El arzobispo de La Plata, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, uno de los hombres más cercanos al Papa dentro del episcopado católico, comunicó en un Tweet en el que también reza “por el eterno descanso” de la dirigente fallecida. que el pasado viernes visitó a Hebe de Bonafini en el hospital Italiano de La Plata donde estaba internada y “la encontré muy bien preparada”. El arzobispo platense afirmó que Hebe le dijo “estoy lista” mientras esbozaba una sonrisa. “Le di el saludo de Francisco” escribió Fernández y agregó que “ella decía que volvió a la fe después de reconciliarse con él (Papa)”.

Los términos del Tweet de Fernández contrastan con la formalidad institucional de la declaración emitida por la Conferencia Episcopal sobre el mismo tema. La “Conferencia Episcopal Argentina reza por el eterno descanso de la señora Hebe de Bonafini, quien ha fallecido en el día de hoy. Pedimos al Señor el consuelo para su familia y amigos, haciendo llegar también nuestro sentido pésame a la Asociación @madresdeplazademayo”, dice el mensaje del episcopado católico.

Frente a la muerte de Hebe de Bonafini también se expresó el sacerdote Eduardo de la Serna, uno de los referentes de los Curas en la Opción por los Pobres (COPP). Luego de detallar circunstanciales “diferencias” que lo distinguen de Bonafini, cuyo listado finaliza con “Hebe es una bandera, yo no…”, el cura admite que “estas son algunas de las cosas que me diferencian de Hebe, pero después, compartíamos un camino, una lucha por la verdad, una búsqueda incesante por la justicia, una denodada militancia por hacer memoria. Ella grande, yo no… pero el camino es el mismo”.

Y agrega que “los caminos tienen necesidad de señales, indicadores, guías porque, en ocasiones, es fácil perderse. Con Hebe teníamos un faro luminoso, y ese faro sigue encendido. En los caminos suele haber, más en tiempos confusos, cantos de sirenas o voces de mentiras; los mismos que Hebe, con su claridad molesta y estruendosa supo y sabía señalar. No dejes de molestarnos, Hebe; no dejes de sacudirnos la modorra; no dejes de poner nombre y apellido a la mentira y los mentirosos, a la mediocridad y los mediocres. Tendremos que aprender a escucharte de otra manera, pero ¿callarte? Eso, ¡ni la muerte!”.