El regreso pos pandemia de la fiesta más popular de Rosario movilizó más de un millón de personas a lo largo de sus 10 noches, y colmó la expectativa de los organizadores, sobre todo porque buena parte de los asistentes fueron turistas de paso en la ciudad. Unos 250.000 visitantes, según la estimación oficial.

"Ya tuvimos 1.150.000 personas, más los que vengan hoy en esta yapa del lunes (por la decisión de haber extendido la Fiesta aprovechando el feriado nacional). Estamos todos muy contentos", dijo antenoche el intendente Pablo Javkin. Y lo relacionó con los dos años de restricciones que impuso la pandemia de covid 19. "Después de la virtualidad, del take away y de todo lo que hubo que inventar, esto demuestra que es la fiesta popular de la ciudad, que tiene un anclaje en el corazón de la gente", celebró.

A pesar de que la lluvia, como cada año, amenazó con arruinarlo el reencuentro logró su cometido y cada noche arrimó una multitud al pie del Monumento, con todo el colorido y el sabor de las tradiciones de cada comunidad que habita Rosario y que hacen a la identidad multicultural de la ciudad.

Javkin destacó que el desarrollo del encuentro sobre el Parque Nacional a la Bandera transcurriera sin incidentes. En ese sentido, destacó el desempeño del transporte público programado. "Salió todo como queríamos y estamos muy conformes de que la gente haya tenido este respiro después de todo lo que pasó".

El cambio aplicado al transporte público explica buena parte de la afluencia de pública: la unificación de paradas, desvíos temporales, puntos de carga de tarjeta Movi y nueva estación de bicicletas. Además, el control del espacio de estacionamiento, a cargo de la cooperadora del Hospital Alberdi.

La afluencia de público tuvo su correlato en la ocupación hotelera del fin de semana largo, al 90 por ciento de la capacidad, según reveló el Ente Turístico Rosario (Etur). De acuerdo con eso, la mayoría de los visitantes provino desde localidades santafesinas, también de Buenos Aires y Córdoba.

La organización también elaboró un ranking de las comidas más requeridas por el público. En primer lugar, el anticucho peruano, luego las papas torreznos (Centro Castilla y León), knishes y falafel (Israel), chucrut con salchicha (Alemania), bolinho de queijo y coxinhas (Brasil), piquemacho (Bolivia), shawarma (Irak, Yemen), tortillas (stands vasco y españoles), souvlaki (Grecia), sandwich senvic (Croacia), guláš (República Checa), paella (Murcia).y la lista sigue.

La 38ª edición del Encuentro y Fiesta Nacional de Colectividades se desarrolló este año con algunos cambios como la ubicación del escenario, pero también con las dificultades económicas que debieron enfrentar las asociaciones y comunidades para montar sus stands gastronómicos y apoyar sus elencos de danzas. Por cierto, la colectividad japonesa declinó esta vez de participar precisamente por cuestiones de costos.

Desde el área de Cultura municipal explicaron que las innovaciones en la disposición de los stands, los pórticos, la ubicación del escenario principal y el patio de comidas obedecieron a "generar un esquema más funcional".

El broche del festejo llegó desde el stand argentino vibrando la previa del Mundial de Qatar con el show de imágenes proyectadas sobre la torre del Monumento a la Bandera. Esa intervención mundialista había sido montada en pandemia, en ocasión de la Copa América que Argentina ganó en Brasil.

Como el Mundial de Qatar se impuso en la agenda global, también esta edición de la fiesta lo incluyó como referencia inevitable. Entonces hubo un costado futbolero de la fiesta, como el espacio en los que los visitantes armaron hinchadas y grabaron decenas de videos, los certámenes de tiros penales, la intervención de remeras como souvenirs con motivos de la justa deportiva, y el mural de Lionel Messi y Ángel Di María.

El stand argentino también ofreció una programación artística muy variada que incluyó noches de folklore, chamamé, tango, rock y blues, murga y cumbia, con músicos y bailarines de la ciudad.

Otro de los principales atractivos fue el escenario central, donde las colectividades hicieron sus presentaciones con sus bailes típicos. Pero también tuvo una marcada presencia de artistas de la ciudad.

De acuerdo a lo que recogieron los operadores municipales que participaron de la coordinación del encuentro, los visitantes hicieron hincapié en ciertos puntos altos como la ubicación de los stands, la gastronomía, los sanitarios, la seguridad y los puestos de información.

La tradicional cita rosarina es importante para la transmisión de las distintas culturas como para las agrupaciones en sí. Esto se debe a que el impacto económico que tiene en las mismas es clave para el resto de las actividades que desarrollan a lo largo del año.

La Fiesta de las Colectividades es un festejo que crece exponencialmente desde su primera edición, en 1985. Con el correr de los años se erigió en uno de los acontecimientos culturales más populares e importantes del país. Así esta suerte de vuelta al mundo en 10 días hace que las raíces de los pueblos que forjaron la idiosincrasia de la ciudad se mantengan vivas, fuertes y generen lazos inquebrantables.