La ficción argentina, que supo ganarse su lugar en las pantallas de varios países, vive, desde la década de 1990, un periodo de declive y profunda transformación. En 2010 los principales canales de aire porteños estrenaron alrededor de 1000 horas de ficción mientras que en 2021 apenas superó las 100 horas de aire. ¿Qué pasó? ¿Es el final de la ficción televisiva nacional?

1) La TV abierta: fue la responsable histórica de la producción y exhibición de ficciones seriadas. Sin embargo, hace al menos una década comenzó a desentenderse, lenta pero sostenidamente, de estos contenidos. Por encargo de los canales, las productoras independientes (o asociadas a los canales) tomaron el relevo, pero los estrenos no pararon de caer año a año.

2) Extranjerización: La emisión de “latas” extranjeras no es un fenómeno nuevo, pero hasta 2014 se privilegiaba la exhibición de telenovelas de origen iberoamericano y en espacios marginales de la programación con un éxito moderado. Desde ese momento el aluvión de ficciones turcas demostró que los títulos extranjeros podían convocar grandes audiencias, también en horarios centrales, antes reservados a la ficción local.

3) Costos: según datos del mercado producir una tira diaria puede costar entreU$S 50 y 70 mil por episodio y una serie de entre ocho y 26 capítulos arriba de U$S 90 mil por entrega. Mientras tanto, por ejemplo, la serie turca Soñar Contigo que Telefe estrenó este año le costó al canal U$S 7.000 por episodio.

4) Co-producciones: prácticamente ningún canal de televisión abierta en Argentina puede afrontar los costos de producción que mencionamos salvo en los casos en que co-producen con señales de televisión paga (HBO, TNT) o plataformas. Sin embargo, de esos acuerdos surgen casi exclusivamente formatos cortos (series, miniseries, unitarios).

5) El entretenimiento: la televisión abierta puede desentenderse de la ficción, en parte, porque la creciente cuota de entretenimiento queda cubierta con la adaptación de formatos internacionales ya probados en otros mercados como Trato Hecho, Minuto para Ganar, Gran Hermano, Master Chef, etc. Con contadas excepciones como La Voz (Telefe) o Canta Conmigo Ahora (El Trece) cualquier superproducción de entretenimiento es más barata y tanto o más redituable que la ficción.

6) El fomento público: entre 2010 y 2015 el Estado Nacional sostuvo con fondos públicos una política de desarrollo audiovisual federal que dejó cientos de horas de ficción seriada. Esa experiencia no superó su etapa embrionaria y fue reducida al mínimo a partir de 2016. La “ficción federal” es hoy una rara avis producto de concursos de fomento puntuales antes que una política de desarrollo integral.

7) Las plataformas: desde la llegada de Netflix a Latinoamérica (2011) la producción, distribución y consumo de contenidos televisivos ingresó en una nueva fase. En 2021 las plataformas globales de video a demanda que operan en el país estrenaron más títulos de ficción seriada local que el conjunto de los canales de televisión abierta: 13 y 8 títulos, respectivamente.

8) Prestadores de servicios: la producción audiovisual “local” para plataformas se rige por pautas establecidas desde las casas matrices en los Estados Unidos. La aparición de estos jugadores alteró toda la cadena de valor de la industria audiovisual, y reubicó a los actores tradicionales como prestadores de servicios con escaso control sobre las realizaciones.

9) Extractivismo: las plataformas generan un piso mínimo de actividad en la parte más concentrada del sector audiovisual, al tiempo que se sirven de la devaluación de la moneda local, la capacidad instalada de producción e incluso de las narraciones y relatos “nuestros”, que, producidos por plataformas, quedan privatizados tras sus muros de pago.

10) Regulación: apenas alcanzadas por tributos generales, las plataformas no están obligadas, por ejemplo, con cuotas de catálogo que garanticen mínimos de producción nacional en su oferta. Actualmente el porcentaje de títulos nacionales en las plataformas globales no supera el 2%.

Estos y otros puntos serán objeto de debate en el XVII Seminario Internacional del Observatorio Iberoamericano de la Ficción (OBITEL) que se realiza el 27 y 28 de septiembre en el CCK, con entrada libre. Ocurre en el marco del XVI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) cuyo tema central este año es “La comunicación como bien público global”. El Seminario OBITEL 2022, a la luz del diagnóstico de la ficción que presentamos aquí, será ocasión de pensar en la necesidad de la ficción nacional como un bien público entre las lógicas comerciales de su producción y las lógicas culturales de su consumo.

* Conicet UNQ/UNC. Co-coordinador Obitel Argentina

** Docente, investigadora de la UNA. Coordinadora Obitel Argentina