La fundación Heritage publicó el Índice de Libertad Económica 2023, el cual es utilizado por los libertarios con el objetivo de demostrar que los países “más libres” son los que tienen un mayor crecimiento y que esto se da gracias a la mínima intervención del Estado, los bajos impuestos y las privatizaciones, entre otras cosas. Una publicación a la que constantemente alude Javier Milei,pero que está repleta de inconsistencias. 

¿Qué es el Índice de Libertad Económica?

El Índice de Libertad Económica (ILE) es elaborado por Heritage Foundation, una entidad que plantea la defensa de los principios de libertad individual y económica. A través de su índice, evalúa en qué medida las instituciones y las políticas de un país se ajustan al ideal del Estado limitado

El puntaje surge del promedio simple de cuatro aspectos: la “Regla de la Ley”, medida a través del derecho de propiedad, la efectividad judicial y la integridad del Gobierno; el “Tamaño del Gobierno”, evaluado según la Carga Fiscal, el Gasto Público y la Salud Pública; la “Eficiencia regulatoria”, calculada a través de las libertades para hacer negocios, trabajar y operar financieramente; y por último, la “Apertura de mercado”, evaluada en función de los grados de libertad financiera, para comerciar e invertir.

Las inconsistencias del ILE

Todos los indicadores valen lo mismo, por eso es posible que países con altas regulaciones e impuestos ocupen puestos más altos que otros, donde hay menos intervención estatal. Por ejemplo, Dinamarca tiene un puntaje bajo en gastos gubernamentales pero puntúa muy bien gracias a la seguridad, el nivel de educación y la existencia de infraestructuras, que no casualmente son producto del Estado de Bienestar y de una distribución más equitativa de la renta

Incluso, a pesar de ser el país con mayor presión fiscal de Europa (46,9% en 2021 según la OCDE), en esa área tiene un puntaje de 42,1 sobre 100, ya que este índice cuenta las tasas máximas del impuesto, no las medias. Por ende, no importa que se cobren muchos impuestos, sino que no se le cobre mucho a los ricos.

Factores como la baja corrupción o la fiabilidad del sistema judicial se ponderan igual que la facilidad para abrir empresas o los impuestos bajos. Como se trata de un promedio, si se obtiene una mala puntuación en corrupción o en sistema judicial, la nota va a bajar, por más que haya una puntuación más alta en aspectos directamente relacionados con la economía. Entonces, este índice valora positivamente la intervención del Estado en factores como un sistema judicial fuerte (que fundamentalmente resguarda la propiedad privada), pero a su vez baja puntos por tener impuestos altos. 

Los libertarios utilizan este índice para demostrar que los países “más libres” son los que tienen un mayor crecimiento económico. Pero ni eso logran reflejar con exactitud, ya que se puede corroborar que los países que más crecen en términos de PBI no son los mismos que lideran el ranking de libertad económica. Por ejemplo, en 2021 China creció un 8,1 por ciento y en 2022, un 3 por ciento. Sin embargo, en el ranking de libertad de 2023 aparece en el puesto número 154.

El ILE no sólo no mide la “libertad económica” sino que toma indicadores arbitrarios y no logra reflejar correctamente el éxito o fracaso de varios países. Así y todo, si se hace el ejercicio teórico de tomar como válido el índice y se lo compara con la evolución del PBI en Argentina, aparece una correlación pero inversa. En la mayoría de los años en los cuales el puntaje general de Argentina en el ILE sube, cae su PBI, y cuando baja en su puntuación, sube en su PBI. En definitiva, el índice no solo no mide lo que dice medir sino que encima no muestra, en el caso argentino pero tampoco en muchos otros casos, que la supuesta mayor libertad traiga aparejado el crecimiento de la economía.


Los países más libres del mundo y los paraísos fiscales

A su vez, el podio de los países más libres según el ILE son Singapur, Suiza e Irlanda. No casualmente los tres son considerados paraísos fiscales, según la ONG Oxfam. La OCDE define los paraísos fiscales como países que tienen falta de transparencia, impuestos mínimos o inexistentes sobre los ingresos, falta de un sistema para el intercambio de información y ausencia de actividades económicas sustanciales en el destino. En otras palabras, un paraíso fiscal se alimenta como un “parásito” de los ingresos que se generan en otros países. Por ende, no son fuente de un desarrollo genuino per se.

Además, el caso de Singapur, líder de este llamativo ranking, es bastante interesante. Si bien este país tuvo un alto crecimiento en los últimos años, no fue justamente por políticas liberales, si no por un plan de industrialización planificado por el Estado, entre otras cosas. A su vez, desde 1959 domina la política el Partido de Acción Popular, es decir, gobierna el mismo partido desde hace más de 60 años. 

En Singapur es habitual que se censure a los medios de comunicación y se encarcele a los opositores. Hay más de 40 delitos que se penan con castigos corporales y rige la pena de muerte, que es ejecutada a través de la horca. De modo que existe cierta correlación entre las ideas libertarias más extremas y los gobiernos autoritarios. En definitiva, este índice inventado por los propios libertarios no es más que un “sustento” en datos hecho a medida para difundir sus ideas. Una de las tantas falacias a las que nos tienen acostumbrados.

*Economista, miembro de FUNDUS. 

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