A comienzos de febrero de 1998, el canal MTV puso en rotación un curioso videoclip que mechaba la vida en carne y hueso con la animación, alternando además el blanco y negro con destellos de colores. En el clip se puede ver a dos muchachos vestidos con esos antiguos trajes de aqueólogos caminando por la ciudad de Nueva York. De pronto, se topan con varios osos panda de peluche y se dan cuenta de que en el medio hay un pequeño mono con una remera que lleva inscripta las palabras “Sexy Boy”. Cuando intentan agarrarlo, comienza un viaje alucinante donde el primate crece de tal manera que se convierte en una especie de King Kong. Entonces se le puede ver deambulando por la sede de las Naciones Unidas e incluso volando hacia la Luna. Todo esto sucede mientras la canción versa en francés: “¿Dónde están tus héroes con cuerpos atléticos? ¿Dónde están tus ídolos sin afeitar y bien vestidos?”.

El tema en cuestión se llama “Sexy Boy”, y presentó al mundo a otro dúo francés que apelaba por la música electrónica para llevar adelante su relato sonoro. Sin embargo, a contramano de Daft Punk, que había revolucionado las pistas de baile unos años antes y había ubicado a Francia en el centro de la vanguardia sonora, Air hacía honor a su nombre al cultivar una propuesta que bajaba tres cambios. Y lo hacía apostando por la psicodelia y las ambientaciones, al mejor estilo de las bandas de sonido cintematográficas, lo que no le restaba groove. Así lo demostró en su siguiente single, “Kelly Watch the Stars”, con el que el dúo volvió a hacer uso del recurso audiovisual para cautivar al público. En este caso, el eje del video era una partida de ping pong, en cámara lenta, protagonizada por dos chicas, lo que aludía a una estética gravitacional, traducida por el cineasta Mike Mills (el mismo que en 2021 dirigió a Joaquin Phoenix en la película C’Mon, C’Mon).

Además de los dos anteriores temas, el grupo originario de Versalles le encargó a Mills el video de “All I Need”, tercer y último corte promocional de Moon Safari, disco debut de Air que el pasado 16 de enero cumplió 25 años de su lanzamiento. Si en 2008 el laboratorio sonoro de Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel celebró el décimo aniversario de este álbum con un documental y un CD que incluyó bonus tracks y remixes, este miércoles 1° de febrero lo hará con la publicación de un vinilo de 180 gramos y prensado en color Sea of Tranquility. También incluye un folleto de notas, a cargo de la escritora Sophie Frances Kemp, surcos cortados por Marie Pieprrzownik, y una impresión artística hecha por Mills, quien, aparte de realizador audiovisual, es diseñador gráfico. Esta reedición sólo se podrá encargar a través de la plataforma Vinyl Me Please.

Después de la salida de su sexto álbum de estudio, Le voya dans la lune, en 2012, Air no publicó ningún otro disco de canciones. Sin embargo, dos años más tarde el Palacio de Bellas Artes de Lille les confió la banda de sonido (la otra que tienen en su haber es la del film The Virgin Suicides) de su proyecto Open Museum, que llevó por título Music for Museum y que contó un tiraje en vinilo de mil copias. En 2019, durante una entrevista, le preguntaron a Nicolas Goldin si su grupo sacaría otro álbum, a lo que contestó: “Si somos capaces de encontrar la magia, iremos al estudio. Pero si no, nos haremos a un lado y dejaremos que otras persons hagan esos discos mágicos”. Ante el temor de hacer un disco deficiente y de magullar esa “magia”, la dupla se dedicó a revisitar su obra. Y para muestra estuvo la conmemoración en 2021 del décimo aniversario de su segundo disco, 10 000Hz Legend.

Esta decisión no implica que Air se haya separado, a diferencia de Daft Punk, que anunció en febrero de 2021 el final del proyecto (la semana pasada, Thomas Banglater, integrante del binomio, sorprendió con el anunció de su primer disco solista, Mythologies). Sin embargo, la reedición de Moon Safari es, más que oportuna, un acto de justicia. Y es que se trata de uno mejores álbumes que vio la luz en los '90. No sólo por la originalidad de su estética sonora (cóctel de música clásica, vocoders, líneas de bajo trepidantes, sintetizadores analógicos, voces sensuales y texturas lujuriosas), sino que también terminaba de condensar una escena que se venía pidiendo cancha durante esa década: el downtempo o chill out. De ella que también llegaron a ser parte artistas como los británicos Zero 7, los austriacos Kruder & Dorfmeister, los estadounidenses Thievery Corporation o los noruegos Röyksopp.

“Se siente como una secuencia de ensueño”, dice uno de los textos que acompaña a la reedición de esta obra maestra del pop electrónico. “En un momento estás caminando por una habitación empapada de luz rosa, mientras vestís de esmoquin. Y en la siguiente te zambullís desnudo en la pileta del vecino, junto a la persona de la que te enamoraste en la secundaria. Es un estado de ánimo en el que querés vivir para siempre. Es una revelación. Es música de conversación para un futuro mejor”. Entre abril y junio de 1997, el dúo estuvo en París definiendo esa decena de canciones. Su ingreso en el estudio coincidió con la primavera cultural que atravesaba la capital francesa. “Eso no sólo sucedió en la música”, explicó Dunckel. “El diseño gráfico, el cine y la moda estaban vivos. En 1994 pensaba que nada de esto podía suceder. Hasta que escuché Dummy, de Portishead. Ahí supe que podíamos hacer eso”.

Una vez que enviaron a fabricar el disco, nunca imaginaron que se transformaría en un éxito mundial instantáneo. Ni tampoco midieron sus consecuencias. Incluso en la Argentina, donde el tema que abre ese repertorio, "La Femme d’Argent", terminó por darle nombre a una banda local. “Su repercusión fue un poco violenta para nosotros”, reconoció Dunckel, quien actuó en Buenos Aires con Air en 2010 y en 2016. “La música de ese disco no es accesible ni fácil de discernir. El formato es extraño, las voces son extrañas, los temas son extraños”. Justamente su rareza y particular lectura retrofuturista cautivó a David Bowie y Madonna, pasando por Sofia Coppola. Con el tiempo, eso se volvió un inconveniente, porque hasta el público más escéptico esperaba la segunda parte de Moon Safari. “Estamos orgullosos de disco, pero costó entender que no podíamos estancarnos en esa propuesta”.