Tras la experiencia de 2021 de editar su tercer disco en formato de cassette, la pareja de payasos Sin Julepe, un combo que lleva en su ADN el arte callejero, lanza su cuarto registro bajo la antigua modalidad del disco simple –con una canción por lado-, siempre con el objetivo de poner en contacto a las infancias con estos objetos con los que sus padres aprendieron a relacionarse con la música. “Siempre editamos en formato físico. Con lo físico apostamos al ritual, a tomarse un tiempo, parar la pelota, sentarse, escuchar música, conectar con los hijos”, sintetizó Jonatan Negro, el artista que bajo el nombre de Carota conforma el dúo que completa Mercedes Hernández, o Marchiquita bajo el correspondiente ropaje de payasa.

Precisamente, la propuesta integral de Sin Julepe desde su conformación en 2016, la cual lleva a plazas, calles y reductos de distintas ciudades, apunta a recuperar el tiempo y los espacios para lo lúdico. “Lo principal es el juego; que la familia reconecte para jugar. También la importancia de tomarse el tiempo para hacerlo, porque esto de la ansiedad no es algo que solo tienen los niños, sino también los adultos. Es importante dejar de lado el teléfono y tomarse tiempo”, destacó Carota.

El concepto pareciera reforzarse aún más con la letra de las dos nuevas canciones “Son diferentes” y “En el espacio”, con las que su autor afirma “estar ayudando a nuestros hijos a encontrar un lugar en el espacio, los estamos abrazando para que puedan hacerlo”. De esta manera, el dúo afianza aquella idea inicial cuando el matrimonio de payasos hizo finalmente base en nuestro país, tras años de giras por todo el mundo, y decidió “cruzar el límite de no trabajar juntos” para constituirse como Sin Julepe.

Hasta allí, Jonatan Negro contaba con una larga trayectoria iniciada décadas atrás como malabarista en semáforos, en tiempos en que estudiaba teatro; y a la que le fue dando forma con una rutina de payaso que pulió en las calles. Por su parte, Mercedes Hernández integró durante muchos años el elenco del Cirque du Soleil, en donde fue la payasa principal en los espectáculos Varekai y Amaluna.

Las largas temporadas en países lejanos obligaron a Negro a replantear sus rutinas: “Acá, cuando hacía calle, hablaba un montón, pero en un viaje que hacemos con Mercedes, que va con el circo a Filipinas, llego hablando poco y nada de inglés, quise hablar y me la di contra la cabeza. Me di cuenta que tenía que reconstruirme. Me pasé más a lo corporal, conectando con la música, con el cuerpo, para que el humor sea universal, porque en definitiva todos nos reímos de las mismas cosas”.

Pero el cuidado puesto hasta el momento de “no trabajar juntos” cedió finalmente a partir de unas canciones surgidas en 2016, que primero pidieron ser registradas en un estudio y luego ser presentadas en vivo. Así nació Sin Julepe, o lo que una de sus mitades gusta definir como una “pyme familiar”. “Ahora nos dividimos las tareas. Arriba del escenario, ella es la frontwoman, la que se carga el espectáculo al hombro, y yo compongo las canciones; pero no soy músico, soy payaso, más allá de que grabamos cuatro discos. Somos personas que se suben arriba del escenario a jugar a que hacen música”, dijo Carota.

Sin Julepe, que también ha pasado por escenarios como el Centro Cultural Kirchner, La Usina del Arte, Tecnópolis y distintos teatros, viene de presentarse en Mar del Plata y Chapadmalal, y recorrerá en las próximas semanas varias localidades del conurbano.

Mientras tanto, planea la presentación formal para abril de su cuarto disco, el simple de una canción por lado, a la vieja usanza, en un espacio cultural ubicado en Villa Ballester. Para la ocasión, se planea un sorteo de uno de los vinilos de siete pulgadas y de un tocadiscos para su reproducción. Como para que el juego siga girando.