A riesgo de ser tomado por obtuso, cada tanto me propongo entender (ver, analizar) las cosas al revés de la lógica. Cuando digo al revés no me refiero a opinar distinto del interlocutor de turno, sino a opinar exactamente lo contrario, a poder decir: “es al revés, ¿viste?”.

Como ejemplo, vamos al mundial de Catar. ¿Debió hacerse allí o no? ¿Está bien participar de una fiesta en un ¿país? donde no se respetan los derechos mínimos? No importa ahora decir que esto ya sucedió, sin ir más lejos, en la Argentina del ´78. Lo que importa ahora es ¿Qatar? Y yo respondo que sí, que vale la pena. Y vale la pena justamente por el tema de los derechos humanos y etcétera. No solo por el fútbol.

Porque el asunto es: ¿a quién le importaba Catar antes del mundial? ¿Quién estaba preocupado por el atentado a los derechos humanos y de ese orden social horrible? La mayoría de los que se rasgan las vestiduras ahora ni siquiera tenían una idea muy precisa de dónde estaba ni quién gobernaba este curioso ¿emirato?

Y peor aún, pocos sabían (y a nadie importaba) que pobres diablos de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh o Sri Lanka, fueran tratados como esclavos y murieran como moscas en el trabajo de edificar esa nueva Babilonia. Hoy lo sabemos, y con datos, porque allí se está haciendo un mundial de fútbol.

Por eso este mundial tiene sentido. El sentido es poner en evidencia esas contradicciones, y no sólo las de los que hacen negocio a costa de cualquier vida, sino también de los que sobreactúan ante cualquier maltrato y luego se olvidan al instante. O ven el maltrato en el ojo ajeno, no en el propio.

¿Creen que exagero? Veremos cuánta gente sigue hablando de los derechos humanos en Catar y aledaños (porque lo de Qatar se repite en los países de la región), y de los esclavos que mueren para construir hoteles donde muchos vacacionarían con gusto cuando nadie los está viendo. Ya se los anticipo. Nadie.

De hecho, hoy estamos escandalizados de que en Catar no se puedan usar símbolos LGTB y que esté prohibido que dos personas se besen en la calle, pero nadie parece muy escandalizado de que este ¿reino? esté gobernado por una monarquía, el más retrógrado de los sistemas políticos.

Pero claaa… Cómo un inglés, un español, un belga o un dinamarqués podría protestar cuando ellos son gobernados por monarquías (casi tan) horribles. Sería como hablar mal de sus gobiernos y de sus países también. Vean todo lo que aprendimos porque se está haciendo un mundial en ¿Catar o Qatar? Ah… y sobre los seis mil muertos no hay que preocuparse más de la cuenta. Son anónimos y los olvidaremos (de hecho ya los olvidamos) apenas termine el mundial.

Otra curiosidad que aprendimos (por ver las cosas al “vesre”) es que, así como esta monarquía espantosa molesta menos que la prohibición de prodigarse amor en público, casi nadie de los indignados hacer mención a la religión como el origen del problema y de la represión hacia la mujer y hacia las “desviaciones sexuales”.

Es que, como buenos liberales que somos, no nos oponemos al derecho de nadie a decidir en qué Dios creer y el libre albedrío de elegir… bla… bla… bla. Porque eso vendría a ser, también un derecho, aunque luego salga torcido. En fin...

Y todas estas contradicciones las vemos porque se está haciendo un mundial en Catar. Gente respetuosa de las patéticas monarquías europeas se rasgan las vestiduras ante la crueldad de esta monarquía qatarí. Gente que hace poco manifestaba su admiración ante esa vieja de mierda que era la reina de Inglaterra ahora te corre con los derechos humanos en Qatar. Andá…

Estoy seguro de que nada dirían de hacerse un mundial en Inglaterra, que tiene colonias en medio mundo y en Argentina también. Vean como hacer un mundial en Qatar también sirve para desenmascarar caraduras y caradureces de este tipo.

Es cierto que este obsceno espectáculo en HD construido sobre tanta muerte y represión, es duro de tragar. Pero, ¿por qué nadie reclamó por Guantánamo cuando se hizo el mundial en EEUU? La situación de los derechos de las minorías en Rusia tampoco era para tirar manteca al techo, sin embargo, a nadie le preocupó demasiado.

Me dicen por cucaracha que lo del mundial en Qatar es un negocio. Uh… qué notición. Y agregan que la FIFA es una mafia. Fuaaa… Qué bueno que se hayan enterado. Este mundial ha servido también para que los que solo ven las noticias que les conviene, ahora se preocupen por el sucio negocio del fútbol y la suciedad de sus titiriteros. Vean todo lo que aprendimos porque prohíben a dos personas besarse en la calle.

Catar pasará y todo lo que nos importará dentro de unos meses será ver si hay alguna oferta de ocasión para visitar ese bello y curioso lugar del mundo al que yo nunca iría a menos que se realice allí un mundial. ¿Que ya se hizo? Entonces no voy nada.

 

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