Canta Silvio Rodriguez que “El reparador de sueños” afloja odios y aprieta amores… y que llega hasta la persona, hasta todo el pueblo, hasta el universo.

¡¡¡Cuánto necesitamos a este reparador!!!

Quizás fue como acción reparadora, en medio del aislamiento social, que necesitamos juntarnos para apretar amores. Amores, convicciones, deseos, sueños, principios.

Y de esa “juntada” surgió un movimiento asambleístico mediado por la tecnología, que reunió a trabajadores de Salud en el horizonte de la Salud Colectiva y la comunidad.

Como era necesario tomar nota de lo que decíamos y debatíamos, cinco integrantes de esa Asamblea nos dimos a la tarea de editar un boletín: “Hilo Rojo”, que circuló por whatsapp, por mail, por la radio y nos sostuvo en épocas en las que el contacto físico era un peligro sanitario y en la que recibíamos a diario las noticias de muertos e internados en UTI.

Ya cuando no usábamos más las mascarillas, llegó la idea de poner en papel lo que habíamos escrito, y agregar algunos textos como Prefacio y Postfacio. Y así, El Hilo Rojo de la pandemia inscribe la voz de los trabajadores por la Salud Colectiva y la comunidad.

¿Se puede hacer una tarea colectiva con quienes solamente nos conocimos por pantallas? Sí, se puede. Y la muestra es que recién hoy puedo tener contacto físico con dos de los autores de este libro. Recién hoy puedo abrazarlos, pero habiendo trabajado juntos durante dos años.

Es que la fuerza de la necesidad de discurso es más fuerte que las distancias geográficas, físicas. Es que lo que une a las personas es la fraternidad en el discurso y no las identificaciones que, a veces (las más), pegotean y anonimizan.

Hacer un colectivo que aloje singularidades no es tarea fácil, pero es la única manera de lograr rescatar la fuerza del deseo y el norte de la causa de cada uno para alimentar un Común que no suture los vacíos que quedan entre uno y otro y que son los que impulsan el movimiento.

Construir lo colectivo sin dejar de sostener al sujeto es la apuesta. Separados-juntos. Mantener esta lógica en nuestras prácticas implica no perder el singular en el universal disfrazándolo de particular.

Vaya esta apuesta para todxs esxs trabajadores con quienes compartimos los momentos pandémicos.

Vaya el recuerdo y homenaje a los compañerxs y a todxs los que murieron a causa del Covid.

¡Aflojemos odios y apretemos amores!, para que el porvenir nos encuentre trabajando por producir salud y un buen modo de vivir, enredados en hilos rojos.

*Este texto fue elaborado para la presentación del libro El hilo rojo de la pandemia, que la autora escribió junto a Jorge Kohen, Lucas F. de Candia, Ariel Blajos y Milena Marro. Ese día, en la presentación, Marité se descompensó y falleció a la mañana siguiente. Era médica psiquiatra, doctora en Psicología por la Universidad Nacional de Rosario, practicante del Psicoanálisis, directora de la Maestría en Psicopatología y Salud Mental de la Facultad de Ciencias Médicas y del Centro de Estudios e Investigaciones Psicoanálisis y Discursos Contemporáneos de la Facultad de Psicología. Fue coautora de Razones de psicoanalistas en prácticas comunitarias (1994, UNR Editora) y Lo femenino en la clínica (2008, Laborde Editorial). Su extenso currículum da cuenta de apenas una parte de su contribución a la salud mental como construcción colectiva. Esta publicación es también un homenaje.