Películas en continuado, música, análisis sesudo y reflexión desde la práctica de la realización audiovisual compusieron una acertada celebración al cine, en la sexta edición de Patagonia Cine, el festival de cine independiente organizado por la única Universidad de artes de la Patagonia, pública y gratuita. El cónclave se realizó en el campus, en General Roca, corazón del valle de Río Negro. El Iupa -Instituto Universitario Patagónico de las Artes-, tiene hoy más de 10.000 estudiantes en 29 carreras de arte, y talleres permanentes en toda la provincia. 

"Una educación artística y de calidad, al alcance de todos”, señala su director, Armen Grigorian, armenio, llegado hace 25 años, como muchos otros profesores, desde distintos lugares del mundo. “Estudiar arte es costoso -evalúa-, pero aquí es posible, con tecnología, con instrumentos, docentes de calidad y proyección profesional”, se ufana, pero los resultados le dan la razón. 

La temporada de festivales que organizan, entre octubre y noviembre (guitarras, cine, danza, canto y artes visuales), convoca artistas, profesionales y vecinos. Y solo es posible con el entusiasmo que los estudiantes le aportan a las actividades, y en los lazos comunitarios que generan. En este Patagonia Cine donde hubo 1200 asistentes, la programación incluyó proyecciones ambulantes con móviles del INCAA en bibliotecas populares como Quintún o La Rivera, muy alejadas del centro de la ciudad. Y en 73 de los 75 municipios y parajes de la provincia hay una Escuela de Arte Popular, extensión Iupa, con talleres de guitarra, de acordeón, de bailes populares.

Fue bajo la premisa de educar a través del arte que, en 2015, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner oficializó para el Iupa el estatus de universidad provincial, en reconocimiento a sus 30 años de trayectoria. Desde entonces se sostiene un intercambio cultural permanente con la comunidad, más allá de lo que ocurre en el campus ubicado en General Roca, la localidad cuyo nombre en mapuche original es Fiske Menuco (pantano grande, o también pantano frío).

Patagonia Cine

El festival, organizado junto a la Fundación Cultural Patagónica, depende de la carrera de Artes Audiovisuales que dirige el artista visual patagónico Lisandro Martínez. Suma a las exhibiciones de pelis, dos competencias de cortos, talleres y conversatorios. Este año, en el que se homenajeó a Tita Merello, los largos de nivel nacional fueron realizaciones de mujeres: Cadáver exquisito de Lucia Vasallo; Ex casados, de Sabrina Fardji; y Una banda de chicas, de Marilina Giménez. Con estas directoras invitadas y locales como Iñaki Echeberria, Inés Úrdínez y Agus Gregori; el vicepresidente del INCAA, Nicolás Batlle, compartió algunos de los conversatorios más concurridos. 

El Patagonia Cine es el segundo festival de la serie que se inicia con un multitudinario encuentro de guitarras en honor a Pedro Farías, "el Maruchito", en el santuario ubicado en Aguada Guzmán, el desierto, sobre la Línea Sur de la provincia, al que este año asistieron unas 3000 personas, entre músicos, público y feligreses. La serie culminará el 25 de noviembre con un festival que combina, artes visuales, canto y danza, en Roca.

Pasión del Maruchito

El encuentro de guitarras nace del rito llamado “Pasión del Maruchito”. La peregrinación a la capilla, el 22 de octubre, reúne hace cinco años a músicos y bailarines frente al altar del niño convertido en “santo popular” protector de caminos. Cuenta la leyenda que una noche, entre carreros, quiso tocar una guitarra, y el capataz lo mató de dos puñaladas. Algunos dicen que tenía hambre, quiso robar dos tortas fritas y por eso lo mataron.

Las versiones son tema de payadas. Y esa tarde se lo evoca con música, se baila y se comen comidas de campo. Lisandro Martínez señala que “el evento que fue creciendo porque la gente lo tomó como algo propio”. Juan Falú fue una de las primeras guitarras célebres que honró al Maruchito. En 2021, más de 5000 personas escucharon al payador Saúl Huenchúl. Y este año al violinista santiagueño Néstor Garnica.


La función social del arte

“La función social del arte se manifiesta en estas acciones” reflexiona Martínez. Y añade que “el resultado del trabajo comunitario se refleja también en las realizaciones”. Habla de calidad y temáticas. En el Iupa se producen 30 cortos al año. “La idea es que la gente pueda generar su propia mirada desde lo audiovisual –explica sobre temas que van desde el abuso infantil al documental-, y podamos articular, compartir y fortalecer el trabajo comunitario, generar un lenguaje común, y la pertenencia a una comunidad” reflexiona sobre la identidad creativa que los convoca. 

Para Grigorian se abren puertas: “Escuchar a Beethoven por primera vez, interpretado por una orquesta sinfónica, en medio de la meseta, instruye y sensibiliza", comparte. Esto puede hacerse porque se asume “el rol de una universidad bancada por el Estado” afirma el director del Iupa. Y se expresa en acciones “que permiten a la gente sentirse parte del mundo desde otro lugar” reflexiona, al recodar a los niños “mirando y escuchando un contrabajo por primera vez”. 

El valor de la educación pública

El Iupa tiene formación integral en artes, y una práctica rigurosa. Con 200 guitarras, 37 pianos, bombos, acordeones a disposición de los estudiantes, y equipamiento técnico en todas las carreras, el movimiento del campus es colorido y dinámico. A su lado, la Villa de la Artes cobija a los docentes extranjeros y a 60 estudiantes becados. El comedor gratuito entrega 400 viandas diarias, dos veces al día. Esa logística permitió en pandemia sostener el lugar para quienes quedaron “varados en la universidad”.

“Hay cinco departamentos en la misma sede: danza, artes visuales y audiovisuales, teatro y música –repasa Martínez-, ¡eso da una sinergia imparable!” explica. Más “el intercambio con la Escuela de Arte Popular”, añade Grigorian. “Con un escenario apto, por el paisaje y la infraestructura, con docentes de calidad y elementos para estudiar arte, que siempre es muy costoso, trabajamos bajo el concepto de educar en el arte, porque esto es inclusión y es igualdad de oportunidades concretas”, concluye, mientras comienzan los preparativos para el multifestival de fines de noviembre.