“¿Por qué nos eligen? Porque Rival Sons es una banda increíble”. Jay Buchanan desecha la falsa modestia para justificar por qué tantas leyendas convocan a su banda para hacer de soporte. Después de Deep Purple, AC/DC, Iron Maiden y Aerosmith, este año a esa lista se sumó Black Sabbath, después de que en 2014 Ozzy y Sharon Osbourne los vieran en los Classic Rock Awards. Con predilección por los riffs monolíticos pero sin abusar del fuzz en sus cinco discos de estudio, el repertorio de Rival Sons no llega a encuadrar dentro de lo que se denomina “música pesada”, sino un acercamiento anfetamínico al rock clásico de Led Zeppelin y el rhythm & blues. “Toquemos antes de quien sea, tratamos de ser genuinos. Creo que por eso nos eligen, porque damos todo lo que tenemos, y lamentablemente hoy eso es raro en una banda de rock”, dice el cantante. “Hablo por mí y por el resto del grupo. Son asesinos totales. Me hace feliz saber que nos asignan esa responsabilidad, es un honor compartir escenario con estas leyendas”. 
El cuarteto californiano debuta en la Argentina casi como una yapa. Pero hay para pensar que tienen algo más para dar, sobre todo al bucear en Great Western Valkyrie, su disco de 2014. Hollow Bones, el más reciente, profundiza el surco trazado hace dos años hasta confirmar que Rival Sons tiene con qué izar su propia bandera. En ese marco de ortodoxia rockera, y sin mayores pretensiones, las influencias del conjunto formado en Long Beach en 2009 son fácilmente rastreables. El cantante elige una referencia musical y moral: “Hay un vacío enorme entre esa generación de bandas legendarias como Sabbath y las nuevas”, dice. “Nuestro trabajo es mantener viva esa llama. The Black Crowes hizo eso, lo que la transformó en una banda muy peligrosa. Cuando escribo una canción sólo quiero poder contar una buena historia, porque la gente quiere escuchar algo real, músicos haciendo cosas reales, y lamentablemente eso no abunda hoy”. Convencido de que la suya es una misión de rescate, Buchanan descarta el dogmatismo al hablar de influencias: “Me gusta The Carpenters y ABBA, porque es música pop súper edulcorada, pero sé apreciar una buena canción, una sólida ejecución, o cuando un tema fue bien producido. Amo a la mayor parte de la música”.
–Se dice que sus presentaciones en directo son muy enérgicas. ¿En algún disco pudieron transmitir eso?
–No creo que ninguna grabación represente lo que hacemos en vivo. Somos una banda de vivo, y grabar en un estudio es un proceso diferente. En Hollow Bones diría que “Black Coffee” es la que más se acerca. 
–Si son una banda de vivo, ¿en qué se enfoca cuando graban?
–Cuando uno graba un disco debe tener un solo objetivo: hacer las mejores canciones que pueda y ejecutarlas lo mejor posible, para representar quién es uno y en qué momento está como artista. Tratar de cultivar la personalidad artística. 
–¿Por qué cree que no es común que una banda de rock dé todo en un escenario?
–Porque dar todo es trabajo duro. Lo más fácil es guardarse. Y la mitad de la gente que no da todo, ni siquiera está haciendo un buen negocio. Mucha de esta gente no nota la diferencia, actúan como rockeros, actúan como músicos, actúan arriba del escenario. Son actores que esperan que uno les crea. No creo que seamos ese tipo de banda, cada cosa que hacemos es rápida, relajada. No ensayamos mucho ni somos muy calculadores. Eso tiene costos y beneficios, por supuesto.