El Parlamento de Turquía aprobó en votación prorrogar tres meses más el estado de emergencia vigente desde el fallido golpe de Estado perpetrado hace justo un año. Es la cuarta vez que la legislatura vota extender la medida, implantada el 20 de julio del año pasado, cinco días después de la asonada, con el motivo de luchar contra las redes de simpatizantes de los golpistas en la Administración. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, adelantó la semana pasada que el estado de emergencia no se levantaría “hasta que no termine la limpieza” de elementos golpistas en la administración pública. Pero agregó, entonces, que la medida, que permite gobernar por decreto y bloquea el recurso judicial a cualquier decisión tomada, también se usa para luchar contra la guerrilla kurda e incluso para evitar que haya huelgas en la industria. Ayer prometió “arrancar la cabeza” a los instigadores del fallido golpe militar, que el gobierno atribuye a la cofradía del predicador exiliado Fethullah Gülen. El estado de emergencia se extendió gracias a la mayoría absoluta del Partido Justicia y Desarrollo AKP, la formación islamista dirigida por Erdogan, mientras que el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), el mayor de la oposición, votó en contra. 

El viceprimer ministro, Nurettin Çanikli, confirmó ayer que hasta ahora, 111.240 empleados públicos fueron destituidos por supuestos vínculos con la cofradía del predicador Fethullah Gülen, al que Ankara responsabiliza del alzamiento. Algunas estimaciones anteriores hablaban de casi 140.000 empleados, cifra que incluye a 21.000 profesores de la enseñanza privada, a los que se les retiró la licencia pedagógica. Çanikli se mostró convencido de que aún falta un gran número de funcionarios por purgar y subrayó que sólo el estado de emergencia hace posible tomar esta medida manteniendo el necesario secreto.

“Con el último decreto se destituyó a 7.400 personas (el viernes pasado). Sin estas condiciones habríamos tardado quizás uno o dos años para ello”, dijo el viceprimer ministro en el Parlamento. La votación se aprobó gracias a la mayoría absoluta del Partido Justicia y Desarrollo AKP, la formación islamista dirigida por Erdogan, mientras que el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), el mayor de la oposición, votó en contra. 

Erdogan, que fue criticado por la comunidad internacional por la dureza de la respuesta, también dijo que el estado de excepción, que permite gobernar por decreto y bloquea el recurso judicial a cualquier decisión tomada, permite además luchar contra la guerrilla kurda e incluso evitar que haya huelgas en la industria. El gobierno turco señaló como responsable de la sublevación al predicador turco Fethullah Gülen, que vive en Estados Unidos, y declaró “organización terrorista” al movimiento Hizmet, que conduce el clérigo.

En su discurso ante una multitud en Estambul, Erdogan acusó tanto a la “Organización Terrorista Fethullah Gülen” (FETÖ) como al proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda, y al Estado Islámico (Dáesh en sus siglas árabes), de hacer causa común. “Sabemos quién está detrás de FETÖ, PKK y Dáesh. Lo primero que haremos es arrancar la cabeza a esos traidores”, señaló el presidente durante la ceremonia celebrada en un extremo del puente del Bósforo y transmitida en directo por la cadena NTV.

También reiteró su postura a favor de la pena de muerte, abolida en Turquía en 2004, y aseguró que firmaría una enmienda constitucional para reintroducirla si el Parlamento la votara. El actual reparto de bancas en el Parlamento, con dos partidos opositores firmemente opuestos a la pena capital, no permite aprobar la enmienda sin un referéndum, y además sería imposible aplicarla del forma retroactiva a los golpistas.

Erdogan pronunció un discurso ferviente lleno de alusiones a la fe de los civiles que se enfrentaron a los tanques sin armas, solo con banderas en la mano. “Su única arma era su fe, mientras que enfrente, los golpistas, no tenían fe”, dijo el presidente, al recordar que “los que hacen la ‘yihad’ en nombre de su patria irán al paraíso”, citando versos del Corán. “Dios, no nos dejes sin musulmanes”, citó Erdogan un conocido rezo, enalteciendo el valor de las 250 personas muertas en la asonada en el bando antigolpista, la gran mayoría civiles, aunque entre ellas también se hallaban 63 policías y tres soldados.