Hace apenas una semana, el músico y funcionario misionero Joselo Schuap anduvo, como siempre, mezclado entre la gente y en pie de lucha. Junto a artistas, militantes y trabajadores culturales de todo el país participó en las calles de la Marcha Federal de las Culturas para exigir al Senado de la Nación el tratamiento y aprobación del proyecto de ley que permitía prorrogar por cincuenta años los fondos específicos asignados para el sector. Y evitar así el futuro desfinanciamiento de organismos como el Instituto Nacional del Teatro (INT), el Instituto Nacional de la Música (Inamu), la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) o el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), entre otros. “Se alinearon los planetas políticos y conceptuales”, resalta Schuap, quien se desempeña desde 2020 como Ministro de Cultura de Misiones.
“Siendo ministro de Cultura pude hacer lo mismo que hubiera hecho si no lo fuera pero con más fuerza. Es decir, si no hubiera sido ministro hubiera estado en la Plaza del Congreso tocando igual con mi colectivo con el que hice parte de la gira Ushuaia a La Quiaca como León Gieco o las giras en defensa del medio ambiente y del Río Paraná”, enmarca el cantante y compositor misionero, siempre comprometido con las causas populares y ambientalistas. “Nosotros conformamos el Norte Grande Cultural, que fue un acuerdo político-estratégico de nuestros diez gobernadores del NOA y del NEA, motivados por este problema de las asignaciones específicas. Entonces, reunidos en Jujuy en la última sesión planteé dar un paso al frente y empezar a hacer ruido, porque nos quedaban dos semanas de tiempo para que esto se aprobara o lo perdíamos”, recapitula Schuap.
En este momento, el artista y funcionario se encuentra nuevamente en Buenos Aires. Pero esta vez la visita es más relajada y protocolar. “Voy a participar en varias actividades que se realizan en conjunto con el Ministerio de Cultura de la Nación: un encuentro de gestión cultural en Avellaneda, un evento de cultural federal en el CCK. Y también estaré en la presentación de la película sobre Evo Morales, Seremos Millones, con la participación de León Gieco, en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata”, le cuenta a Página/12 sobre la actividad que tendrá lugar este sábado 5 de noviembre a las 19. “Me han honrado con la invitación y para mí es una gran alegría estar allí”, dice este músico que de joven tenía en su pieza el poster de León Gieco y hoy lo honra con su amistad. “Este festival de cine se dará con el tema de las asignaciones específicas ya resuelto ¡Imaginate lo que hubiera sido el festival sin la seguridad de las fondos! En vez de una fiesta hubiera sido un velorio”.
-¿Por qué era tan importante que se prorrogaran estos fondos, sobre todo pensando en una provincia como Misiones?
-Entre otras cosas, soy del equipo que participó en el proceso fundacional del Instituto Nacional de la Música (Inamu). Estuve en la asamblea del Bauen en el 2006 y luego construimos el Inamu ya con la ley sancionada. Siempre viví en Misiones, nunca me fui a Buenos Aires aunque viajé mucho. Me quedé en mi provincia a organizar las bases y trabajar en las asociaciones civiles de músicos independientes. Y fui el primer coordinador del Inamu en la región del NEA acompañando las dos gestiones de Diego Boris. Ahora como ministro de Cultura me ocupo de todo el arco de la cultura en general, no solamente de la música. Y me preocupa, por ejemplo, cuando no vienen los recursos y el apoyo del INT o del Incaa. Misiones es la provincia con mayor producción de cine de toda la región. Entonces, si este recurso se suspendía el Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAviM) no tenía razón de existir. Las asignaciones en el ámbito de la cultura son para nosotros un modo muy importante de equilibrar la balanza que pesa en contra del federalismo. Porque el dinero que no nos llega por la coparticipación a las provincias, a través de una gestión como la de Tristán Bauer (ministro de Cultura de la Nación), Lucrecia Cardoso (secretaria de Desarrollo Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación) y Federico Prieto (secretario de Gestión Cultural de la Nación) nos equilibra bastante la balanza. Yo no hubiera hecho una gestión de más 500 millones de pesos que bajamos de Nación para proyectos si no tenía las asignaciones específicas de todo el sector cultural.
-¿Cuáles son los principales desafíos que afrontás hoy al frente del ministerio de Cultura provincial?
-Los principales desafíos en la actualidad son que todo el mundo se entere de los beneficios que existen, porque todos tienen los mismos derechos. Además, el principal desafío es federalizar la provincia, así como reclamamos nosotros la federalización del país. Por eso organizamos cinco regiones culturales que siempre reciben el mismo monto de fomento provincial. Y en una provincia con noventa por ciento de frontera con Brasil y Paraguay, en donde nos entra el roaming de la telefonía de esos países en la frontera, la conectividad es complicada. Entonces, hacemos lo imposible para que todo el mundo se entere y entienda que el ministerio de Cultura de Misiones es una herramienta para el trabajador de la cultura y no una productora de eventos solamente.
-Tu esencia central es la de música. ¿Cómo te relacionás con la gestión pública?
-Si escuchás mis canciones yo digo todo lo que pienso a través de ellas y tengo algunas muy fuertes en relación al reclamo del acceso a la cultura de las personas, de los olvidados y la gente más humilde. Hoy tengo la oportunidad en mis manos, el desafío enorme, de tratar de cambiar un poquito la realidad. Antes puteaba contra Cultura y ahora me levanto a la mañana, me miro al espejo y no tengo a quién echarle la culpa. Soy yo y tengo que ir a laburar y tratar de revertir esta situación que no me gusta. Porque la burocracia es tremenda y siempre puede más que el funcionario. Y uno tiene que tener la paciencia para no volverse loco y saber que de todo lo que quiero hacer puedo hacer algunas cosas pero nunca voy a poder hacer todo lo que quiera, nunca va alcanzar lo que tengo para repartir ni todo el mundo va a estar conforme. Yo estaba muy cómodo siendo un músico que había grabado un disco con León Gieco (El sueño del pibe, 2014), que había estado en los festivales más importantes del país o ternado a un premio Gardel. Pero el de la gestión es un gran desafío.
-¿Y puede convivir la gestión pública con tu proyecto musical?
-Yo decidí por una cuestión ética que no iba a subirme a los escenarios profesionales por estos cuatro años. Porque yo tengo que trabajar para que contraten al que nunca contrataron, al que nunca tuvo la posibilidad. Entonces, estoy abocado ciento por ciento a la acción cultural y política y después tendré mi momento para volver. Extraño mucho mi eje artístico y espiritual. Pero siento que estoy haciendo lo mejor posible. Hago todo lo que puedo, no puedo hacer más de lo que estoy haciendo. La gestión hecha con tanto corazón para mí es como cantar en un escenario, solo que a veces no te aplauden.