que los peritos no detectaron ningún ingreso a la vivienda, como tampoco aberturas forzadas ni faltantes, llevó a sospechar a los investigadores que el autor del crimen "no podía ser un extraño ajeno a la familia".

De la causa se desprendió que tras encontrar el cuerpo del médico, Monteagudo llamó al hijo de su pareja, quien llegó a la casa a los pocos minutos acompañado por un allegado de la familia y por un comisario mayor de la policía, que llamó a la fiscalía de turno y a sus colegas de la zona.

Ese amigo de Campolo hijo fue quien introdujo en la causa algunas versiones iniciales que nunca se probaron: que pudo tratarse de un accidente, por un lado, y otra que podía comprometer a la pareja de la víctima y al hermano de ella.

Esa última versión indicaba que el hermano de la pareja del médico había llevado tiempo antes a la casa un cortafierros para que Campolo se lo afilara y que ese elemento fue retirado de la vivienda tras el hallazgo del cuerpo, lo que daba a entender que podría haber sido el arma homicida y que se hizo desaparecer.

Monteagudo siempre se mostró ajena al hecho y reclamó Justicia: "Me quedé sin familia, sin nada y sin mi amor. Quiero que se sepa la verdad porque destruyeron 28 años de mi vida", dijo al presentarse a declarar espontáneamente ante la primera fiscal de la causa, Mariana Curra Zamaniego, cuando se sintió aludida por el hijo de su pareja.

En esa misma declaración, la mujer se refirió a la relación existente entre padre e hijo: "Vicente tenía un poder de persuasión increíble sobre 'Tito', quien tenía culpa porque no fue un padre presente".

Durante la instrucción del caso, el hijo del médico repudió mediante publicaciones en redes sociales el trabajo de esa fiscal e incluso realizó denuncias por mal desempeño en su contra, por lo que ésta se excusó de continuar a cargo del expediente.

A fines de marzo pasado, la causa quedó en manos de la fiscal Santoro, quien comenzó a investigar a Campolo hijo a partir del análisis de varias pruebas que había recolectado su colega, entre ellas testimonios de peritos y entrecruzamiento de las antenas de teléfonos celulares de los implicados en el hecho.

Para la fiscal fue clave el testimonio de dos agentes de la Policía Científica que trabajaron el día del crimen en la casa del médico, quienes coincidieron en que la policía que ya estaba en la casa "demoró" su ingreso a la vivienda, que en el interior "había una gran cantidad gente" y que "bien pudieron haber modificado o contaminado el escenario".

En su requerimiento de indagatoria, Santoro concluyó que efectivamente "la escena del hecho fue modificada", ya que "el cuerpo de la víctima había sido arrastrado, por ende, la posición de hallazgo no fue la posición final".

"El agresor además intento eliminar rastros del delito limpiando una de las paredes de la escalera", añadió la fiscal, en base a las afirmaciones de los peritos científicos.

También determinó que en el horario del crimen la señal del teléfono celular del hijo del médico impactó en una antena cercana al domicilio de su padre y además mantuvo distintas comunicaciones durante las primeras horas del día, lo que para la fiscal es un indicador de que "se dedicó a planificar su coartada".

Al formular la imputación, la fiscal Santoro apuntó que a los cinco días del crimen del médico, Capolo hijo "previo a desapoderar ilegítimamente a Andrea Monteagudo de la llave de la caja de seguridad" fue a una sucursal bancaria y se llevó dinero de su padre.

De acuerdo a la pesquisa, en total realizó cinco visitas a ese banco y se apoderó de unos 200.000 dólares que había en una caja de seguridad.