La gran olla de las ideas y las reflexiones que se "cocinan" en esta orilla del mundo tiene su feria temática. La primera edición de la Feria del Libro de Humanidades y Ciencias Sociales (FLHU) se realizará este domingo, de 12 a 20 horas, con entrada libre y gratuita, en Alsina al 400 (entre Bolívar y Defensa). Con el paisaje urbano del Casco Histórico de la Ciudad como entorno, participarán más de veinte editoriales (Fondo de Cultura Económica, Siglo XXI, Prometeo, Godot, Caja Negra, Gourmet Musical, Cactus, El cuenco de Plata, El Colectivo, Del Signo, Las Cuarenta, Marea, Eterna Cadencia, Ciccus, Biblos, Corregidor, La Cebra, Unsam, Sudestada, UNQ, Eduvim, La Crujía y Clacso). Además habrá charlas, presentaciones, shows en vivo y reabrirá el histórico café La Puerto Rico para sumarse como anfitrión de esta primera edición, organizada por Raúl Carioli (Editorial Prometeo) y Edio Bassi (Fedro Libros). La FLHU cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires a través de su Programa Calles Culturales Microcentro e Impulso Cultural.

La programación arrancará a las 14 con música rioplatense: Dj Barby Aguirre abrirá la pista con su Set de Vinilos y Las Lonjas de San Telmo cerrarán con una pasada de Candombe. Después, a las 16, Marina Franco y Débora D’Antonio conversarán sobre la película del año: Argentina, 1985, la Historia y los Derechos Humanos. A las 17, con los ecos del mundial de Qatar como música de fondo, Pablo Alabarces analizará la importancia del fútbol en la cultura popular. A las 18, Rita Segato y Rodrigo Álvarez analizarán las Ciencias Sociales en la Argentina y en Brasil. En el Día Mundial del Tango, La Puerto Rico presentará a las 19 su ciclo de shows al aire libre con los bailarines Flavio Catuara, Gladis Barreiro y Carla Marano.

El libro y las palabras

Argentina es el país de Iberoamérica que más libros de ciencias sociales y humanidades produce años tras año. Carioli, de la editorial Prometeo, reflexiona sobre las razones por las cuales el país está a la cabeza de la edición en estos rubros. “Tenemos universidades públicas y democráticas, una historia con ellas, un proceso larguísimo en el que los sectores medios pudieron enviar a sus hijos a educarse en buenas instituciones, en que el Estado asumió que esto era una actividad indelegable y necesaria”, recuerda el editor y organizador de la FLHU y agrega que la relación entre una élite afrancesada y europea “permitió que llegara gran cantidad de bibliografía a nuestras tierras desde siempre”. Pero también hay otros elementos que destaca. “La renta diferencial de la tierra garantizó ingresos vastos a muchos migrantes que les permitió no solo educar a sus hijos, sino también un entramado cultural cosmopolita y amplio, con redes en el viejo mundo, con propuestas variadas y mucha actualización. Eso generó un magma que, a la vez, se sumó a una tradición editorial vastísima y diversa -explica el editor y organizador de la feria-. También tuvo mucho que ver la instalación profunda del psicoanálisis en nuestro país, que trabaja con la palabra. El libro es una de las formas en que la palabra se transmite, en que las ideas se discuten, mutan, se tornan proyectos y vuelven a ser propuestas y construcciones. En todo ese proceso el libro juega roles. Las humanidades, la universidad pública, las discusiones, los teatros, el cine, la politicidad, el psicoanálisis, las librerías. Un gran entramado que sería difícil que se explique por separado. En ese mundo basculan las humanidades todo el tiempo, y aportan lo suyo a la gran olla de las ideas y las reflexiones que se ‘cocinan’ en esta orilla del mundo”.

Los sueños de los editores

Carioli plantea que la pandemia fue “contradictoriamente” un buen momento para muchas editoriales pequeñas, para las librerías de barrio y para que las ideas circularan a la espera de que se volviera a la “normalidad”. Pero los viejos problemas han regresado en este tiempo de pospandemia, como la concentración editorial en pocas manos multinacionales y la crisis económica endémica del país que hace complicados los proyectos. “Complicado no es imposible, y aquí estamos mostrando la increíble vitalidad de las editoriales nacionales de ciencias sociales y humanidades”, aclara el creador de la editorial Prometeo. “Las editoriales y el mundo de las librerías es tan sólido, ordenado y enérgico que hemos logrado sobreponernos a una crisis que tiene ya casi diez años, a la desaparición de las compras de bibliotecas institucionales, a la imposibilidad de exportar porque existe un ‘doble dólar’, que es una doble imposición para este sector porque nos iguala a sectores como los sojeros, los exportadores de automóviles y las vitivinícolas; sectores con grandes subsidios del Estado y grandísimas ganancias que nuestro sector, por supuesto, no tiene. Y todo eso sin hablar del precio del papel, principal insumo de esta industria que se ha duplicado en dólares en los últimos seis meses”. 

El librero Edio Bassi, de Fedro Libros, dice que en pandemia y pospandemia, “las librerías independientes, las que están más vinculadas a su barrio y tienen una conexión directa con su entorno, se vieron fortalecidas, no solo por la cercanía sino como orientadoras de lectura y como punto de encuentro”. Para que esto sucediera las pequeñas librerías tuvieron que actualizar los canales de comunicación, la atención virtual y el envío a domicilio. “La librería cumple hoy su función de atención personalizada, tanto en forma presencial como virtual, o sea híbrida, algo que sucede en muchos otros sectores”, compara Bassi.

“Las Ferias son el modo en que los editores podemos mirar a los ojos a los lectores, saber qué libros les interesan, pulsar los deseos y revisar los catálogos de modo directo y sorprendernos con los potenciales de cada proyecto que estamos desarrollando”, precisa Carioli y cuenta que los editores tienen colecciones y estrategias de largo plazo y que muchas veces están tres o cuatro años hasta que logran que una idea se transforme en un libro, que un autor orden un plan de trabajo o que una editorial extranjera les venda sus derechos. “Los editores soñamos relaciones entre libros, los imaginamos interactuando, jugando entre ellos y siendo origen de otros nuevos que los acompañen en una colección -revela el editor de Prometeo-. En todos estos casos la Feria nos permite conocer si nuestras fantasías y trabajo condicen con lo que le está interesando al público en una coyuntura. Este año han vuelto a multiplicarse las Ferias en pueblos, plazas, universidades y municipalidades. Eso habla de la mágica relación de la gente con la palabra escrita”.