Algunos de los destellos más importantes de una vida en fotos, un recorrido desde los tonos sepia al color, una lucha. Eso es lo que se inauguró este miércoles en el sexto piso del Centro Cultural Kirchner. Una madre rev/belada es la muestra fotográfica que narra la biografía de Hebe de Bonafini, con sus momentos felices, el horror más terrible que podría imaginar una madre como la desaparición de sus hijos y la lucha inclaudicable a lo largo de toda su existencia en busca de memoria, verdad y justicia. Una lucha que no sólo dejó su huella en Argentina sino en todo el mundo.

En el acto inaugural estuvo presente la homenajeada junto al ministro de Cultura, Tristán Bauer, el senador Oscar Parrilli, el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti, el escritor Ulises Gorini y Carlos González (gerente de PáginaI12)–, referentes de Madres de Plaza de Mayo y miembros del CCK.

Luego de la presentación a cargo de Gorini, quien agradeció a la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo “por haber abierto no sólo su archivo sino también su corazón”, el primero en tomar la palabra fue Pietragalla. El secretario destacó a Hebe y a todas las Madres como “un símbolo y un emblema mundial”. Las fotografías remiten directamente a la memoria y todos los oradores evocaron algún recuerdo compartido con Bonafini. Pietragalla recordó que su primer contacto con los organismos de derechos humanos fue durante los recitales que organizaba Hebe en Plaza de Mayo, cuando él aún no conocía su verdadera identidad. “Las madres socializaron a sus hijos y la lucha. Eso fue trascender el amor de madre hacia el pueblo”, subrayó.

El senador Parrilli compartió una anécdota que ilustra cabalmente la personalidad de Hebe y pone en el centro de la escena el sentido del título de la muestra –esa madre revelada en papel fotográfico y rebelada contra las injusticias–. Corría el año 2003, recién había asumido Néstor Kirchner como presidente y Bonafini había llamado para solicitar una entrevista. Cuando fueron a ese encuentro, le tomó la mano y en nombre de las Madres dijo: “Venimos a pedirle perdón porque nosotras dijimos que todos los políticos eran una mierda, pero nos estamos dando cuenta de que usted no”. Parrilli destacó que ella siempre fue considerada tanto por Néstor como por Cristina como una madre y agregó: “A Hebe nunca le faltó sinceridad. Siempre fue auténtica y llamó para decirnos lo que tenía que decir cuando no estaba de acuerdo con alguna decisión. Muchas veces tenía razón. Nunca se calló nada y nos enseñó que la única lucha que se pierde es la que se abandona”.

El ministro Bauer agradeció la presencia de Hebe y recordó que la última vez que se vieron en ese recinto fue durante el cumpleaños de Charly. También celebró el trabajo de los fotógrafos y artistas que hicieron posible la muestra, y evocó la imagen mental que conserva de sus épocas de estudiante de las Madres marchando en la Plaza. Como cineasta puso en valor el arte de la fotografía, “la captura de un instante único, ese momento de luz que queda para siempre”. Sintetizó el recorrido que hicieron junto a las autoridades como un camino en el que aparece “la familia feliz, el horror pero también la lucha” y definió a Hebe como “un ejemplo extraordinario para toda la humanidad”.

En la línea de tiempo fotográfica hay registros de los momentos más luminosos de una vida: Hebe chiquita, Hebe posando en la playa como una modelo de la época a sus 16 años, Hebe con sus padres, su casamiento, la llegada de sus hijos Jorge, Raúl y Alejandra. Pero en esa línea también hay grandes ausencias que los breves epígrafes revelan: “Jorge, con la guitarra y compañeros de militancia, todos desaparecidos. 1973”. Afortunadamente la línea no termina allí y aparecen otros hitos de luz en medio de la oscuridad, una lucha que lleva décadas: Hebe con Néstor y Cristina, junto a líderes del mundo, con el Papa, Diego Maradona o Charly García, una maravillosa foto intervenida por la artista Renata Schussheim que se destaca con su celeste cristalino entre los tonos sepia de las primeras capturas del recorrido.

En el cierre del acto, Hebe aseguró que “muchas veces la palabra ‘gracias’ no alcanza”, destacó la iniciativa del Grupo Octubre y de Gorini, quien “dedicó 15 años de su vida para hacer esto”, y aprovechó para rememorar algunas anécdotas familiares porque la muestra también evidencia ese periplo desde Kika, la mujer privada, hasta Hebe, la mujer pública y símbolo de una lucha. Recordó las peleas hogareñas entre su hermano peronista y su padre radical o la compulsión de su madre por descartar objetos preciados: “Ella tiraba las fotos, el pasado le molestaba; yo las guardaba. Para mí la imagen tiene más fuerza que muchas palabras y cada una de estas fotos es parte de una historia muy rica de mi vida”. Otro de los puntos en los que hizo énfasis fue en la educación de las siguientes generaciones: “Debe enseñarse historia en las escuelas porque muchos siguen diciendo que somos ‘madres terroristas’ y el único terrorismo es el capitalismo. A mí me enseñaron mis hijos, yo me olvidé de quién era el día que desaparecieron”. Por último, Bonafini pidió que espacios como el CCK estén abiertos para todos y puedan ser apropiados por el pueblo.

En una de las tantas escenas del recorrido, una madre le señala a su hija una foto en la que aparecen tres mujeres: Hebe, Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff. “Mirá, ahí está Hebe y ellas fueron presidentas de Argentina y Brasil”, explica. Esa, quizás, es la síntesis del pedido de Hebe: educación contra el olvido.

*La muestra se puede visitar en Sarmiento 151 hasta el 23 de octubre de miércoles a domingos, de 14 a 20 hs.