A simple vista, cualquiera diría que son meros objetos cotidianos que no revisten mayor importancia; incluso -porque el tiempo no pasa en balde- que han visto mejores días. Finalmente, ¿qué pueden tener de especial un colador viejo, tenedores de plata que han perdido brillo, una pierna prostética muy gastada, un escapulario, una caja de fósforos, una camisa verde que empieza a deshilacharse, guantes de cuero, un cepillo, un llaverito…? Mucho, a decir de las artistas Jody Servon -con base en Carolina del Norte- y Lorene Delany-Ullman –con residencia en California-, autoras de Saved: Objects of the Dead, un proyecto que explora fotográfica y poéticamente el duelo y la memoria a partir de estos y otros elementos preciosos, irreemplazables para las personas que los conservan por su valor sentimental, en tanto pertenecieron a seres queridos que ya han muerto.

“Fotografiados individualmente sobre un fondo blanco, con especial atención al evidente desgaste de su superficie, cada objeto encarna una presencia y una biografía únicas”, ofrecen las mentes detrás de Saved, que acompañan cada imagen con un petit texto que cuenta qué recuerdo evoca ese elemento, a los fines –dirá la dupla- de hablar sobre la universalidad del duelo. La idea, por cierto, fue concebida por Servon hace ya varios años, poco después de que falleciera su padre y tres amistades cercanas, desoladora situación que la hizo reflexionar sobre “las huellas que una deja atrás cuando parte y cuáles podrían resultar significativas para nuestro círculo inmediato”.

“Una puede encontrar comunidad en el dolor y la pérdida a través del gesto bastante universal de aferrarse a algo familiar, a reliquias que de algún modo representan a aquellos que amamos pero que hemos perdido”, señala Delany-Ullman. Así las cosas, aclara que lo que aprendió del proyecto -que recientemente se editó en formato fotolibro- es que “cada persona experimenta el duelo de una manera distinta. Es un proceso fluido marcado por el amor, la nostalgia, la conmoción, también el humor y la sorpresa, a veces el arrepentimiento”.