Con 23 títulos en Boca Juniors, Mariángeles “Chu” Cossar contó que, hasta la pandemia, no tenía idea de la cantidad de torneos que había logrado en el club de sus amores, incluso superando a Sebastián Battaglia. La capitana del equipo de vóley xeneize es traductora pública y está en el club hace 19 años. La MVP de la final de la Liga Argentina Femenina de vóley, en la que Boca derrotó a San Lorenzo al mejor de tres partidos, habló de todo.

–¿Qué sentís días después del triunfo?

–Estoy cansadísima después de tres días seguidos. Estoy feliz, muy satisfecha y contenta, fue muy demandante pero se disfruta más cuando se sufre tanto. No fue la Liga que mejor jugamos, pero ahí está lo más rescatable y admirable del equipo que cuando mejor jugó fue en los momentos más importantes del torneo.

–¿Qué tuvo esta Liga de diferente a otras?

–Al ser una de las pocas chicas grandes sentí más responsabilidad, no solo desde el resultado sino en la formación y en guiar al resto de mis compañeras. Cuando ganamos fue un alivio, una descarga muy grande. Cuando más me gusta jugar es en los momentos más importantes.

–¿Cómo se mantiene la motivación?

–El espíritu competitivo es muy importante. Es algo inherente a cada persona y es algo que transmite el cuerpo técnico. Yo no juego para competir, compito para ganar. Entiendo que somos Boca y tenemos que llegar siempre a las finales. Termina este torneo y lo disfruto, pero ya estoy pensando en ganar el próximo y eso es lo que hace que Boca sea un equipo tan competitivo.

–¿Qué significa ser la máxima ganadora de la historia del club?

–Boca es mi casa, es mi lugar en el mundo, me siento muy privilegiada al ser hincha y estar hace tanto tiempo en el club. Me cuesta ser consciente de eso, pero el día de mañana creo que voy a caer. No tenía idea de la cantidad de títulos, la gente me preguntaba y empezamos a hacer cálculos con el cuerpo técnico y la verdad que es una locura. Eso me motiva a seguir ganando cada vez más.

En marzo de 2020 jugadoras, entrenadoras, dirigentas y periodistas formaron el Colectivo Doble Cambio, un grupo para luchar por los derechos de las voleibolistas con el objetivo de lograr la profesionalización del vóley femenino. Con respecto a este tema Cossar comentó: “Lo más importante sería unificar las patas de la mesa: que las jugadoras, los clubes, las federaciones provinciales y la Federación de Voleibol Argentino puedan trabajar en conjunto. Hay miles de jugadoras federadas y desde las bases tiene que haber algo sólido para construir”.

–¿Podés vivir del vóley?

–Yo puedo porque el club me da la casa, si tuviera que bancarme el departamento no podría. Es imposible vivir del vóley en Argentina. Nosotras en Boca somos privilegiadas porque desayunamos antes de entrenar, podemos almorzar en el club y tenemos obra social, pero sabemos que en otros clubes no pasa.

–¿En qué momento está el vóley femenino?

–Se han mejorado cosas pero falta y lo que se mejora es porque estás ahí luchando, no es algo que surge naturalmente o por sentido común. Estamos mejor que antes, pero hay que hacer cambios estructurales muy grandes para que no sea necesario presionar todo el tiempo.

Con respecto a la temática de género, Boca está pasando por un momento particular ya que sumado a las denuncias contra Sebastián Villa, el ahora ex entrenador del equipo de fútbol femenino xeneize, Jorge Martínez, fue denunciado por abuso sexual por una empleada del club.

–¿Cómo te sentís cuando pasan estas cosas en el club?

–Las cuestiones de género son muy complicadas porque no se sabe tratarlas. Me genera mucha tristeza y más cuando pasa en un lugar en el que estoy. Me produce mucho dolor porque se pierde de vista a la víctima porque está el proceso de revictimización.

–¿Qué es lo que podés hacer desde tu lugar?

–Como referente del club yo lucho contra eso y también quedo expuesta. He recibido muchos insultos cuando la gente no tiene idea de cómo se lucha en cuestiones de género adentro del club para tratar de modificar esas cosas. La gente que me conoce sabe cómo me manejo. En cuanto se hizo la denuncia yo me acerqué a la persona que me tenía que acercar, pero no puedo salir en las redes a decir un montón de cosas porque se me piden respuestas a mí más que a las personas que se les tiene que pedir.

–¿Recibiste críticas por no expresarte en las redes?

–Cuando pasan estas cosas lo primero que yo hago es interiorizarme, preguntar y plantear lo que me pasa en el club. Me gusta ser consecuente con lo que pienso, con lo que digo y con lo que hago. Entendí que con lo que decía o dejaba de decir en redes debía ser muy cuidadosa por varias razones: es un tema muy sensible, conozco a la persona que hizo la denuncia y Boca está en un año electoral muy importante para el club. Cualquier cosa que yo dijera la iban a utilizar políticamente. Ya me pasó cuando hice un comentario de la gestión anterior, por lo cual no quería que vuelvan a usar políticamente lo que yo dijera. Hablé con las personas en privado con las que tenía que hablar y con eso estoy muy tranquila.

–¿De qué manera creés que se puede mejorar en este tema?

–Siento que faltan muchísimos pasos para dar, no solo en Boca sino en el deporte, en el país. Lo que puede ir cambiando con el tema es el acceso que se nos da para luchar por estas cosas. La gente se cree que porque yo apoyo esta dirigencia voy a estar de acuerdo con todo y cuando hay algo que no me gusta lo planteo y lo digo. Lo que yo siempre voy a querer es el crecimiento del club. 

Cossar publica en sus redes todas las semanas una colecta para una olla popular de La Boca que surgió durante la pandemia. Una vecina del barrio había perdido su casa en un incendio y conocía a la “Chu” porque su hija jugaba al vóley en el equipo de la Ribera: “Cristina se contactó conmigo para ver si con la llegada que podía tener en las redes sociales podían conseguirse cosas. Me enteré de que ella los fines de semana cocinaba para gente del barrio y le propuse que me pasara lo que necesitaba. Ahí salió la idea de poner un CBU todas las semanas para que la gente colabore y se empezó a hacer regular. Empezó con 30, 50 personas y ahora se acercan como 300 personas todos los domingos al mediodía”, contó la punta receptora que siente y quiere a Boca como pocos y pocas en la historia del club.